Autoría de 1:09 pm #Opinión, Jovita Zaragoza Cisneros - En Do Mayor • 15 Comments

El año 1984, Manuel Buendía – Jovita Zaragoza Cisneros

Esta frase del periodista Rogelio Hernández López retumbó en mi conciencia al terminar de leer el impecable escrito en el que él, junto a un grupo de colegas, promueve que el 30 de mayo sea declarado e institucionalizado el día de las y los periodistas: “en honor del columnista Manuel Buendía Tellezgirón, el más reconocido e influyente de su época, asesinado un año antes (1984), el primer periodista abatido en los tiempos de narcotráfico y con quien se inauguró el todavía imparable ciclo de agravios y crímenes contra periodistas profesionales que incomodan a los poderes de malas prácticas. Por todo lo anterior se tiene a bien emitir el siguiente…”.

Rogelio Hernández López

Releí los puntos que contiene y no encuentro mejor fecha y razones que las escritas por el autor de la puntual convocatoria: “el 30 de mayo es una fecha reconocida y adoptada por muchos periodistas desde hace 37 años para realizar esos recuentos de avances, dificultades y entornos violentos para hacer periodismo. Desde 1985, hace 29 años, los días 30 de mayo se realiza una concentración de periodistas y varias de sus organizaciones ante el monumento a Francisco Zarco en la Ciudad de México en honor del columnista Manuel Buendía Tellezgirón…”.

Comparto el enlace del escrito para que llegue a la mirada de otros colegas y de los lectores que se interesan en los acontecimientos del país, así como en el papel que el periodismo desempeña y la importancia de apoyar esta iniciativa:

Las razones que hay para reconocer de manera formal la declaratoria son puntuales y justas. Y, por mi parte, la apoyo, la difundo, la celebro y suscribo.

Periodismo en tiempos de Covid

Respeto a quienes esgrimen sus razones para no adherirse a este llamado. Y con permiso de los lectores, creo pertinente aclarar que nunca he pertenecido a agrupaciones de periodistas. En mis años de desempeño, nunca me llamaron la atención. Algunos de ellos me parecieron clubes donde campean los amiguismos e ignoro cuáles eran o son los parámetros para medir al buen periodista. Supe de (vi y he visto) personajes que son verdaderos voceros del gobierno en turno, sobre todo del priismo; hacen sus propias agrupaciones con el único fin de detentar poder y colocarse desde allí en puestos que les favorezcan. Barbajanes y machos que crean organizaciones para quedar bien con determinados personajes de la política y hacer su periodismo golpista, a modo y gusto de sus “mecenas”. Mercenarios son.

Manuel Buendía Tellezgirón

Pero la seriedad y razones de esta convocatoria son otra cosa, y me motivan a apoyarla. Por ello, por el lugar que ocupa en la memoria histórica del periodismo de México Manuel Buendía Tellezgirón (Zitácuaro, Michoacán, 24 de mayo de 1926 – Ciudad de México, 30 de mayo de 1984), y por la situación de ayer y hoy que agravia su memoria y la de mujeres y hombres periodistas caídos en su profesión, apoyo sin reserva alguna el escrito de Rogelio Hernández López. La memoria y trayectoria de quien fuera uno de los reporteros más destacado, honesto, comprometido, puntual y agudo en su crítica, investigador a fondo en temas nada fáciles de ahondar, como el de la CIA en México, la ultraderecha, el narcotráfico y la corrupción gubernamental, asesinado arteramente, debe mantenerse presente.

Los tiempos que corren, la larga lista de mujeres y hombres que han sido asesinados por cumplir con su tarea informativa y de denuncia, así como las condiciones de desprotección en las que trabajan reporteros en los diversos estados, hoy a merced del narcotráfico y de intereses oscuros, hacen necesario unir a este sector informativo. Documentar con rigor lo que ha sucedido desde la muerte, nunca esclarecida, de Manuel Buendía y los tantos homicidios que continúan ocurriendo es el papel del verdadero periodismo.

Apenas el pasado 22 de octubre de 2021, gracias a la amable invitación de la respetada investigadora y académica de la Universidad Autónoma de Hidalgo Dra. Elvira Hernández Carballido, participé, junto con otros colegas, en una mesa de conferencias. El tema fue sobre periodismo y la labor de los reporteros en tiempos de Covid. El encuentro, denominado Octavo Congreso de Comunicación Rupestre, fue realizado de manera virtual. Además, dentro de las Jornadas de Periodismo del Centro Universitario de la Ciénega, en Ocotlán, Jalisco, de la Universidad de Guadalajara, hablé sobre la actual situación del periodismo.

Reproduzco fragmentos que tienen relación con lo que Rogelio Hernández tiene a bien señalar y para que sirvan como breve contexto del gran desafío de informar en este periodo de crisis sanitaria, en el que reporteros de la nota diaria tuvieron que hacer malabarismos para cubrir el pandemónium que se vivía en México y la situación del periodismo de investigación, amenazado por factores que más adelante señalo de manera sucinta, y que ayudan a dimensionar la realidad actual de esta profesión.

El zumbido del moscardón

La ética y deontología del periodismo no están sujetas a variaciones culturales y, a veces, caprichosas de los tiempos; porque su elección responde a una honda convicción individual de servir a la verdad de hechos y vigilar el desempeño de los gobiernos en turno, siempre expuestos a las tentaciones del poder. “La ética no es una condición ocasional, sino que debe acompañar siempre al periodismo como el zumbido al moscardón”, decía el periodista y escritor Gabriel García Márquez.

En México, los excesos del poder han sido una constante en los años de la hegemonía partidista que terminó en la época de la alternancia, en la que sociedad y otros actores políticos construyeron instituciones que dieron certeza a las elecciones y fortalecieron el camino hacia la democracia. Un ejemplo de ellos lo tenemos en el otrora llamado Instituto Federal Electoral (IFE), en funciones desde el 11 de octubre de 1990, y cambiado en 2014 su nombre por Instituto Nacional Electoral (INE), que continúa en funciones como órgano autónomo. En octubre del 2002 nació el Instituto Federal de Acceso a la Información Pública, IFAI, órgano en el que recae la tarea de garantizar transparencia en la información de los criterios sobre los que parte el gobierno en su toma de decisiones; así como asegurarse de que las dependencias federales de México hagan pública la información sobre el uso de recursos, asignación de sueldos y de colocar al servicio de la ciudadanía esta información.

Como sabemos, hoy ambos organismos se encuentran bajo la amenaza de desaparecer ante un gobierno que parece insistir en ejercer el poder sin rendición de cuenta alguna, llevando con ello a un grave retroceso, pues la opacidad es un arma de los regímenes absolutos que instauran narrativas a conveniencia de sus intereses y de los grupos cercanos al poder. Por ello destaco la importante y gran labor de hombres y mujeres fieles a esa deontología, capaces de transmitir a la sociedad las realidades del país, desafiando los obstáculos del gobierno en turno.

Llamado internacional sobre una realidad que persiste

Qué tarea más noble y labor más apasionante y compromiso tan grande demanda el hacer un periodismo serio y que no traicione su razón de ser para informar los hechos importantes que se suscitan en la vida de un país y ser –a la vez– una fuente confiable para la sociedad. Y qué desafío es ejercer esta vocación en América Latina, parte del mundo donde un reporte de la Unesco, con fecha de septiembre de 2021, señala las condiciones adversas en las que trabajan los comunicadores, mencionando la precariedad de las prestaciones laborales y falta de protección contra la violencia.

Melva Frutos de Artículo 19, organización independiente y fundada en 1987 en Londres con representación en México y Centroamérica desde el 2006, denunció la situación laboral en la que trabaja el medio periodístico en nuestro país, citando los pormenores de esas condiciones adversas.

Melva Frutos

También Reporteros Sin Fronteras, RSF, organización independiente con sede en París y que cuenta con un estatus consultivo ante la Organización de las Naciones Unidas, la Unesco, el Consejo de Europa y la Organización Internacional de la Francofonía (OIF), afirma en un comunicado de abril de 2021 que México continúa como uno de los países “más mortíferos del mundo para la prensa” y lamenta “que el presidente Andrés Manuel López Obrador estigmatice a las y los periodistas que lo cuestionan o que publican en sus medios información contraria a sus pensamientos”.

Los asesinatos, los exilios y la autocensura se han convertido en la regla. Agrega el informe: “La colusión de las autoridades y los políticos con el crimen organizado amenaza gravemente la seguridad de los actores de la información y obstaculiza el funcionamiento de la justicia del país a todos los niveles. Cuando los periodistas investigan temas molestos para el gobierno o relacionados con el crimen organizado –especialmente a nivel local–, sufren amenazas e intimidaciones y pueden ser asesinados a sangre fría. Numerosos periodistas han desaparecido en el país; otros se han visto obligados a exiliarse para ponerse a salvo”.

Como vemos, lo anterior resulta altamente preocupante. Las amenazas, desapariciones, asesinatos han ido en aumento. Una situación documentada ya por los organismos internacionales que menciono y otros más. “La vida de los periodistas de investigación es dura en este país corroído por la corrupción y bajo la influencia de cárteles y narcotraficantes”, han coincidido organismos internacionales al ver la violencia que no dio tregua dentro de la crisis sanitaria que todavía estamos viviendo. Hasta hoy no han disminuido amenazas y asesinatos de comunicadores.

En 2020, ya inmersos en esta crisis de salud, el subsecretario de Derechos Humanos, Alejandro Encinas, señaló que en ese año se registró el mayor número de ejecuciones de periodistas en el país. Agregó que el homicidio no es la única agresión o violencia que enfrentan los comunicadores; hay registro entre 2015 y 2020 de mil 52 agresiones, es decir: “golpes, lesiones, amenazas y hasta ataques a sus oficinas”. La situación no fue diferente en este 2021. En materia de libertad de prensa, nuestro país ocupa el lugar 143, entre un total de 180.

Alejandro Encinas

No por sabida la realidad que vive el periodismo en México dejan de sorprender y de indignar las muertes de comunicadores y las condiciones en las que laboran, expuestas por la crisis sanitaria. Por eso, hay que destacar la labor de los periodistas que hicieron contrapeso a las cifras emitidas en fríos números por la Secretaría de Salud y que tienen claro que su labor y razón de ser está en ir más allá de la versión oficial, siempre maliciosa y manipulada en cualquier gobierno, y continúan con su labor de informar lo que se vivió y se vive aún en el país.

Twitter: @VitaVituchis

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Last modified: 18 enero, 2022
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