Autoría de 12:52 am #Opinión, Josué Quino - Diálogos de Latón • One Comment

Matrimonio igualitario: pensar en el amor al prójimo – Josué Quino

—¡Abuelito! ¿Qué supiste de la Marcha contra el Matrimonio Igualitario? Yo fui a Plaza de Armas a ver qué pasaba, pero nunca llegaron.

—Pues lo que yo supe fue que los Pro-vidas y los enviados de las iglesias se reunieron en Plaza Fundadores para juntar las hojas que la Dimensión de Laicos imprimieron para que llenaran a las salidas de las misas.

—¿Ya ves como si existían esas hojas?

—Hijo, yo nunca lo dudé.

—Y luego, ¿qué hicieron?

—Pues ya que juntaron las hojas, se pusieron a marchar, con carteles, pancartas y mantas, eran como 300, que la verdad se me hicieron bien poquitos para la cantidad de firmas que se supone juntaron.

—¿De cuántas firmas estamos hablando?

—Dicen que le entregaron a una señora que se llama Lupita, que trabaja en el Palacio de Gobierno, más de 27 mil firmas para vetar una ley que ya está aprobada.

— Abuelito, creí que ibas a estar enojado, pero, te veo, no sé cómo… ¿Qué te pasa? ¿En qué piensas?

  —La verdad estoy muy triste, Hijo, porque esos 27 mil “marchantes” que se dicen católicos ¡y sus familias!, no creen en la enseñanza más importante que Dios, que Jesús, nos dejó en la tierra: el amor al prójimo.

— Y eso es lo que le están inculcando a sus hijas, a sus hijos, a sus hijes, porque aunque no lo quieran, el 12% de esas 27 mil familias, formarán parte de la diversidad sexual.

— ¡O ya forman parte! Hijo, hablemos un poquito de un tema que nunca hemos tocado.

— Dime, Abuelito. ¿De qué quieres hablar?

— ¿Cuándo te diste cuenta que eras gay? ¿Lo recuerdas?

— Desde siempre. Siempre supe que era diferente a mis amigos. Desde niño sabía que las niñas me caían muy bien y que me llevaba muy bien con ellas, pero no me sentía atraído hacia ellas.

— ¡Exacto! Justo de eso se trata, Hijo. Todas estas personas obligadas a firmar esas listas, en ningún momento se pusieron a pensar que al firmarlas estarían sellando la infelicidad a sus propios hijos, hijas, hermanos, hermanas, tíos, tías y demás familiares, dañándolas el resto de sus vidas.

— ¿Por qué, Abuelito?

— Porque firmaron para que vivan en una sociedad que les va a impedir ser felices. Por ejemplo, si el hijo de una de las miles de señoras que firmaron, es gay y sabe que en su casa lo odian, ¿qué haría?

— Yo, me iría de casa.

— ¡Claro! A vivir con su pareja lejos, donde nadie los conozcan. Y, ¿qué va a pasar el día que ese hijo al que le quitaron la posibilidad de ser feliz, se enferme, lo asalten o se accidente?

— Pues su pareja lo va a llevar en un hospital.

— Hospital al que no lo van a dejar entrar, porque “no es de su familia”. Y esa negativa puede acarrear muchísimas consecuencias, todas negativas. Desde no tener ningún tipo de apoyo porque él huyó de su casa llena de odio, hasta que muera en soledad, sin el reconocimiento del amor de su pareja, ni la presencia de esta en sus últimos momentos, o la negativa de que las cosas que compraron juntos las pueda heredar y se las quede el Estado.

— ¿En verdad crees que sus papás o sus mamás no les quieren?

— No, no lo creo. Yo estoy seguro de que les aman, pero no se dieron chance de decírselo o hacer que lo sintieran justo cuando más lo necesitaban.

— ¿Y si luego se arrepienten?

— La única manera de hacerles saber todo el amor que les tenían será prendiéndoles una veladora cada 2 de noviembre…

— Yo no quiero que me pase eso, Abuelito.

— ¡A ti no te va a suceder eso, Hijo! ¡Porque sabes cuánto te amo!

— ¡Y yo a ti! Ven, dame un abrazo.

— Abuelito, ¿este año vas a poner ofrenda en tu casa? Es que ya sabes que a mi mamá no le gusta nada de eso.

— Claro que si, Hijo. ¡Como todos los años!

— ¿Podría prenderle una veladora a un amigo?

— ¡Por supuesto!

— ¿No quieres saber de quién se trata?

— Si. Siempre y cuando tú me lo quieras contar.

— Es para un amigo, un amigo desde la primaria.

— ¿Y qué le pasó a tu amigo?

— Consumía cristal.

— ¿Y…?

— Pues, desde hace 2 años nadie sabe nada de él.  Abuelito, ¿tú crees que dentro de esas familias haya niñas o niños que ya saber que no son heterosexuales?

— Absolutamente sí. También saben desde entonces que no pueden decírselo a sus papás o a sus mamás, porque odian a las personas que son así, y ese odio se va sumando y sumando y sumando hasta que les explota dentro y hacen que huyan de sus hogares. ¡Mira! Esa es otra de las consecuencias de no permitirles que tengan los mismos derechos que las demás personas.

— Espero, de todo corazón, que además de la cuestión legal, el gobierno piense en las repercusiones emocionales, psicológicas y sociales, que una vez más su negativa de aprobar los matrimonios igualitarios, para darle ocasionar en las personas que formamos parte de la Comunidad LGBT+.

— Y espero que recuerden que no sólo son ustedes, porque no están solas ni solos. Cada una de las personas que ostenta una de esas letras, tiene por lo menos cinco personas más que resultan beneficiadas o perjudicadas.

— Pues vamos a esperar a que pase este puente de muertos, a ver si publican la Ley y a partir de eso, ya veremos qué hacemos. Por lo pronto, ¡vamos al mercado de La Cruz a comprar las cosas para poner nuestro altar, Hijo! Preparemos una noche especial a nuestros seres queridos que ya no están con nosotros en esta tierra.

— ¡Vamos, Abuelito!

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Last modified: 1 noviembre, 2021
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