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“Ni brujas ni hechiceros”; la Wicca gana terreno en México… y en Querétaro

REPORTAJE: PATRICIA LÓPEZ NÚÑEZ/LALUPA.MX

Llegan uno a uno al mismo inmueble. Se reconocen como los raros, los que cuestionan, pero aclaran que aquí no hay diablo, no hay culpa, satanismo ni sacrificios, sólo un grupo de personas que “rescatan conocimientos milenarios”, que reconectan con la naturaleza y su magia, “con la triple diosa, con el dios astado”. Son seguidores de la Wicca, que poco a poco gana terreno, no sólo en Querétaro, sino en el Bajío y en diferentes partes de la república.

Lejos de las películas donde los pintan como brujas y hechiceros que hacen todo para conseguir lo que desean, el grupo se conforma de empleados, profesionistas y emprendedores, gente de todo tipo que se rige por ciertas reglas donde es importante “hacerse responsable de lo que haces” y la más sustancial: ayudarse entre ellos.

Los wiccanos, que afirman tener respeto a la luna, al gran espíritu y a los cuatro elementos de la naturaleza, saben cómo los ven los demás, pero encontraron en estos grupos una manera más ecléctica de entender el mundo. Algunos ya recorrieron otros caminos, incluso pasaron por la santería o el chamanismo. Otras, son brujas y brujos de familia, por herencia, por vocación.

“Hay que informarse, porque la Wicca no son demonios, no son entidades. La magia, tu magia, te lleva a desarrollar habilidades donde puedes contactar con otros seres de otros planos, pero si no lo permites no tienes por qué hacerlo. Hay gente que ha sido bruja o brujo desde siempre: los que te preparan el té o una comida especial y te sanan, hay los que imponen las manos y usan herramientas como los imanes. Aquí eliges el camino”, explica Raúl.

“Me hicieron una limpieza en la santería, pero no me funcionó”

Alma fue santera hace algunos años y acudió a un ritual en una “luna de sangre”, cuando la luna se rodea de un color ocre. No pudo terminarlo. Vio a tres personas en medio del lugar, pero esas personas no estaban físicamente ahí. La experiencia le generó un problema de salud para el que los médicos no encontraban una solución.

Su mamá la llevó a hacerse diferentes estudios. “Me bajaba la presión, me dolía la cabeza, me dolía el pecho, no podía dormir, sentía miedo, tenía ganas de llorar. Pensaban que era anemia, porque tampoco comía bien. Pero todos los estudios eran normales. Me hicieron una limpieza en la santería, pero no me funcionó, no me sentía bien, me sentía en un sueño lúcido”.

“Fuimos a la iglesia, porque no sabíamos qué me pasaba. El padre me dijo que a lo mejor traía una entidad y que me podrían hacer una liberación. Me mandaron a una iglesia allá por El Pueblito, una misa dura como 3 o 4 horas, de las 7 como a las 10, es especial para la gente que ha estado relacionada con el esoterismo y necesita sanarse, pero cuando llegué me decían que me debía comprometer a nada de yoga, nada de aromaterapia y herbolaria, ni velas y todo eso me gusta, estuve unos días, pero no pertenecía ahí”, agrega.

En busca de respuestas, quiso tomar un curso sobre caldero y encontró a los wiccanos. Ahí una niña le explicó diferentes símbolos de protección y conoció al sacerdote. En poco tiempo, Alma ya conocía muchos de los principios de la Wicca, la lectura del tarot, la interpretación del péndulo y las runas. Su malestar no se volvió a presentar.

Alma cree firmemente en la magia y el poder de cada persona. Hace mucho tiempo tuvo un fuerte accidente en un autobús. Recuerda que se vio a sí misma tirada en el muro de contención, pero no entendía por qué le había pasado el accidente. Una persona, seguidora de la Santa Muerte, le regaló una pulsera de protección y otra persona la acercó a la santería al verle la pulsera. A la Wicca llegó con la misma naturalidad con la que a todas las demás religiones.

“Este es el camino de quienes nos preguntamos cosas, que queremos saber por qué a veces presientes cosas, por qué de pronto puedes sentir la energía de la energía, ver a alguien y saber cómo es, por qué puedes ver cosas en los sueños. En la Wicca encontré respuestas, un día vino la celebración de Lughnasadh, la fiesta de la cosecha, con un baño de hierbas y ritualicé las hierbas, ese día sentí que volvía a estar bien, como si perteneciera aquí desde siempre”, señala.

La fe de Querétaro en números

El 85.5 por ciento de la población queretana es católica, de acuerdo con las cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) de 2020. El 5.6 por ciento es protestante o cristiano evangélico y el 6.3 por ciento de la población se declara sin religión.

Esto significa que la cifra de católicos cayó 6.4 puntos en la última década en la entidad, mientras que otras aumentaron, sobre todo, quienes se declaran abiertamente sin una religión. El 0.2 por ciento de la población de Querétaro recurre a otras religiones como el judaísmo, el islam, las raíces étnicas y afro, así como la espiritualista.

A nivel nacional, los porcentajes son muy similares: el catolicismo se mantiene como la religión mayoritaria con el 77.7 por ciento de la población, pero eso significa 10.2 puntos menos que en el año 2000, las iglesias protestantes y evangélicas aumentaron casi 4 puntos porcentuales en el mismo periodo y el 10.6 por ciento se considera sin religión o creyentes sin adscripción religiosa.

El catolicismo, en caída libre

Igual que sucede en otros países, la Wicca se presenta como una religión que apenas emerge, sobre todo por las raíces de las tradiciones y el folklore, a partir de recuperar prácticas paganas antiguas.

Considerada una religión neopagana ligada a la brujería, la Wicca ofrece diferentes posibles caminos de acuerdo con los materiales e intereses de cada persona, lo que atrae a mucha más gente atraída por el tarot, el péndulo, las runas y la sensación de que se puede hacer algo por mejorar las cosas a partir de un hechizo.

“La regla de tres hace a cada persona responsable”

Raúl dice que no se necesita un talento especial para ser wiccano, pero depende de las creencias con las que se conecte cada persona. “Yo, por ejemplo, no conecto con la santería, pero sí con otros dioses, este es un mundo diferente, más consciente porque aquí nada es a fuerzas, la regla tres de tres es suficiente y tú puedes hacer lo que quieras, mientras no le hagas daño a nadie, aquí sabes que puedes tener una consecuencia, que, si arrancas una flor, a lo mejor se muere una estrella y eso te hace más consciente”.

La regla de tres hace a cada persona responsable de sus pensamientos, palabras y acciones. Por eso, insiste, aquí no hay sacrificios de animales, ni adoración al diablo. Los coven ya no se componen sólo de mujeres y los que sólo las aceptan a ellas tienen su propia forma de identificación, tampoco hay desnudos en los aquelarres y matar gatos no está permitido.

“El gato es un familiar de la bruja, un animal de protección, igual que el perro, el búho, el conejo, la serpiente, queda descartado matarlos, en realidad quienes matan a los gatos negros son personas de otras religiones malinformadas, porque de entrada nosotros sabemos que el negro es protección, ya sea en vestimenta, en animales, el color negro siempre es protección”, sostiene.

Psicólogo de profesión y terapeuta en biomagnetismo, afirma que aquí encontró la libertad espiritual que no encontró en otras religiones. Estudió chamanismo y acudió a otros grupos para aprender sobre limpiezas energéticas. “Pero no estaba completo, como en las terapias recurría a diferentes técnicas, me empezaron a llamar brujo y me ofendía, porque pensaba que no tenía nada que ver con la sanación de energía que yo hacía, pero buscando información me encontré con la Wicca nacional”.

En su caso, la Wicca implica un cambio, pero también aceptar que se vale ver la vida de manera diferente, porque aquí “regularmente estamos los inadaptados, los raros de la familia, los de gustos diferentes, pero también nos pasan cosas diferentes, nos gusta más la convivencia con lo natural, alejados del bullicio, meditando, amamos la soledad, nos apabulla el ruido”.

Listos para hacer una celebración y preparar costalitos de la abundancia, los wiccanos se preparan con sus trajes negros para iniciar su ritual. No hay culpas, muchos todavía pertenecen a otras religiones, pero aprendieron de sus familiares a hacer limpias con un huevo o a mezclar hierbas para hacer sentir bien a otros.

Lo importante, insisten los wiccanos, es sentirse bien con lo que crees y con lo que haces. “Hay gente que ha sido bruja o brujo desde siempre: los que te preparan el té o una comida especial y te sanas, hay los que imponen las manos y usan herramientas como los imanes y te sientes bien, están los hechiceros, no necesariamente debes conectar con entidades, aquí eliges el camino, incluso están los wiccanos solitarios que no quieren estar en grupos y aquí es perfectamente válido, aquí vienes a aprender que lo que haces a los demás, te lo haces a ti”. 

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Last modified: 7 noviembre, 2021
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