Autoría de 1:46 pm #Opinión, Eric Rosas - La Onda Plana

Albores de la era cuántica – Eric Rosas

Para muchas personas, pocas situaciones resultarían tan escalofriantes como enterarse de que su pareja ha logrado descifrar el código de seguridad de su teléfono celular. Y es que cada vez más la privacidad es el único activo que nos queda a las personas. Por eso es de suma importancia que nuestra información sea adecuadamente protegida de la vista indiscreta de aquellos individuos que no tendrían que acceder a ella, por carecer de alguna justificación válida.

Por fortuna, actualmente los datos que se transmiten por la internet o se almacenan en la nube o los distintos servidores, ya sean del gobierno o de las entidades privadas —nuestros datos biométricos, historiales médicos, información bancaria, etc.—, están suficientemente protegidos gracias a técnicas bastante robustas de encriptación, como las basadas en la factorización de números primos —algoritmo RAS— o las de curvas elípticas, cuyas matemáticas subyacentes hacen casi imposible que las computadoras convencionales de hoy en día puedan dar con la clave para decodificar la información y fisgonear en nuestras vidas, enterarse de nuestras conversaciones de mensajería instantánea o conocer el historial de nuestras visitas a sitios web, mientras utilicemos navegadores como el Tor.

El problema es que en el futuro estas técnicas de codificación para la información podrían dejar de ser lo suficientemente seguras, pues el enorme poder de las próximas computadoras cuánticas permitiría que el algoritmo de Shor —ideado por Peter Shor en 1955— decodificara cualquier encriptación presente en un santiamén. Dado que el avance reciente alcanzado en el desarrollo de las computadoras cuánticas ha sido notable y algunos prototipos prometen transitar pronto hacia una producción más amplia, aumenta la urgencia por desarrollar nuevas técnicas de encriptación cuántica que sean inexpugnables para estas nuevas máquinas.

Todavía no se puede predecir adecuadamente cuándo se dará esta transición en la computación, aunque muchas de las grandes firmas y de otras tantas nacientes startups, que siguen trabajando aceleradamente en el desarrollo de hardware y software, así como en el aumento de la fidelidad —reducción de errores al momento de transmitir datos—, presagian que para el 2036 las computadoras lograrán decodificar en tan sólo 24 horas el algoritmo conocido como el RSA-2028, un protocolo estándar de la encriptación que utiliza claves de 2048 bits.

Ante esta realidad, el Instituto Nacional para Estándares y Tecnología (NIST, por National Institute for Standars and Technology) de los Estados Unidos de América, reconocido tanto por la Oficina Internacional de Pesos y Medidas como por el Instituto Nacional de Metrología (INM) estadounidense, ha debido redoblar el paso en el desarrollo de nuevos algoritmos matemáticos que puedan hacer frente a este cambio computacional conocido en el medio como el Y2Q —por analogía con lo que fue el Y2K (Year 2000) del tránsito al actual milenio—, y hace poco lograron aprobar el primer estándar para encriptación cuántica.

Si bien la liberación de este primer estándar cuántico para codificación de la información parece llegar con demasiada antelación, la realidad es que resulta más que oportuno, ya que actualmente existen muchos algoritmos que se han dedicado desde hace bastante tiempo a recolectar datos con la intención de poseerlos para desencriptarlos en cuanto la tecnología lo permita; de forma que muchos de los registros médicos de los ciudadanos, pero también otra información, como la relacionada con las comunicaciones de temas de seguridad nacional entre gobiernos o los historiales de infraestructura vital para los países, podrían convertirse en oro molido para los ciberterroristas de mediados de este siglo.

Mientras que el NIST nuevamente le recuerda al mundo su importancia para el desarrollo de la tecnología en las décadas por venir, nuestro INM mexicano sigue funcionando como un caro laboratorio de calibración y sin realizar la investigación que demandan las tecnologías emergentes.

Lo anterior, dicho sin aberraciones.

*En portada: Computadora cuántica de IBM

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Last modified: 20 julio, 2022
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