CRÓNICA: JESÚS ARRIAGA/LALUPA.MX
FOTOS: CÉSAR GOMEZ REYNA/LALUPA.MX
Entusiastas, varias madres de familia agarran con decisión la brocha y los botes de pintura y le dan su “manita de gato” a las guarniciones y los barandales de las escaleras que dan acceso a uno de los patios de la escuela Benito Juárez, en San José el Alto. En una labor conjunta con las autoridades del plantel educativo y del municipio de Querétaro, las mamás ayudan a rehabilitar las instalaciones educativas para brindar un espacio más armónico para los alumnos que acuden a formarse, a educarse.
Afanosas, no dejan nada sin pintar. Incluso los juegos infantiles —como los aviones que están pintados en el piso— reciben su dosis de embellecimiento. Es más, hasta al tope de la calle Guanajuato, frente a la escuela, le dan su mano de pintura.
María del Carmen Altamirano es una de las madres de familia que se unió a la faena en la escuela, en la cual el municipio de Querétaro, a través del programa Jornadas Contigo, pone los materiales para la rehabilitación del plantel, mientras los padres de los alumnos hacen lo propio con la mano de obra. De hecho, con este programa, que fomenta la participación comunitaria, las autoridades locales atenderán 200 colonias, entre ellas San José el Alto. Se prevé beneficiar a más de 441 mil queretanas y queretanos.
Patricia Nereyda López de la Cruz, directora de la primaria Benito Juárez, explica que la campaña fue propuesta por el municipio de Querétaro para trabajar con padres de familia de los dos turnos del plantel educativo (en el vespertino la escuela se llama Josefa Ortiz de Domínguez) con la intención de rehabilitar los espacios de la escuela.
“Es una escuela grande, donde en realidad nunca se le había dado mucha atención, mucha rehabilitación. Ahorita estamos recibiendo el apoyo del municipio con materiales para limpiar, para pintar, y los padres de familia ponen la mano de obra. El objetivo es pintar las jardineras, los barandales, hacer algunos arreglos en los patios, en la entrada se va a acondicionar para tener otro acceso”, apunta. Dice que con esta dinámica se va a beneficiar a casi mil niños de los dos turnos.
Señala que la respuesta de los padres de familia fue muy positiva, acudieron a hacer la faena, pues están conscientes de que recibir el apoyo del material es de gran ayuda para tener mejores espacios para los menores que acuden a la escuela.
“Los niños están contentos porque ven que sus espacios van a estar mejor. Al verse en mejores ambientes de aprendizaje, además de que van a aprender mejor, van a estar más contentos y eso los va a fortalecer”, destaca la directora.
Resalta que después de casi tres años de clases a distancia por la pandemia, el regreso a la modalidad presencial fue tomada con agrado por alumnos y maestros, por volverse a encontrar y realizar actividades que no se podían realizar a la distancia. Sin embargo, este retorno también evidenció el deterioro de las instalaciones por la falta de mantenimiento.
“Siempre tuvimos a alguien tanto del Comité de Padres de Familia como del personal administrativo auxiliar, tratando de darle mantenimiento, pero de alguna manera la falta de uso deteriora las instalaciones.
“Los salones se empolvaron. Fuimos víctimas del vandalismo en varias ocasiones. Cortaron los cables de toda la escuela, y nos quedamos sin energía eléctrica. Además, los baños dejaron de funcionar, pues se robaron la tubería . Ahorita ya tenemos apoyo de la USEBEQ”, subraya la docente con 28 años de servicio.
Agrega que es importante que en la escuela exista un entorno agradable, para que los niños tengan un buen ambiente de aprendizaje y eso los aleje de los contextos negativos que los pudieran rodear, como adicciones y delincuencia.
María del Carmen Altamirano, comerciante de oficio, representante de los padres de familia y madre de Luz del Carmen, alumna de quinto año, sostiene una brocha en la mano derecha. Sus manos, con manchas de pintura azul, evidencian que ha trabajado buena parte de la mañana en el remozamiento de la escuela de su hija, al igual que una decena de padres de familia.
Dice que se decidió a participar en la jornada de rehabilitación por la necesidades que se tienen en la comunidad. “La escuela es de muchos años y muy grande, muy bonita, pero le hace falta mucho para embellecerla, para que nuestros niños estén más cómodos, que les llame la atención venir”.
A los padres de familia se les convocó para que acudieran a remozar las instalaciones. Ella estuvo pintando barandales. Dice que se hizo un espacio en su actividades diarias, como muchos padres, para acudir al llamado de la escuela e incorporarse a la jornada. “Como padres debemos apoyar a los niños, a la escuela”.
Mientras conversa, Carmen observa a las mujeres, madres de familia que terminan de pintar un muro. Los castillos y trabes son de color amarillo, la parte central, azul. A su costado, otro grupo de mujeres pinta de amarillo una guarnición, mientras un hombre termina de dar color al barandal de una escalera. Cerca de la entrada, tres mujeres dan un retoque de pintura al avión dibujado en el suelo, para que las niñas y niños jueguen este pasatiempo tradicional de patio de escuela.
Carmen agrega que a la escuela, que ya tiene más de 60 años, le hacen falta aulas, pues son una comunidad muy grande. “No contamos con una barda perimetral. Muchas veces las faenas las llevamos a cabo nosotros mismos. La Delegación y el municipio de Querétaro sí nos apoyan, pero es mucho lo que necesitamos, porque cada día son más niños”, subraya.
En tanto, Alma Rosa Basilio, madre de dos niños que estudian en la primaria, uno en segundo año y el otro en quinto grado, dice que es vocal del grupo de segundo, y que les estuvieron entregando volantes los días previos, invitándolos a la jornada de rehabilitación, además de la directora Paty, quien también los invitó a participar. “Como padres de familia, creemos que entre más bonita se vea la escuela, es mejor para los niños”, abunda.
Luego de más de dos años de clases en casa, señala, los niños estaban desesperados por salir, por regresar a la escuela, por ver a sus compañeros. Además, la enseñanza en casa no es lo mismo que en las aulas. En el caso de su hijo menor, apenas está conociendo su escuela, pues la pandemia impidió que empezara su educación primaria de manera presencial.
La campana que anuncia el recreo suena. De los salones salen los niños a jugar, a comer su lunch sentados “en bolita” en una esquina de uno de los patios. Los menores miran emocionados los cambios en su escuela. Algunos buscan a sus padres o madres que dan los últimos toques a algunas zonas del plantel, y se encuentran con ellos con mucho entusiasmo, contentos, sin duda, pues desde ya en la escuela de más de seis décadas se percibe un ambiente más amigable.