Estamos viviendo tiempos complicados, momentos en los que todos nos necesitamos fuertes y unidos, en paz; sin embargo, los esfuerzos que hemos ejercido por hacerlo no han sido suficientes. Con vivir en paz no me refiero únicamente a la ausencia de guerra, sino a un entorno libre de violencia, a reencontrarnos con la armonía perdida en nuestro interior, a ser respetuosos y tolerantes para con los demás.
El 21 de septiembre es el Día Internacional de la Paz, una fecha importante para recordar que aunque la situación actual del mundo no es precisamente óptima para alcanzar estabilidad y bienestar, todos los seres humanos buscamos necesitamos sentirnos seguros para poder vivir en tranquilidad. Las constantes violaciones a los derechos humanos y a la libertad individual son la amenaza más común para la paz.
Las relaciones, individuales y colectivas, son los ladrillos que forman la sociedad. Cuanto más saludables sean las relaciones interpersonales, más saludable será la sociedad. ¿Cómo podemos lograr esto en un mundo al que le falta armonía en la convivencia de unos individuos con otros, de unos países con otros, de unas ideologías con otras, tanto discurso de odio? ¿Cómo podemos lograr paz en un país en el que hay tantas injusticias, tanta hipocresía por parte del gobierno federal, tanto pan y circo?
No es poco lo que puede hacer cada persona, pues al final, la felicidad y la paz están en el interior de cada persona, es decir, como lo dijo Mahatma Gandhi “si quieres cambiar al mundo, cámbiate a ti mismo”. ¿Cómo hacerlo? A veces es muy complicado cambiar cosas de nosotros mismos, pensamos que los de nuestro alrededor deben aceptarnos como somos y que no debemos hacer nada por llevar una convivencia más sana; sin embargo, aunque es verdad que debe existir la tolerancia entre los individuos, también debemos detectar nuestras actitudes dañinas para con los demás.
Y aquí tocamos otro tema importante y que poco a poco está dejando de ser tabú en nuestra sociedad. La salud mental y emocional debe normalizarse, desde pequeños acudir a terapia psicológica y así tratar las conductas y emociones que no nos hacen ser mejores personas. Es tan importante la salud mental como la física, un cuerpo no funciona bien si su cerebro no lo está. Desarrollarse y vivir en armonía, depende del tipo de relaciones que cada quien forje, aprender a resolver nuestros propios conflictos no sólo nos favorece en lo individual, sino que aportará bienestar a los demás, y finalmente estaríamos favoreciendo la armonía y la paz.
Pero como la vida diaria no puede esperar a que cada uno resuelva sus dificultades, la forma más inteligente de llevar a cabo este aprendizaje es vivir aprendiendo. Todos aprendemos de todos y, repito, todos necesitamos de todos.
