Mucho se ha comentado acerca de un instrumento de participación ciudadana que antes era poco conocido en México.
La ahora famosa consulta para la revocación de mandato se llevará a cabo para saber si Andrés Manuel López Obrador debe continuar o no su mandato como presidente de la República Mexicana.
El proceso de revocación de mandato es un derecho constitucional para decidir si se le revoca el cargo al presidente de la república, o bien, mantiene sus funciones. El artículo 5 de la Ley Federal de Revocación de Mandato señala lo siguiente: “es el instrumento de participación solicitado por la ciudadanía para determinar la conclusión anticipada en el desempeño del cargo de la persona titular de la Presidencia de la República, a partir de la pérdida de la confianza”.
La consulta para la revocación de mandato en México está programada el próximo domingo 10 de abril de este año 2022. Las y los mexicanos que decidan participar tendrán la oportunidad de responder una pregunta que tendrá dos respuestas posibles:
“¿Estás de acuerdo en que a Andrés Manuel López Obrador, Presidente de los Estados Unidos Mexicanos, se le revoque el mandato por pérdida de la confianza o que siga en la Presidencia de la República hasta que termine su periodo?”
- Que se le revoque el mandato por pérdida de la confianza.
- Que siga en la Presidencia de la República.

Las papeletas serán de color rosa y estarán acompañadas con marcas de agua que, de acuerdo con el INE, certifican su legalidad [1].
Para poder participar, las y los mexicanos necesitan tener credencial para votar vigente y que no estén suspendidos sus derechos políticos.
Las líneas anteriores son de los pocos aspectos claros para este proceso que, dicho sea de paso, ha estado cargado de polémica desde sus inicios; además, conforme han pasado los días, las controversias entre el grupo político que ostenta el poder y las demás expresiones políticas han provocado confusión entre la población mexicana. Por tal situación, decidí probar un método clásico que indica que, a falta de una verdad clara, se deben hacer preguntas abiertas que estimulen el análisis, razón por la que se le invita al apreciable lector a dedicar un momento para reflexionar después de cada pregunta.
Si nunca hubo una revocación de mandato, ¿por qué hacerla ahora?
El modelo de revocación de mandato es una herramienta válida en las democracias, sin embargo, ha sido acusada en la región latinoamericana de usarse intencionalmente por regímenes populistas para ensalzar la figura del líder, tales son los casos de Venezuela, Bolivia y Argentina. Bajo ese esquema se juzga al gobierno mexicano, pues es de la propia figura del presidente de donde surgió la idea de su propia revocación.
Gracias al grupo parlamentario de la cuarta transformación fue posible su aprobación en 2019 y, a partir de ahí, el propio presidente López Obrador ha insistido que debe ser puesto a prueba en las urnas una vez más.
¿Por qué llega este proceso a la mitad del sexenio?
A diferencia de la mayoría de países del continente, donde los gobiernos duran cuatro o cinco años, los periodos presidenciales en México son de seis años y sin posibilidad de reelección. Esto se originó desde la Revolución para evitar que un régimen se instaure durante demasiado tiempo pero, de la misma manera, se permita un periodo suficiente para que la administración en turno afiance sus proyectos de mediano y largo plazo.
Tener un proceso de revocación a la mitad del sexenio puede hacer que los gobernantes estén más preocupados por su popularidad que por los resultados de su administración; justo de ello es acusado AMLO.

¿Qué diferencia hay entre popularidad y resultados?
Bajo el principio de que todos somos iguales, en la democracia mexicana vale lo mismo el voto de una mujer al de un hombre, vale igual el voto de un neoleonés al de un jalisciense y tiene el mismo valor el voto de un chivista al de un americanista. Lo que realmente hace la diferencia es la cantidad, por eso las campañas electorales están orientadas a ganar la mayor simpatía posible.
En la Grecia antigua funcionaba porque las ciudades-Estado eran muy pequeñas, a comparación de los estándares modernos, y era factible conocer en persona las virtudes y defectos de quien era su representante. En la actualidad, es prácticamente imposible para la población codearse con el “Presidente de la República Mexicana”, siendo la única y lejana interacción a través de la televisión, radio, periódico, revistas o redes sociales.
Realmente no importa el medio, lo más seguro es que la información comunicada estará sesgada y generará confusión en la ciudadanía. Sin entrar en detalles o intentar ser muy específico, hago la invitación para que se revisen los datos oficiales y los no oficiales sobre el balance a tres años del actual gobierno sobre la economía, seguridad, educación y salud; posiblemente sea una vía para conocer más acerca del presidente López Obrador.
Hay datos que afirman que la aprobación del gobierno de México y, especialmente la del presidente AMLO, son altas, ¿por qué sucede esto? Si tal aprobación es cierta, sería oportuno cavilar sobre qué tiene más valor, ¿los hechos o las palabras?
¿Qué finalidad puede tener?
Desde que dejó el gobierno del entonces Distrito Federal, AMLO dedicó 12 años a hacer campaña en el territorio nacional enarbolando una bandera de lucha social que permeó en el grueso de la población, ganando simpatías y una militancia muy amplia. Tres campañas electorales en las que cambió de partido y fundó el propio, bajo estandartes distintos, causas populares y afirmando que él y su equipo serían diferentes de aquellos que ya habían gobernado en el pasado.
Pese a haber perdido dos elecciones presidenciales consecutivas, el éxito electoral en la tercera es indiscutible; no hay duda que ha sido el político mexicano más conocido de la pasada década.
Si como candidato ha sido el gigante a vencer, como gobernante no ha podido dar resultados, pero su equipo de asesores encontró una astuta salida: volver a ser candidato mientras es gobernante.
En México no se permite la reelección, así que con la maquinaria política de la que disponía la facción del presidente López Obrador se reformó la Constitución para incluir la figura de revocación de mandato. Ojo, es importante anotar que la propia bancada de Morena y sus aliados fueron los que dictaron las reglas para este ejercicio; situación que trataremos más adelante.
A partir de aquí surgieron más claroscuros, uno de ellos la intención de AMLO de que la revocación se realizara junto con las elecciones del 2021, ¿acaso su estrategia era recordarle a la población quienes eran las y los candidatos del presidente?
Según lo establecido, esta y futuras consultas deben ser propuestas desde la ciudadanía mediante la recolección de firmas, ¿acaso no parece sospechoso que una consulta de revocación de mandato sea promovida por el presidente en turno y por el partido político que posee el poder? Es aquí donde encontramos la mayor de las contradicciones, pues se ha señalado que son los propios militantes de Morena quienes, haciéndose pasar por organizaciones civiles, se han encargado de todo el proceso de recolección de firmas, situación que origina otro planteamiento: ¿por qué los propios grupos que apoyan a Andrés Manuel López Obrador piden que se le revoque?
En los distintos puntos de recolección de firmas ubicados en territorio nacional se ha llegado a utilizar la palabra “ratificación”, cuando lo correcto es “revocación”. Aunque las dos palabras rimen y comiencen con “r”, tienen significados muy diferentes y, sobre todo, dejan un impacto poderoso en la psicología de la sociedad.

¿De verdad se irá si pierde?
AMLO asegura que ganó las elecciones del 2006, 2012 y 2018 con apoyos históricos, afirmaciones que ha expresado en infinidad de lugares y momentos, situación que lo lleva a pronosticar que no hay posibilidades de que participen suficientes votantes que pidan su destitución.
Para empezar, se necesitaría una participación del 40% del padrón electoral para que el resultado sea vinculante, es decir, más de 37 millones de mexicanos. Las consultas populares convocadas recientemente muestran que la participación de la ciudadanía es mínima y, para el caso de la revocación de mandato, se espera que mayoritariamente acudan militantes y simpatizantes del presidente Andrés Manuel López Obrador.
Por mencionar una referencia, en la consulta realizada el año pasado con el tema del juicio a expresidentes únicamente votaron 6.4 millones de personas [2].
Un dato adicional que es oportuno señalar: hay personas que desaprueban al actual gobierno de México y que exigen que el presidente López Obrador complete su sexenio, tal como lo marca la Constitución y la voluntad de quienes votaron por él en 2018. En dicha postura señalan que prefieren que AMLO rinda cuentas y dé la cara por cada una de las decisiones tomadas en su gobierno, evitando así su revocación e impidiendo una salida sencilla para él.

¿Qué sigue en caso de que se llegue a una declaratoria de revocación?
La Constitución establece qué se debe hacer en caso de la falta absoluta del presidente en el último párrafo del artículo 84: “En caso de haberse revocado el mandato del Presidente de la República, asumirá provisionalmente la titularidad del Poder Ejecutivo quien ocupe la presidencia del Congreso; dentro de los treinta días siguientes, el Congreso nombrará a quien concluirá el período constitucional”.
¿Hay prohibiciones?
Se pueden englobar en las siguientes tres:
- El uso de recursos públicos para la recolección de firmas, promoción y propaganda relacionados con el proceso.
- Ninguna otra persona física o moral podrá contratar propaganda para influir en la opinión de la ciudadanía.
- Desde la convocatoria y hasta la conclusión de la jornada, deberá suspenderse la difusión de toda propaganda gubernamental, sólo podrán difundir las campañas de información relativas a los servicios educativos y de salud, o las necesarias para la protección civil.
¿Y por qué hay conflicto con el INE?
Los desacuerdos con el INE tienen origen incluso antes de conformarse como tal, pues AMLO ya había acusado al Instituto Federal Electoral de fraude desde su derrota en las elecciones de 2006. A partir de entonces han sido muchos los desencuentros con la autoridad electoral, no obstante, la única ocasión que AMLO ha respetado al INE fue en el 2018, tras su triunfo en la carrera presidencial.
Ya como presidente, López Obrador ha demostrado que no le gustan los contrapesos ni los organismos autónomos, tanto de hechos como de palabras, tildándolos de “instrumentos neoliberales”.

Algunos analistas opinan que uno de los objetivos de la revocación de mandato es el de golpear al INE, ya sea para doblegarlo a la voluntad del presidente o bien para desaparecerlo y, de esta manera, lograr que las futuras elecciones vuelvan a estar en manos del gobierno.
Al acusar al INE de no seguir las confusas reglas que dictó a modo la propia fracción parlamentaria de Morena y sus aliados, al reducirle al mínimo el presupuesto para este ejercicio democrático y al no respetar la veda electoral, el presidente AMLO deja claro que el INE no forma parte de sus afectos.
¿Los recursos destinados para la revocación de mandato son en realidad marketing político gratuito para López Obrador y, además, un ejercicio costoso para México?
Es preciso hacer otra pregunta, ¿es realmente necesario despilfarrar una cantidad tan alta de dinero?
El INE aseguró que el presupuesto asignado no será suficiente, pero sigue siendo una gran cantidad de dinero que podría ser destinado para atender las carencias del país y atacar muchos de los problemas que aquejan a México. Hay otras prioridades y, por eso, la revocación de mandato es también una irresponsabilidad desde la óptica económica.
¿Qué seguirá después?
Es momento de reflexionar sobre el posible futuro de las revocaciones de mandato pues, aun demostrando bajo interés por parte de la población, las señales permiten ver un esbozo de los próximos planes para nuestro país desde las perspectivas políticas y electorales.
En los siguientes años, la presidenta o el presidente en turno pondrá especial cuidado en que la sociedad, o incluso sus adversarios políticos, decidan invocar este instrumento de participación ciudadana durante su sexenio; razón por la que veremos gobernantes que orienten sus esfuerzos en mantener su aprobación, evitando la implementación de las necesarias y “algunas veces impopulares” medidas que dan resultados positivos a largo plazo y que realmente resuelven las problemáticas del país.
Una última pregunta podría surgirle al apreciable lector: ¿voy a participar?
“La democracia es el destino de la humanidad; la libertad, su brazo indestructible”. Benito Pablo Juárez García.
Webgrafía
[1] https://mexico.as.com/mexico/2022/01/19/actualidad/1642620676_069781.html
* http://www.dof.gob.mx/nota_detalle.php?codigo=5642791&fecha=15/02/2022
Muy buen artículo, me hizo reflexionar mucho el tema,
Se viola la Constitución, ya que en ella se menciona: que éste ejercicio debe ser solicitado por la ciudadanía y la realidad que está siendo promovido por el propio presidente, entre otras irregularidades. Y como lo mencionas, es un márketing político y claramente se vé que es para desacreditar al INE. Es una gran farsa que su único fin es aumentar el EGO de AMLO.
No participen en la revocación de mandato pues desde su origen ( firmaron muertos, mascotas y muebles) demostraron ser unos tramposos.
Sí asistes a emitir una respuesta sólo estarás siendo parte de la trampa para el pueblo.
Para decirlo sin palabras altisonantes.
Excelente artículo, muy puntual y claro de lo que realmente significa la revocación de mandato. Felicidades!!!
Excelente artículo. Se observa por el actual gobierno una doble intención.