En nuestros días la humanidad se encuentra bajo ataque.
La estupidez ha lanzado una doble tenaza de la cual no se aprecia que la humanidad pueda librarse. Una es la guerra nuclear, la otra el “tipping point” climático.
La amenaza nuclear
Desde hace décadas sabíamos que el futuro de la humanidad pendía de un hilo.
Todavía recuerdo cuando, en mi temprana infancia, tenía pesadillas sobre lo que nos ocurriría si se desataba la guerra entre la URSS y USA cuando la crisis de los misiles, esos que la URSS pretendía instalar en Cuba. En aquella ocasión, afortunadamente, prevaleció el buen sentido de Kennedy y Jrushchov y, una vez que los misiles volvieron a la URSS, la situación regresó a la calma.
La crisis de los misiles de 1962, sin embargo, mostró al mundo que su existencia pendía de un hilo, que bastaba que un loco ocupase el poder en las naciones que poseen armas nucleares para que el Reloj del Juicio Final[1] avanzase los pocos minutos que le faltan para cerrar su ciclo.
Como regalo del Día del Niño, el 30 de abril pasado, Vladimir Putin, a la par que mostraba imágenes de la avasallada Mariúpol, amenazó a todas las naciones europeas que apoyan a Ucrania. En tal ocasión, ante la televisión rusa, Putin amenazó con destruir a Berlín en 106 segundos, Paris en 200 y Londres en apenas 202 segundos[2]. Y posee las armas para hacerlo.
El mundo puede pagar muy caro la incapacidad geopolítica de Zelenski. Como bien indica Gregorio Morales[3], haber colocado en la presidencia de Ucrania a un inepto en geopolítica (muy nacionalista, eso sí) no sólo ha ocasionado ya un enorme sufrimiento a su propio pueblo –el cual ha debido emigrar para evitar formar parte del “daño colateral” ocasionado por la guerra–, sino que ha colocado a la humanidad en una verdadera encrucijada, en un riesgo extraordinario. Putin alega que no está exigiendo algo que Kennedy no haya exigido antes (en 1962 Kennedy amenazó con la guerra nuclear, pues consideró que la URSS instalaría en Cuba misiles que fácilmente alcanzarían su territorio)… y tiene razón… aunque es tan inaceptable lo que sostiene como cuando lo sostuvo Kennedy.
De un perverso sólo conviene alejarse. No se le puede vencer, como indica Françoise Davoine citando a P.C. Racamier[4]. Sólo convirtiéndose en perverso se le puede vencer… y en tal caso la perversión no es conjurada, sólo cambia de personaje.
Los “tipping points”
Pero la amenaza nuclear de Putin es apenas la primera tenaza contra la humanidad. La segunda la constituyen los tipping points, los “puntos de no retorno” respecto al cambio climático.
Un tipping point (punto de inflexión o “punto de no retorno”) en el sistema climático es, según la climatología, un momento en el cual una situación climática determinada pasa de condición estable a inestable que, poco tiempo después, alcanza una nueva estabilidad (un nuevo estado), la cual puede ser muy diferente a la anterior. Un ejemplo de ello es el desierto del Sahara, en nuestros días una de las regiones más áridas de la Tierra, pero, hace entre 5,000 y 10,000 años, era un bosque húmedo donde cazadores y recolectores vivían de lo mejor[5].
Existen también tipping points no climáticos sino socioeconómicos, como el que describen Marc Friedrich y Matthias Weik en su estudio Der grösste Crash aller Zeiten (El mayor Crash de todos los tiempos) publicado en el 2019. Tales autores pronostican que la economía ha contraído deudas impagables y recientemente ha inyectado artificialmente demasiado dinero en el sistema, por lo cual está condenada a sufrir una crisis mucho peor que la de los años 1929 o 2008. Tal crisis, indican, ocasionará, en muy pocos años, una elevada inflación, desempleo, incremento de los impuestos y una debacle en la banca mundial. La economía mundial, después de tal crisis, puede ser muy diferente a la actual y muchos ciudadanos y empresas no lograrán sobrepasar un cambio tan radical.
¿Y en el clima?
En nuestros días existen varios tipping points climáticos en la Tierra, los cuales han sido ocasionados por los gases de efecto invernadero, responsables también del Calentamiento Global Antropogénico (CGA).
En el ensayo Climate tipping points – too risky to bet against elaborado por Timothy Lenton, Johan Rockström et al.[6], señalan los 9 puntos de no retorno más preocupantes del sistema climático de nuestro planeta:
- La selva amazónica, la cual, de no detenerse la deforestación y el CGA, podría convertirse en un enorme desierto.
- El bosque boreal de Norteamérica, el cual, a causa del incremento de los incendios y las plagas ocasionados por el CGA, amenaza con extinguirse.
- La cubierta de hielo de Groenlandia, cuyo pergelisol, a causa del CGA, se reduce dramáticamente, ocasionando no sólo la desestabilización de la infraestructura de ciudades y pueblos, sino que amenaza con incrementar de manera desmesurada el agua de todos los mares y, en consecuencia, inundar las ciudades costeras.
- La desaparición del polo norte. El polo norte es, quizás, la región que más ha sido afectada por el CGA: la cubierta de hielo que lo conforma se ha reducido, de 1979 a la fecha, en casi la mitad, por lo que se espera, en el curso de esta década, que desaparezca totalmente durante el verano.
- La disminución de la fuerza de la Corriente del Golfo (Gulf Stream). Varios estudios[7] han mostrado que la Corriente del Golfo se encuentra en proceso de ralentización, un fenómeno que podría iniciar otra era de hielo en el continente europeo, además de afectar antes el clima de toda la región.
- La pérdida del pergelisol de Siberia y el norte de Canadá, lo cual amenaza con incrementar en gran medida el metano atmosférico, uno de los peores gases de efecto invernadero. Tal incremento amenaza con acelerar el CGA.
- La pérdida de los arrecifes de coral. En todos los mares del globo, y como consecuencia del incremento de la temperatura oceánica, se reducen los hermosos arrecifes coralinos. La Gran Barrera de Coral de Australia, los arrecifes del Mar Caribe y el Pacífico Sur desaparecerán cuando la temperatura global se incremente en dos grados más respecto a épocas preindustriales. Y, tal y como indica el AR6 del IPCC,[8] ya llevamos 1.09°C de incremento respecto a tales épocas.
- Variaciones en los monzones de África y la India. El CGA ocasiona que las lluvias que anualmente bañaban vastas regiones de África central y el subcontinente indio vean alterado su ciclo, generando largas sequías y disminución de la producción agrícola a cielo abierto.
- La pérdida de hielo de la Antártida. La cuenca de Wilkes de la Antártida del este, así como el Glaciar Thwaites y muchos otros de la Antártida del oeste pierden hielo de manera muy acelerada, lo cual incrementará la cantidad de agua del Sistema Tierra, amenazando con poner bajo el agua a múltiples regiones costeras, incluidas ciudades tan importantes como Ámsterdam, Venecia, Calcuta, Shanghái o Nueva York (The Global Risk Report 2021).
El grito de la ONU
Conociendo tales puntos de inflexión, Antonio Guterres, el líder de la ONU, no deja de reiterar que todas las naciones de la Tierra deberían esforzarse por detener sus emisiones de gases de efecto invernadero, es decir, que deberían realizar ya una reforma energética que sustituya la quema de combustibles fósiles por energías renovables (solar, eólica, maremotriz y demás), que disminuyan el consumismo y la deforestación que ocasiona el consumo de cárnicos, que verdaderamente conserven bosques, selvas y manglares, entre muchas otras medidas.
México, en particular, debería dejar de soñar con convertirse en una nación exportadora o refinadora de petróleo. El extractivismo no es bueno para el planeta. Deberíamos estar esforzándonos en reconvertir a Pemex en Hidromex (generando hidrógeno con renovables como están haciendo los chilenos), en promover la agricultura orgánica generalizada, en evitar la minería tóxica o los nuevos “desarrollos” inmobiliarios sobre bosques o zonas agrícolas, en dejar de producir autos de combustión interna y sustituirlos por bicicletas o por los maravillosos biohíbridos. Desgraciadamente, la administración actual del país prefiere hacer oídos sordos a los gritos desesperados de Guterres y muchos otros ambientalistas. Como AMLO siempre indica: “él tiene otros datos”.
Las amenazas antes descritas, no sobra reiterarlo, amenazan con convertir a la Tierra en un planeta francamente inhabitable para innumerables especies, la nuestra incluida.
La locura de déspotas y dictadores de la peor calaña, preocupados por asuntos verdaderamente menores y fuera de toda perspectiva, amenaza con acabar con la vida tal y como la conocemos.
Los humanos, los ciudadanos de la Tierra, somos tan pequeños que simplemente estamos a merced de tales déspotas. Esa es nuestra triste realidad.
Cuernavaca, Morelos, 11 de mayo de 2022.
[1] El Doomsday Clock es un reloj simbólico que establece el tiempo en el cual la civilización terminaría una vez iniciada una guerra con armas nucleares. Fue establecido en 1947 por la Junta directiva del Bulletin of the Atomic Scientists de la Universidad de Chicago. En nuestros días se encuentra a sólo 100 segundos del final.
[2] El mundo, 30 de abril de 2022: https://www.elmundo.es/internacional/2022/04/30/626d40a8e4d4d8a7458b45d1.html
[3] Morales, G. (2022). Ucrania, The Day After, Plaza de armas, 4 de abril de 2022.
[4] Davoine, F. (2021). La transferencia como interferencia, México: Nandela, p.31.
[5] Márquez, W. (2017). Cómo era el Sahara antes de convertirse en uno de los mayores desiertos del planeta. BBC Mundo (23.03.2017): https://www.bbc.com/mundo/noticias-39307995
[6] Lenton, T. et al. (2019). Climate tipping points – too risky to bet against. Nature 575, 28 November 2019. https://www.nature.com/articles/d41586-019-03595-0
[7] L. Caesar, GD McCarthy, DJR Thornalley, N. Cahill, S. Rahmstorf. Circulación de vuelco meridional del Atlántico actual más débil del último milenio. Ciencias de la naturaleza de la naturaleza, 2021; DOI: 10.1038 / s41561-021-00699-z
[8] Sexto Informe del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático, presentado el 9 de agosto de 2021.
Gracias Dr. Tamayo por su artículo. La deforestación y destrucción de la zona maya resultan alarmantes y parece que la ambición y el desinterés por la vida son características de la actual administración. ¿Cómo defender a las selvas frente a la política necia? Saludos con admiración.