Aunque está allí sentado al escritorio, no se mueve si llaman a la puerta ni se inquieta cuando vuelven a timbrar; no nota que sales aprisa del baño con los cabellos escurriendo, ni pestañea cuando preguntas: “¿Quién?” para cortar casi en seguida… “Ahorita no, gracias”.
Ni siquiera se da cuenta que ahora estás desnuda porque secas el agua de la cabeza con la toalla que te envolvía el cuerpo. “Ojalá se resbale con el charco que voy dejando” –piensas⧿ mirándolo preparar sus clases tan atento. ¡Ahora el teléfono! Vuelves sobre tus pasos. Te diriges en cueros a levantar la bocina, esta vez sin apresuramientos, porque sabes que nadie va a disputarte el derecho a contestar.
⧿¿Si?
Luciano, del otro lado de la línea, dice: “¿Palomita?”. Giras instintivamente la cara hacia el escritorio. Tu marido no se ha movido, sin embargo, aclaras la garganta y disfrazas la conversación: “Sí, claro Graciela, a las cinco” ⧿mientes⧿ y agregas fingiéndote espontánea: “¿Toca cuaderno pautado? Allá nos vemos”, terminas, sin dejar de vigilar al marido con la orillita del ojo.
Si tuvieras que poner un nombre a la expresión de la cara de tu marido, sería “cerrado”.
Una sensación de ligereza te invade. Ahora llevas la toalla en los brazos, meciéndola como a un gatito amoroso.
En el cuarto, te ocupas en alisar el vestido gris que te sienta bien y en elegir un perfume cálido que se evapore en tu nuca, en los hombros, mmm, en el ombligo…
En el estudio, tu marido se estira como salido de un sopor y se dirige a tu recámara, cuidando no pisar el charquito que dejaste hace un rato.
Toca la puerta con un nudillo, y con voz de quien ha terminado su deber te anuncia: “Hoy te acompaño al coro mi amor, tengo ganas de oírte cantar”.
Gracias, José Antonio!
Muy afortunada ilustración, incluidas las líneas verticales, y que evocan la “prisión”.
Como una relación entre dos personas puede convertirse en una cárcel. Donde hubo amor, simpatía, empatía, identificación, se puede transformar en algo metálico, en varios sentidos de la palabra: monetarista, frío, helado como el hierro, relación entre dos objetos. Donde se pierde la relación entre dos sujetos (personas), y se vuelven relaciones alienadas…
Que tal! No me esperaba ese desenlace.muybien tratado
Que bien describes los sentimientos, los movimientos. Dejas claro la vida rutinaria que llevan estas personas. Haces que uno se sienta un espectador sentado en su sala. Muy bueno!!! Excelente Patty!!!
No podía estar mejor el titulo de este corto relato, que retrata acertadamente una realidad que no tiene tiempo, tan pasada como presente .
Inesperado final, pero buen reflejo de cómo las parejas viven en monotonía o tal vez los dos quieren algo distinto, ella quiere tener una relación como en los buenos tiempos y el vive su cotidianidad y deja a su esposa vivir la suya, y cuando tiene ganas de compartir comparte, aunque ella al parecer no es lo que quiere, ya hasta parece odiarlo por la indiferencia que tiene hacías ella (según su persepcion). Gracias por esta breve historia, me dejó pensando muchas cosas…
Muy buen texto. Una cárcel tridimensional: “Palomita”, le dice el amante. Todos son guardas y prisioneros aún sin saberlo.
Muy buen giro argumental, te mando un gran saludo
Oh no, y ahora cómo hacerle, seguro algo espontáneo tendrá que salir de tu gran e inesperada invitación a escucharte cantar, oh no, piensas, y ahora ojalá vuelva a marcar Graciela para, para concertar otra cita, en otro momento más afortunado.!!
Buena historia, lo cotidiano de las parejas a veces propician el desinterés en una relación; al grado de buscar en otra persona lo que se piensa y se siente ya no tener esa atención del esposo….¡!¿?
Y qué tal con el final que dice lo contrario.
Felicidades y Saludos.
Excelente relato que retrata la realidad de una relación insatisfecha, al leer se transmite el hastío y rencor que siente la protagonista; con la cual va construyendo los barrotes de su prisión voluntaria. Me gusta la vuelta de tuerca final, dónde deja a consideración del lector el posible final. Saludos y felicitaciones.
Increíble !! unos renglones bastan para retratar la vida de este par o más bien terna 🙌🏼
A Graciela’ no le va a gustar eso, ja ja… Y a la Palomita menos, ella deseaba entonar las sonatas prohibidas por la iglesia, ¿y ahora?