Autoría de 9:59 pm CUPI-UAQ

Con su demanda de diálogo público, el del 68 fue un movimiento profundamente revolucionario: López Veneroni

ENTREVISTA: NITZIA PICHARDO Y CARLO AGUILAR/ CENTRO UNIVERSITARIO DE PERIODISMO DE INVESTIGACIÓN (CUPI)

El desayuno en familia fue interrumpido cuando el padre arrojó el periódico en la mesa y gritó con molestia: “¡Carajo!”, recuerda quien tenía 10 años el 3 de octubre de 1968.

El motivo del enojo: una ‘caricatura’ de Abel Quezada publicada en el Excélsior de Julio Scherer, con una pregunta y un cuadro negro que daba a entender la tragedia ocurrida en la Plaza de las Tres Culturas, de Tlatelolco.

“Después del 2 de octubre, la sensación era como si se hubiera roto algo, entonces ‘ya guárdalo debajo de la mesa’, ‘ya se rompió, mételo en el cajón y ahí muere’; esa impresión dio (…) entonces se hizo una especie de ‘gran silencio’ sobre el país.»

Casi 52 años después, Felipe López Veneroni, actual defensor del televidente de Canal 11 del IPN y exdirector general de Radio UNAM, recuerda cómo vivió esos momentos de su infancia, cuando predominaba un ambiente de “tensión social” en la Ciudad de México. Desde su perspectiva, el país fue marcado por un “gran silencio”.

“Mi papá abre el periódico el 3 de octubre del ’68 –el Excélsior–. Entonces ve la caricatura de Abel Quezada (…) arroja el periódico sobre la mesa, estábamos desayunando, dijo: “¡Carajo!”. Era ese famoso, totalmente “cuadro negro” (no era una caricatura, era un cuadro negro) y arriba decía “¿Por qué?” (…)

“Después del 2 de octubre, la sensación era como si se hubiera roto algo, entonces ‘ya guárdalo debajo de la mesa’, ‘ya se rompió, mételo en el cajón y ahí muere’; esa impresión dio (…) entonces se hizo una especie de ‘gran silencio’ sobre el país. Es como cuando ves al padre autoritario golpear a la madre y a los hijos, y todo el mundo se calla. Esa sensación hubo (que otra vez se repitió en el ‘71)”, expresó el académico.

El docente de la UNAM, quien llegó a conocer al pensador Anthony Giddens en Europa durante una estancia de posgrado, enfatizó la labor del movimiento estudiantil de 1968, sobre todo a partir de la exigencia de “diálogo público”, que fue el motor de lo que consideró un “reclamo político profundamente revolucionario”.

“Lo que creo caracteriza el movimiento estudiantil del ’68 es un reclamo esencialmente político; no es estudiantil (como sí sería el del movimiento en el ‘86), tampoco un reclamo gremial (aumento de sueldo o “no me suba las tarifas de los autobuses”).

“Una cosa que pedían, que quizá se ha visto ahora, 52 años después y habiendo leído autores como Habermas, pedían algo que era profundamente revolucionario, y que era lo único que el gobierno no podía conceder: diálogo público.

“Era revolucionario porque si yo te pido diálogo, te estoy solicitando que me reconozcas como interlocutor, es decir, que valides mi existencia comúnmente distinta a ti. Sentarse a dialogar es: uno y otro aportan puntos de vista de una relativa igualdad de circunstancias; por eso la idea de “público”, nada de “lo oscurito” (…) un diálogo franco y abierto de carácter público. Esto era lo que no estaba dispuesto a conceder el régimen, bajo ninguna circunstancia.

“De hecho, hay quienes acusan que esa demanda fue la que condujo al movimiento a su exacerbación, al grado de llevarlo a su propia confrontación final con el gobierno, que concluyó en la represión del 2 de octubre del ’68”, explicó.

En el diagnóstico que Felipe López Veneroni hace del contexto del país, y recordar lo que se vivió hace 52 años, afirma que “las condiciones son completamente distintas”, aunque lo que no ha cambiado es la falta de “una cultura política del diálogo”.

A través de una videollamada, López Veneroni puntualiza que los mexicanos “no sabemos debatir, argumentar, no sabemos dialogar en general”, tanto la clase política como los simpatizantes a favor o en contra de una postura.

“No reconocemos la posibilidad del rango múltiple de opiniones, sino que, por el ambiente, muchos acusan a López Obrador de que él es que lo propicia; pero se olvidan que ellos son los primeros: basta con ver el argumento del FRENAAA, es decir, es desconocer la voluntad de expresar democráticamente todos los procesos electorales, menos cuestionado, de la mayoría de los mexicanos.

“O sea, realmente López… ¿Por qué? o ¿a cuenta de qué? si ganó limpiamente las elecciones ¿por qué se tendría que…? (…) cuando adquieres ese nivel de confrontación de uno y de otro lado, porque no es cierto que “el presidente está instigado”, del otro lado están peor: “bola de indios”, “huevones”, “pónganse a trabajar”, etcétera.

“Lo que tenemos es, entonces, una falta de cultura política del diálogo; imputable, en buena medida a las desigualdades sociales, que piensa que el promedio educativo del mexicano no rebasa segundo, tercero de secundaria; imputable también a que, durante 70, 80 años vivimos en una simulación periodística y política”, advirtió.

“EXAGERACIÓN” DECIR QUE AMLO ACOTA O VULNERA LIBERTAD DE EXPRESIÓN

De acuerdo con quien fue el primer mediador de las audiencias en el Instituto Mexicano de la Radio (IMER), la libertad de expresión no se está vulnerando ni “lacerando” en el sexenio del presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO), como lo señaló un grupo de más de 600 intelectuales, escritores y científicos vía carta.

Para López Veneroni, quien actualmente es el defensor del televidente en Canal 11 del IPN y tiene trayectoria como colaborador en distintos medios de comunicación, aunque el Presidente ha adoptado una postura “confrontacional” en el “púlpito de las mañaneras”, es una “exageración” decir que acosa la libertad de expresión.

«Los mexicanos no sabemos debatir, argumentar, no sabemos dialogar en general», tanto la clase política como los simpatizantes a favor o en contra de una postura.

“Coincido que hay una exageración al decir que López Obrador, por señalar y cuestionar ciertas prácticas y ciertos modos de ejercer tanto el periodismo como la investigación, etcétera, está acosando la libertad de expresión.

“La primera paradoja es que si lo estuviera haciendo, ¿cómo es posible que se publicara ese desplegado? Si realmente hubiera este acoso, agresión contra los periodistas, entonces ¿cómo te explicas que la mayoría de los medios “institucionales”, “formales”, esté continuamente criticando, cuestionando, circulando incluso noticias falsas o noticias que no corroboraron? (…)

“No defiendo la postura beligerante, confrontacional que ha adoptado López Obrador desde el púlpito de las mañaneras, pero entiendo que lo está haciendo en función de su proyecto político, que básicamente parte de la ruptura radical con el viejo régimen. No sé si sea la mejor manera de demostrar que está haciendo esa ruptura, pero entiendo que por ahí va la cosa.

“De otra parte yo no veo, insisto, que haya una laceración de la libertad de expresión. Que yo acuse a fulano que no está haciendo bien su trabajo, que lo hace con tendencia, etcétera, no es vulnerar su libertad de expresión

“Vulnerar su libertad de expresión sería cerrar la revista. No me dejara mentir la historia. Habría que ver cómo Miguel Alemán (Valdés) trató a varias revistas (…) Entonces habría que matizar”, explicó López Veneroni, quien reconoció que en el “desplegado” firmado por más de 600 personas hay “gente muy valiosa” y convergieron “muchos motivos” para manifestar desacuerdo contra el actuar del Presidente.

LÓPEZ OBRADOR “HA ROTO CON LA TRADICIÓN DEL DISCURSO CONVENCIONAL”

De acuerdo con el especialista en teorías de la Comunicación y construcción del discurso, el presidente Andrés Manuel López Obrador interrumpió la “tradición” de un discurso “neutro” que se asocia con el Ejecutivo federal. Además, sus señalamientos contra los que considera han provocado o contribuido a ampliar las desigualdades en el país, sean políticos, intelectuales medios o periodistas, es lo que molesta a un sector.

“Ha puesto al descubierto la polarización en el discurso político. Ha roto con la tradición del discurso político convencional dentro de lo que se espera del Presidente, lo que ha puesto en la palestra de la Presidencia es “esta realidad se debe o es culpa de”… señala a intelectuales, ciertos periodistas, ciertos medios, que tienden a legitimar o favorecer ese régimen que permitió esta concentración tan desigual del ingreso.”

Luis Echeverría

No obstante, en una parte de la entrevista a distancia, López Veneroni insinuó la posibilidad de un parecido con Luis Echeverría Álvarez en la forma de ejercer el poder y de que AMLO también estaría poniendo “muy nerviosos a los empresarios”, como en su momento, consideró, lo hizo Echeverría, como candidato y después presidente.

“Se pone un ropaje de, digamos, izquierda que no correspondía con la realidad, y ponía muy nerviosos a los empresarios, un poco lo que está pasando ahora ¿No?”, ironizó.

El académico, defensor de audiencias y especialista en Comunicación expresó lo que a su parecer fue el legado del 68 en México: “marcó un “hasta aquí” de lo que había sido un régimen político, y dio expresión a una nueva clase social, que es esta clase media urbana ilustrada que, más que tener aspiraciones puramente profesionales –“quiero chapa y mi coche, tener mi casa”–, empezó a tener aspiraciones políticas, de participación política. Es decir, aunque no aspiraran a un cargo político, sí aspiraban a que se pudiera oxigenar la vida pública en México”, concluyó.

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Last modified: 9 octubre, 2021
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