La idea planteada durante la campaña electoral por el ahora gobernador de Querétaro, de construir un gran segundo piso para “desahogar” el tránsito vehicular en la avenida 5 de febrero, se tornó en su primer gazapo como titular del Poder Ejecutivo.
No conforme con haber generado una reacción negativa durante la campaña, ya en su calidad de mandatario insistió en plantear la propuesta al inicio de su administración, lo que generó reacciones negativas, sobre todo de las organizaciones civiles promotoras del cambio en el paradigma de la movilidad.
Fue tal la presión que tuvieron que dar marcha atrás, anunciando una consulta ciudadana para evaluar si se hacía o no el segundo piso. En dicho ejercicio, la postura fue unánime de los participantes: no al segundo piso.
Una vez teniendo los resultados de la consulta, se encargó a uno de los secretarios del gabinete estatal que diera la cara para anunciar que quedaba definitivamente cancelado el plan de construir el segundo piso para vehículos automotores. Y a pesar del “golpe de realidad” que significó el error político, el gobernador declaró que se daba marcha atrás en la propuesta por cuestiones técnicas y no políticas cuando, en realidad, fue al revés.
Si hubiera sido cierto lo que dijo (que fueron razones técnicas) sería más grave, pues habría sido indicativo de que la propuesta se presentó sin tener conocimiento de lo que implicaba, ni sus repercusiones o utilidad.
La ausencia de un plan
El suceso, más allá de significar un error tempranero del gobernante, demostró la ausencia de un plan maestro de movilidad para la entidad, específicamente para la zona metropolitana, conformada por los municipios de Corregidora, El Marqués y Querétaro.
La propuesta del gobernador es un sinsentido político y técnico de lo que a mi entender debe de ser una política pública de movilidad sustentable, cuyo objetivo es garantizar que las y los ciudadanos cuenten con opciones seguras y accesibles para transitar en la ciudad, sea caminando, en bicicleta, en motocicleta, en transporte público o en auto particular.
Por eso es tan necesario contar con un plan de movilidad enfocado en alcanzar ese objetivo. La regeneración de una sola vía urbana no hará que mejore la movilidad en la zona metropolitana y, menos aún, beneficiará a la ciudadanía en general.
Por eso es importante que en gobierno del estado contesten la pregunta que la semana pasada hizo el Observatorio Ciudadano de Movilidad: “con la regeneración urbana (de 5 de Febrero), ¿cuántas personas que hoy usan el auto harán sus viajes en bicicleta? ¿Cuántos dejarán el vehículo particular en casa para aprovechar las bondades de usar transporte colectivo, ahora con su carril confinado?
Lo prioritario
Considero que el punto de partida del plan de movilidad es entender que se debe de invertir la pirámide de movilidad, colocándose al peatón en primer lugar, seguido de los ciclistas, los motociclistas, el transporte público y, finalmente, el transporte particular, junto con el de traslado de mercancías.
Si así se analiza la movilidad, entonces se entenderá que la prioridad es contar con más espacios, seguros y accesibles, para que la ciudadanía “de a pie” pueda transitar por toda la ciudad de manera segura, accesible y confiable.
Acciones tan sencillas como el garantizar más y mejores baquetas, señalamientos y semaforización para los viandantes, cruces de calles que los prioricen por encima de los vehículos o zonas exclusivas para peatones, sólo por citar algunas acciones.
En segundo lugar se debe pensar en fomentar mecanismos alternos al auto particular para la movilidad de cada vez más personas en las ciudades. Por eso es fundamental contar con un sistema de transporte público eficiente, seguro, rápido y económico y, paralelamente, una infraestructura urbana para la movilización en bicicleta.
Querer “regenerar” una avenida como la 5 de Febrero para que por ella circulen más autos es no entender las necesidades de los ciudadanos y su movilidad.
