Autoría de 11:10 am #Opinión, Rodrigo Montera - Poema de Gol

Pisar el Camp Nou con los pies descalzos – Rodrigo Montera

Primer tiempo: las señales

Un escritor y amigo mío suele decir: “Respeta las señales”.

Si usted se pregunta a qué tipo se refiere, la respuesta es fácil: las del camino. En otras palabras, las de la carretera y las de la vida.

Si usted conduce por una autopista y lee una señalización que indica: “Reduzca la velocidad”, respete la señal.

Si la vida, con sus múltiples formas de colocar señalamientos delante nuestro, le advirtiera: “Desacelere, si sigue a este ritmo afectará su salud”, respete la señal.

Es una manera armoniosa de vivir: saber observar y leer el mundo.

Cabe resaltar, para descanso de quienes guardan rechazo por las normas, que las señales no sólo son restrictivas, también pueden ser (atractivas) invitaciones.

Si en la autopista un letrero indica que le espera una prolongada recta, adelante, ponga una de sus canciones favoritas y disfrute.

Si en más de una ocasión otra mano roza la suya y el contacto es principio de caricia… Respete las señales y deléitese con la recta (las curvas vendrán después).

Habré escuchado a mi amigo decir la frase hará más de cinco años y después de ese tiempo he comprobado que uno puede vivir ordenada y apasionadamente si atiende el consejo de este joven ilustrado (tal es su claridad que, antes de cumplir treinta años, ya escribió cuatro novelas y dos de ellas premiadas con honores). Así que no dé el consejo por perdido; no ignore las señales.

Hay personas, sin embargo, mejor dicho personajes, que van más allá de lo que hasta ahora se ha referido: individuos capaces de crear las señales ellos mismos.

Segundo tiempo: Un ejemplo

Daniel Alves es el jugador con más títulos en la historia del futbol.

Atención, más títulos que ningún otro: 44 (y la cuenta sigue abierta).

Si usted alguna vez ha tenido la dicha de levantar un trofeo (luego de disputar una competencia más o menos bien organizada) sabrá el deleite que implica conseguirlo.

Ahora imagine hacerlo 44 veces.

En caso de haberlo conseguido usted tiene un problema. Y su “problema”, permítame decírselo, es la excelencia.

Además de los trofeos que Alves puede exhibir en una vitrina, hay un título, uno intangible, del que el brasileño podría presumir igual o más que cualquier otro: ser el futbolista que se entendió, mejor que nadie, con Lionel Messi. Recuérdelos pegados a la banda derecha. Eran dos niños “mofándose” de los defensas. Eran dos chicos intratables: no había modo de que dejaran jugar a los adultos.

No extrañaría a nadie que Alves, a sus 38 años, aspirara a disputar el Mundial de Qatar representando a Brasil.

Pero antes tiene otro objetivo.

El pasado miércoles fue presentado como refuerzo blaugrana para la presente temporada.

Vestía, en su presentación, un elegante traje y unas chanclas rojas. Antes de pisar el césped se las quitó. Entró descalzo al mítico Camp Nou.

Creó una señal.

Tiempo extra: Sobre la poesía y las señales

La extravagancia puede convertirse en gesto poético dado que la poesía es una rotunda y agradable sorpresa. El roce de lo inverosímil con lo congruente. Como vestir con elegancia y con chanclas, delante de miles de personas.

La gente ovacionó a Alves y coreó su nombre. Quienes estaban en las gradas sabían que con su gesto les estaba diciendo algo, sabían que les estaba dando una señal. Y al dárselas, estaba dándosela a sí mismo: trabajar, humildemente, para devolverle su grandeza al Futbol Club Barcelona.

Creo fervientemente en el consejo de mi amigo, pero también en lo que Alves hizo: crear señales que nos conduzcan a nosotros, y al equipo del que formamos parte, a la aventura y conquista de una gran empresa.

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Last modified: 22 noviembre, 2021
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