Autoría de 11:37 pm #Opinión, Jorge Díaz Ávila - Disonancias • 6 Comments

Una bicicleta de papel – Jorge Díaz Ávila

Las hojas que el viento de otoño arrastraba se estampaban, una sobre otra, contra los ventanales del salón de clases. La mañana brumosa y fría transcurría lenta para el niño que desde el aula miraba como se agitaba las altas copas de los sauces.

Detrás de otros cristales, los de sus diminutos espejuelos, sus ojos seguían con parsimonia las espirales y elípticas que las hojas dibujaban en el espacio libre que comenzaba justo al límite del salón de clases.

Le gustaban la Historia y la Filosofía, sobre todo, pero le aburría enormidades la manera en que la profesora recitaba una profusión de nombres y fechas sin sentido. Julia le contaba con mayor ahínco los pasajes más representativos del transcurrir de la humanidad. La extrañaba y no podía sacarse de la mente la promesa que le había hecho algunos días antes: una bicicleta para las Navidades si mejoraba sus notas escolares, desde luego.

Una bicicleta para escapar de la escuela una vez que sonara el timbre de salida. Una bicicleta sobre la que podría ir, raudo y sin pausa, hasta el muelle para ver partir a los cargueros. Una bicicleta para,de inmediato, visitar a Julia tan pronto como le llamara.

En esas horas, su imaginación voló fuera del patio escolar hasta más allá de las colinas de Mendips. ¿Cuál bicicleta le regalaría Julia?, ¿Una Raleigh con alforjas?, ¿Una Velorbis con canastilla?…

Abruptamente, sus ensoñaciones se interrumpieron. La profesora lo reprendió por su falta de atención. Frente a su pupitre y ante el grupo, le llamó holgazán y soñador y, desde su obtusa pedagogía, trató de ridiculizarlo haciendo trizas una hoja de papel sobre la que se delineaba una bicicleta. Mejor sería, le advirtió, dedicarte a pintor o dibujante y dejar de perder el tiempo en la escuela. Como epíteto soez le lanzó artista.

Y pasó el tiempo, y la Navidad, y ni llegó la ansiada bicicleta ni aquel muchacho se convirtió en dibujante, pero uno sólo de sus bocetos—de escuetos trazos— el de su autorretrato, alcanzó una cifra sin precedente en una subasta mundial.

En él se aprecian sus anteojos redondos, de toda la vida, y la desaliñada melena que le caracterizó durante su carrera pero, sobre todo, se perciben la sencillez y la claridadde su arte. No requirió de una bicicleta para trasponer aquel patio escolar ni para rodar libre por el mundo. Su voz, su inspiración y su filosofía fueron las ruedas que le permitieron trascender y convertirse en un icono de la cultura universal.

Y tal como le sugirió su profesora, John Winston Lennon abandonó pronto los estudios, dejó de perder el tiempo y muy joven aún, junto con otros tres soñadores, conformó la agrupación musical más famosa de la historia: The Beatles.

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Last modified: 16 febrero, 2022
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