REPORTAJE: PATRICIA LÓPEZ NÚÑEZ/LALUPA.MX
Después de 8 años de vivir juntos, un adulto mayor tuvo que abandonar a su mascota, porque la pandemia le quitó las posibilidades de mantenerla y regresó a vivir con sus hijos. No fue el único caso, varios adultos mayores y parejas jóvenes “abandonaron” a sus perros y gatos con las organizaciones de rescate porque vendieron sus casas, no pudieron pagar sus rentas o ya no tenían posibilidad de mantenerlos.
La fundadora y presidenta de la Asociación Protectora de Animales (Apaqro), Carolina González, informó que en los meses de pandemia se incrementó en 10% la cantidad de abandono y las adopciones cayeron también en 10%, igual que los donativos de croquetas. Actualmente se tienen 92 perros y 19 gatos listos para adopción.
Ante la posibilidad de que muchos padres regalen mascotas a sus hijos con motivo del día de los Reyes Magos, Carolina pidió hacer conciencia de que los perros y gatos son seres vivos, así que solo se deben regalar de manera responsable, porque muchas especies pueden vivir más de 15 años y en caso de que decidan hacerlo, busquen las adopciones en los centros de rescate.
“Que no sean animalitos que llevan alegría en estas fechas y en junio nos lo estén dejando porque ya no lo pueden atender, porque creció sin control, porque no se ajusta a sus condiciones, porque no consideraron que es un gasto extra, son seres vivos a los que vamos a proporcionar comida, proporcionar atención médica, dedicarle tiempo y un espacio, que sean bien conscientes de que no es un juguete al que se le acaban las pilas”, señaló.
SIN TRABAJO, SIN CASA Y SIN MASCOTA
Antes de la pandemia, las explicaciones de quienes abandonaban a sus mascotas eran que “estaban esperando un bebé, que se iban a cambiar a una casa más pequeña, que en el condominio no aceptaban perros o gatos o que los habían encontrado en alguna calle”.
A partir del confinamiento por el Covid-19, estas explicaciones cambiaron. Las personas que acudieron a dejar a sus mascotas argumentaron problemas económicos: se quedaron sin trabajo, tuvieron que dejar sus casas y regresar a vivir con sus padres o a vivir con sus hijos y ya no podían mantenerlos pero no querían que se quedaran en las calles o desprotegidos.
“Hubo incluso los dueños de una casa que nos dijeron que la pareja a la que le rentaba se fue y les dejaron a los perros en la casa vacía, así que nos los trajeron para que no encargáramos de ellos. Hay situaciones en las que la gente ha perdido trabajo o uno de los familiares ha quedado sin trabajo y la carga de la casa ha quedado a una sola persona”, relató Carolina.
Aunque algunas personas acudieron durante la pandemia a intentar a adoptar a alguna mascota “porque tenían tiempo ahorita”, se les pidió ser conscientes de que en algún momento el encierro iba a terminar y debían asumir el compromiso de cuidar a esos animales con los espacios adecuados.
Las adopciones conscientes continuaron, pero en general disminuyeron en 10% durante los 9 meses del confinamiento, igual que los apoyos de croquetas y ayuda para vacunas o esterilizaciones de los animales.
SIN MÁS OPCIONES QUE EL ABANDONO
Durante la pandemia por primera vez hubo llamadas en las que la gente no tenía más opción que deshacerse de sus mascotas. Parejas jóvenes y personas solas tuvieron que dejar a sus compañeros de años porque regresaron a vivir con sus padres o sus hijos ante la imposibilidad de pagar sus rentas.
“Se volvieron las historias más comunes, gente que ya tenía un modo de vida y al regresarse a vivir a las casas de familiares ya no había espacios. Tenemos casos de personas adultas mayores que ya habían adoptado o tenían mascotas y no los pudieron llevar a casas de sus hijos”, expresó Carolina.
Uno de los casos más sentidos fue el de una perrita criolla que tenía 8 años de vivir con un adulto mayor que tuvo que regresar a vivir con su hijo y no podía llevarla. Por la edad, será difícil dar a esa perrita en adopción. También hubo reingresos, como una perrita que tenía muchos años con una señora mayor que también tuvo que regresarla para ir a vivir con su hija.
En esos casos, el mayor temor de los rescatistas es que las mascotas se queden muy tristes durante mucho tiempo, porque es común que dejen de comer y tarden en adaptarse a su nueva vida, ya que “el abandono sí les afecta, reconocen a una persona como su familia y al verse lejos de esa persona se ponen tristes, les impacta en su comportamiento, aunque sí logran adaptarse”.
Las condiciones económicas que dejó la pandemia, hicieron que por primera vez Apaqro recibiera un perrito Shih Tzu, French Poodle, labradores y pastores belga, que “mucha gente ve que los tienen entrenados en el ejército, las empresas de seguridad y piensan que los perros ya saben hacer esas cosas”.
“Esperamos que la gente adopte responsablemente, todos los animales se van vacunados, esterilizados, desparasitados, se les entrega una placa de identificación con los datos del refugio y se les dan 4 sesiones de entrenamiento para fomentar la convivencia y que cualquier problema se pueda solucionar para que sean sus hogares ya finales”, expresó.
Si te interesa adoptar una mascota, puedes escribir a adopta@apaqro.org