SILVIA TOVAR, CENTRO UNIVERSITARIO DE PERIODISMO DE INVESTIGACIÓN (CUPI)
FOTOS: CORTESÍA MARIANA MARTÍNEZ Y FACEBOOK
En menos de cuatro meses, Mariana pasó de quedarse sin trabajo y residir en Moroleón, Guanajuato, a tomar clases de un máster y vivir en “el corazón de Madrid”.
La joven fue notificada de su despido el 15 de julio mientras hacía “home office”; después, el 14 de noviembre comenzaba su posgrado, con clases presenciales, en la capital de España, al viajar a Europa por primera ocasión en su vida, logro que obtuvo en medio de la pandemia causada por el virus SARS Cov2.
Tras una “gran odisea” para conseguir su visa de estudiante en la embajada de España un día antes de su vuelo a Europa, Mariana Martínez Pantoja, egresada de Comunicación y Periodismo por la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ), arribó a Madrid, España, a principios de noviembre para iniciar un máster en Marketing y Comunicación Digital en el IMF Business School.
Antes de su llegada a España, Mariana sufrió “toda una odisea” que inició el 24 de agosto. Necesitaba conseguir una visa de estudiante, el problema comenzó cuando todas las oficinas de España en México estaban cerradas, y la que está ubicada en Ciudad de México solamente aceptaba la documentación por paquetería. La única comunicación fue por correo electrónico.
Envió su pasaporte y “pagué el visado. Nadie me respondía nada, ya habían pasado 60 días de que yo había enviado mis documentos. Dos días antes de mi vuelo estaba en Moroleón. Voy a ir a Ciudad de México al consulado y les voy a decir: o me regresan mi pasaporte o me dan mi visa”.
Sin avisarle a sus padres, Mariana viajó a CDMX, llevó consigo sus papeles en físico y llegó a la embajada. Una vez que logró entrar a las instalaciones, tras convencer y mostrar impreso un correo electrónico a los guardias, la encargada le informó que su expediente, junto con “muchos otros”, estaba perdido.
De manera que entregó los documentos que había impreso y así pudiera realizar el trámite en ese momento. Sin embargo, su pasaporte se encontraba “traspapelado”. Tuvieron que buscarlo entre cientos de expedientes y documentos pendientes de procesar, y esperar por la firma del cónsul, quien no se encontraba y tenía pendientes por firmar 50 documentos ese día, antes de las 2 p.m.
Con desesperación y lágrimas en los ojos, Mariana fue avisada 5 minutos antes de las 2 de la tarde, que el documento ya tenía la firma del representante de España en México. Por lo que, a 30 horas de que saliera su vuelo hacia Madrid, tuvo que regresar a Moroleón para hacer su maleta, despedirse de su familia y regresar a la capital del país para tomar el transporte que la llevaría a cruzar el Océano Atlántico la noche del 5 noviembre.
VIVIR EN LA ZONA DE ATOCHA, UNA VENTAJA
Mariana Martínez recibirá la “última parte” de su liquidación a finales de diciembre. Con sus ahorros, más dos becas que consiguió por el gobierno del estado de Guanajuato y una fundación, está pagando el 70% del costo del máster en el IMF Business School y sus gastos en Madrid, ciudad a la que llegó el 6 de noviembre.
Al aterrizar en el Aeropuerto de Barajas, contempló el lugar vacío, sin tiendas ni negocios o cafés abiertos, además solo podían entrar y salir únicamente quienes poseían un boleto de abordaje.
Reside en la zona de Atocha, por lo que puede estar comunicada por los diversos medios de transporte que se ubican a menos de una calle. Justo enfrente de su domicilio hay una estación de tren, autobuses y el metro. Los ha utilizado solamente para realizar trámites o visitas a trayectos más lejanos.
Pese al confinamiento, Mariana lleva su día a día con optimismo al continuar con sus estudios. “Me ponía muy triste porque me estoy perdiendo de todo. En este mes he aprendido a disfrutar el Madrid que estoy viviendo: he comido riquísimo, conocido muchísimas personas, no me he quedado con ganas de nada y he disfrutado muchísimo con prudencia”, expresa con sonrisas.
Por la cercanía con la universidad, Mariana camina para llegar. El IMF Business School optó inicialmente por llevar clases presenciales. Los estudiantes aceptados para el máster (50) fueron divididos en 4 grupos de 12 personas aproximadamente, eligieron salones que estuvieran bien ventilados y con suficiente espacio para separarlos en un radio de un metro por alumno.
La universidad adaptó las aulas como un estudio de televisión, de manera que, si el alumno por cuestiones médicas o de distancia debe tomar sus clases en línea, desde su casa podrá ver las clases en vivo, pues hay cámaras que están enfocadas al maestro. Además, podrá estar hablando y participando por medio de un pizarrón interactivo.
A pesar de ser la única mexicana, de igual manera su grupo está conformado por otros alumnos provenientes de Latinoamérica: una estudiante colombiana, otro proveniente del Ecuador y dos más que estudian el máster a distancia.
COVID-19: EN ESPAÑA NO HAY INFORME DIARIO NI “TAPETE SANITIZANTE”
Desde los requisitos a cumplir para llegar a España, Mariana debía de responder con las medidas de prevención establecidas por el país.
Antes de la pandemia, para poder viajar únicamente era necesario contar con pasaporte, sin embargo, ahora solo puedes llegar si posees una visa de estudiante, resides ahí o eres español.
También, no había necesidad de aplicarse una prueba PCR, fue hasta el 3 de diciembre donde se decretó que aquellos que provenían de un país de riesgo debían hacerlo, hasta ahora para un mexicano no es un requisito obligatorio.
Así como en México, hay reglas generales a lo largo del país, pero hay unas en particular para cada estado. Para el caso de Madrid, Mariana señaló que hay toque de queda a las 11 de la noche y dura hasta las 6 de la mañana, de manera que, si la Guardia Civil te encuentra circulando fuera del horario establecido podrá establecer una multa de mínimo 600 euros.
Todos los establecimientos están abiertos y se limitan a grupos de máximo 6 personas, con excepción de “antros y discotecas”, los cuales se han convertido en restaurantes únicamente.
Para su sorpresa, “aquí en España no existe tapete sanitizante, hay gel en todos lados, pero es decisión propia si te quieres poner o no, no toman la temperatura en las tiendas o en cualquier lado”.
A pesar de esto señaló que todos usaban la mascarilla “de manera correcta”, en contraste con México, donde su uso se ha visto a tener el cubrebocas colgando de la oreja, debajo de la barbilla o nariz, o simplemente no portándolo.
En España no existe algún funcionario o autoridad que informe diariamente la situación de la pandemia, como ocurre en México con el subsecretario Hugo López-Gatell y doctores de la Secretaría de Salud. Allá, la población puede informarse por boletines o vía Twitter.
LOS VAGONES DEL METRO EN MADRID, LLENOS DE GENTE POR LA NOCHE
Pese a las restricciones y medidas, existen aglomeraciones en lugares de Madrid sin que se respete la “sana distancia”. Una situación en particular fue la que vivió una noche de viernes, para regresar de Moncloa a la estación de Atocha.
“El metro estaba atascado, no había manera de que cupiera un alma más ahí. Estuve en medio de un lugar, sin ventilación por que es el metro, con mínimo 500 desconocidos en un espacio de 4 metros. Normalmente prefiero quedarme parada a exponerme sentada, por que es el miedo a que no sabes con quién vas, con quién viajas”, recuerda con emoción.
En cuestión de movilidad tiene más complicaciones. Mariana también menciona que, en Madrid a partir del domingo 20 de diciembre, no podrá trasladarse entre las comunidades de España, por tren, autobús, Renfe u otro medio de transporte, a menos que adquiera algún permiso en particular.
De igual manera, las restricciones le impidieron realizar un viaje a Alemania para pasar las festividades de “Navidad” y Año Nuevo. Así como la visita de sus padres a España, pues no permiten la entrada con fines turísticos.
Mariana Martínez Pantoja ha podido conocer dentro de lo estipulado como es la vida en España, donde a pesar por todas las dificultades que ha experimentado.
“Me ha dejado un aprendizaje increíble, la incertidumbre de no saber que sigue, ni cuando. A mí me ha enseñado a dejar de querer planear todo, porque yo soy una persona que necesita planear todo.
“Entonces esta incertidumbre me ha enseñado a vivir un día a la vez. No puedes planear en este contexto, en el que nadie sabe que sigue”, concluye.