El expresidente municipal de Querétaro Marcos Aguilar Vega (2015-2018) tenía razón en la idea de transformar el Centro Histórico de la capital del estado. Me explico.
Uno de los principales problemas que enfrenta la ciudad, junto con la dotación de agua potable y la demanda de mayor seguridad, es el de la movilidad. De manera particular, el Centro Histórico es un permanente caos debido a la saturación de vehículos automotores particulares; los estacionamientos regularmente están llenos, no hay lugares para estacionar en la vía pública y, por consecuencia, las violaciones al reglamento de tránsito son una constante diariamente.
Si a esto agregamos que la vigilancia policial se reduce a unas cuantas calles; es decir, que no hay autoridad permanente que obligue a la ciudadanía a cumplir con la ley, el resultado es lógico. Y a pesar de que todo mundo reclama al gobierno –a veces de manera airada– para que ponga orden y reduzca el insano y constante embotellamiento y sus negativas consecuencias, muy pocos (para no decir que nadie) están dispuestos a sacrificar “la comodidad” de llegar a bordo de su automóvil hasta la puerta misma del negocio, restaurante u oficina a la que va.
Incluso, hay quienes prefieren antes que caminar dos, tres, cuatro o más calles, violentar conscientemente el reglamento de tránsito, bloqueando entradas particulares, estacionando sobre las banquetas o estorbando la circulación al detener su auto en doble fila.
El antecedente
Al inicio comenté que el exalcalde Marcos Aguilar tenía razón cuando se propuso mejorar la movilidad de la ciudad, atendiendo de manera particular el Centro Histórico. Apostó por la construcción de un par de vialidades “completas” (que incluyen espacios para peatones, ciclistas y carril confinado para el transporte público), por la creación de varias ciclovías en la ciudad, por la modernización de la avenida Ezequiel Montes, así como un tramo de Madero, e incluso avanzó en la idea de instalar parquímetros en el Centro Histórico.
No era mala idea. Incluso, creo que era lo que se tenía que hacer, aun cuando sabemos que no se lograron concretar varios de los cambios propuestos, por conflictos políticos y problemas de gobernanza (que abordaré en otras colaboraciones).
Acciones concretas
Está claro que la saturación del Centro Histórico y de la ciudad capital sigue siendo un problema. No se conoce –hasta ahora– un plan concreto que se enfoque a cambiar la situación que ya asfixia al primer cuadro de la ciudad, a sus comerciantes, a sus habitantes, a la burocracia, a sus visitantes…
Sin ser un experto en movilidad, pero sí amigo y atento escucha de muchos que sí lo son, considero que es de suma pertinencia implementar un plan de rescate del Centro Histórico, con medidas concretas y sencillas que repercutan en positivo.
Sólo me tomo la libertad de citar tres posibles medidas.
- Relanzar el fomento del uso de la bicicleta como medio de transporte en el Centro Histórico, mediante medidas como la instalación de ciclo-estaciones, incremento de oferta de bicicletas públicas y ubicación de elementos de movilidad en dicha zona, para fomentar el respeto a los ciclistas.
- Creación de la zona 20 en todas las calles que se encuentran en el área de Monumentos Históricos. Esto significa que cualquier vehículo automotor que ingresa a la misma no puede circular a una velocidad mayor a la de 20 kilómetros por hora, pues es un área que da preferencia a ciclistas y peatones.
- Ampliación de zonas peatonales exclusivas. Cito como ejemplo la idea de cerrar el paso a automóviles particulares, en sábado y domingo, en las calles de Pasteur, 5 de Mayo, Madero y Corregidora, sólo por mencionar algunas, o permanentemente dejar calles sólo para peatones, como puede ser Madero.
Por supuesto que hay muchas más medidas que se pueden implementar para ir mejorando la situación y reducir el caos; claro, siempre y cuando se consensúe con los vecinos de este hermoso y maltratado Centro Histórico.
