REPORTAJE: PATRICIA LÓPEZ NÚÑEZ/LALUPA.MX
El pueblo de Bernal, vigilado por su Peña, es casa de leyendas de brujas y ovnis, de fantasmas y ánimas que no encuentran la paz. A los pies del monolito considerado el guardián otomí-chichimeca, se encuentra el pueblo con más de 200 hoteles, que recibe hasta 15 mil personas cada fin de semana y en el que todavía sobreviven leyendas que tienen cientos de años, algunas adaptadas a temas más actuales.
El presidente del Patronato de Cultura y Turismo de Bernal, escritor y hotelero, Edgardo Cabrera Delgado, resaltó que Bernal es de los pueblos más antiguos de Querétaro, pues se fundó en 1647. “Tenemos 375 años de existencia, muchos ya lo conocen, los que no, lo han visito en películas o televisión. Aquí está la Peña de Bernal, el monolito más alto del planeta y por supuesto que no podían faltar las leyendas en un pueblo tan antiguo”.
A la Peña se le atribuye la facultad de dar larga vida a los habitantes, ser una “ventana” para la visita extraterrestre y su pueblo es hogar de leyendas que atraen a miles de personas cada fin de semana.
El Charro Negro y el valiente sacerdote
Una de las historias más antiguas, “de allá por 1890 y tantos, dice que a las afueras del pueblo en un cruce de caminos aparecía un Charro vestido de negro y después se metía al pueblo con su caballo. Al pasar por las calles empedradas los cascos del caballo sacaban chispas, tenía muy atemorizado a los habitantes de Bernal”.
Los pobladores pidieron apoyo al presidente municipal, que los remitió con el cura del pueblo, porque se trataba de un alma en pena que tenía en zozobra y con mucho miedo a todo Bernal, que en ese momento no tenía más de mil 500 habitantes.
En una noche de luna llena, el sacerdote, acompañado del sacristán, acudió a la entrada del pueblo hasta que notaron una polvareda y vieron al Charro Negro acercarse con su caballo. A 20 metros de distancia, el sacerdote lo enfrentó con una cruz en la mano y le pidió que se parara.
“El Charro paró su caballo y después el sacerdote le pidió que se bajara del caballo y que se hincara, que se quitara el sombrero. El charro hizo esto, su cara era una calavera, un cráneo y antes de que volviera a regresar a su caballo el padre lo confiesa. El sacristán y el padre temblaban de miedo en esa noche fría, después de escuchar la confesión, darle la absolución de los pecados, el charro vuelve a montar a su caballo y se pierde”.
Al regreso a la iglesia, el sacristán quedó sordo y mudo y el cura murió al poco tiempo por razones desconocidas. Entre 20 o 25 años después, el Charro Negro volvió a atemorizar a Bernal. “Se repite la historia, van los pobladores con el presidente municipal y les pide que regresen con el nuevo sacerdote que era también pariente del anterior. Este Charro no se aparecía en el cruce de caminos, sino que entraba al pueblo por la calle Porfirio Díaz, llegaba al centro, caminaba una cuadra y se volvía a salir del pueblo”.
Esta vez el sacerdote se negó a participar y dejó la responsabilidad en manos del alcalde, Isauro Cabrera. El presidente municipal armó a un grupo de habitantes con escopetas, fusiles y pistolas para esperar la aparición del Charro Negro. Al acercarse, el presidente municipal lo enfrentó con la pistola desenfundada y le pidió bajarse del caballo.
“El Charro Negro para el caballo, se baja y se acerca y le dice: soy yo padrino. El presidente municipal le ordena que se quite el sombrero de charro. Se cae una melena, no era un hombre, era una mujer, que amparada de la leyenda del Charro Negro iba a visitar a su amante en el pueblo de Bernal. El presidente municipal le dice: vuélvete a poner el sombrero y no regreses más. Se fue y nunca más volvió a aparecer. El presidente municipal se negó a decir quién era esa mujer, claro, era su ahijada, ni siquiera le dio el nombre a su esposa, Doña Bertita Delgado y la leyenda quedó ahí”.
De brujas y ovnis a montón
A principios del siglo XX empezaron a aparecer unas “colas de lumbre, de fuego sobrevolando la punta del cerro de Bernal” recuerda Edgardo Cabrera. Los habitantes, como doña Tina Cabrera decían que era brujas. “Ese fuego que sobrevolaba y desaparecía fue visto por muchas personas, muchos lugareños y esto servía a los padres de familia para que las chicas y los chicos de aquel tiempo se fueran a dormir a sus casas temprano, a las 7 de la tarde, máximo a las 8 de la noche”.
De unos años para acá, a esas luces ya no se les llama brujas, sino ovnis, que todavía pueden verse a plena luz del día. “Ahora son objetos con muchas luces de colores incluso, lo que se ha visto son esferas que están estáticas, por mucho tiempo, no como esas fotografías que luego presentan en los chats y están borrosas o muy lejanas y dejan muchas dudas, aquí son claras en el día, son esferas como plateadas, una o dos, a veces tres, después ni siquiera desaparecen a grandes velocidades, se van poco a poquito y se pierden”.
Las fotografías sobre las luces que sobrevuelan la Peña de Bernal inundan las redes sociales, a veces logran captarse minutos antes de la aparición de varios rayos o cambios de luces en el cielo. “Aquí en Bernal las personas pueden decir cómo, a qué hora, a dónde se van. Ya no son aquellas bolas de fuego, las brujas que espantaban y ahora hay una gran ventaja, porque todos traemos celulares y rápidamente sacas una fotografía o un video y eso facilita el avistamiento de los objetos”.
Una gran cantidad de ufólogos se acercan a Bernal en busca de conseguir alguna imagen clara de los supuestos ovnis, “se dice que incluso hay un observatorio ovni en la parte de atrás de la Peña, se dice que hay una ventana, que hay un portal, yo no tengo evidencia, pero sí se cuenta y que yo no lo haya visto no quiere decir que no sea cierto. Cómo cambian las cosas, antes eran brujas”.
Las ánimas del purgatorio
Los habitantes de Bernal suelen contar que hay procesiones de ánimas “que salen rezando y atraviesan el pueblo desde la capillita de las animitas, van por una calle hasta el panteón de la entrada del pueblo de Bernal”. Muchos aseguran que las vieron o conocen a gente que las vio en ciertas horas de la tarde y la noche.
“Un expresidente municipal, Martín Vega Vega, contó que una vez venía acompañado de su esposa en una camioneta, atrás venían otros vehículos y al llegar a Bernal vieron esa procesión, pararon sus vehículos y admitieron como algo raro es que a ninguno se le veía la cara, porque iban con chales que les tapaban los rostros, rece y rece. No les veían la cara, ni las manos, ni los pies por donde caminaban. Eso lo platicó el ex alcalde y había testigos que sí lo vieron ahí a la orilla del pueblo, prácticamente enfrente del museo de la máscara, en uno de los templos más antiguos de Bernal, la capillita de las animitas”.
Bernal es centro de leyendas y tradiciones
Edgardo Cabrera considera que este montón de historias contribuye a consolidar a Bernal como “el Cancún de los Pueblos Mágicos”, porque es el lugar con más visitantes de todo el país y cada fin de semana llegan arriba de 10 o 15 mil personas, sobre todo a partir del regreso a la nueva normalidad.
“A la Peña de Bernal a la que se le atribuyen asuntos de energía, es mágica y tiene un reconocimiento de la UNESCO, es la guardián sagrada de miles de hectáreas otomí-chichimequeas, es una de las 13 maravillas naturales de México. Tiene más de 200 hotelitos y una gastronomía muy rica”.
Además, tiene una larga experiencia en el mundo cinematográfico al ser el sitio donde se graban películas desde hace más de 75 años, con filmes como Adiós Nicanor, El Peñón de las ánimas, La cucaracha o El gallo de oro y El lugar sin límites, así como numerosas telenovelas.