JOSÉ LUIS LUGO GUTIÉRREZ, CENTRO UNIVERSITARIO DE PERIODISMO DE INVESTIGACIÓN (CUPI)
Su parálisis cerebral no ha sido una limitación para disfrutar el juego que más le apasiona: el futbol. Tampoco le ha impedido llegar, subir las escaleras y disfrutar, durante casi 35 años, los partidos en Estadio Corregidora, que este miércoles 5 de febrero cumple años de su inauguración.
Pese al trastorno congénito que limita su movimiento y postura, Jaime Zavala percibe en el deporte una oportunidad, y ve en su tratamiento de neurorrehabilitación en la piscina, un ejercicio, más que una terapia.
Con una sonrisa en su rostro, relata cómo empezó su amor por el futbol: “es lo máximo para mí, porque soy muy aficionado desde pequeño, me recuerda a mi padre, él jugaba futbol, era portero y me llevaba a sus partidos”.
Sin embargo, no se limitó a ser aficionado, Jaime heredó la posición de su padre y durante sus años de escuela, jugó como portero.
“Soy una persona con parálisis cerebral, aun así, llegué a jugar, a pesar de que en muchos torneos no me dejaban por miedo a que me lastimaran, yo no podía correr, me quitaban muy rápido la pelota, no podía burlar, entonces, ¿qué me quedaba?, pues la portería. Me sentía bien cuando me pegaban los balonazos”.
“TENGO MUCHOS AMIGOS POR EL FUTBOL”
Fiel a los colores de Querétaro, no ha encontrado obstáculo que detenga su andar por los estadios del futbol mexicano, pues desde niño corría de un estadio a otro, para ver, primero a los Atletas Campesinos en el Estadio Municipal y semanas más tarde, a las Cobras de Querétaro en el recién estrenado Estadio Corregidora.
“Nos íbamos en camión, se terminaba el partido en el Municipal y corríamos al Corregidora a ver a las Cobras, muchos me ayudaban. A la fecha, no me pierdo ningún partido, tengo muchos amigos por el futbol”.
“EL ESTADIO (CORREGIDORA) PARA MÍ ES UNA FIESTA”
“El estadio para mí es una fiesta, siento bonito estar en el estadio, escuchar la porra, a tus compañeros que son de Querétaro y a los que son del otro equipo, el futbol es el deporte que nos llama para ser amigos, para ser hermanos. Ojalá todos aquellos que van al estadio a pelearse, a intoxicarse, cambien y aprendan a ver el futbol como lo veo yo.”
La fuerza para de levantase día a día, trabajar, luchar en la rehabilitación, Jaime la ha encontrado en el deporte, “por mi estado le meto mucho al deporte, tengo que hacer terapia, pero yo no lo veo como esto, sino como ejercicio. Tal vez, si no fuera por el deporte, no estaría aquí, y el deporte más bonito, es el futbol.”
Mientras tenga fuerza, amigos y futbol, Jaime Zavala seguirá llegando temprano al Estadio Corregidora para encontrar un buen lugar, para seguir alentando a su equipo y contagiar a otros con esa alegría y buena vibra que comparte, desde hace más de 35 años.
AGRESIONES Y EL DESCENSO DE 2007
No todo ha sido fácil en su andar por los estadios, pues las barras se han apoderado del graderío y convierten el deporte en un campo de batalla sin cuartel, nos cuenta la odisea que vivió en el estadio Jalisco en abril de 2007, cuando a manos de Atlas, Gallos Blancos perdió la categoría.
“Recuerdo cuando Gallos peleaba el descenso con Santos, el último partido del torneo donde se decidía quién se iba a segunda, me tocó ir con un amigo a ese partido y en la salida del Estadio Jalisco nos trataron mal, nos rompieron las ventanas del camión, aventaron piedras y muchas otras cosas que pues a mí como aficionado, no me gustan”, señaló Jaime Zavala.