REPORTAJE: PATRICIA LÓPEZ NÚÑEZ/LALUPA.MX
Don Javier, padre de Ana Karina, dejó la salud en Estados Unidos donde trabajó 36 años para sostener a su familia en Querétaro y sólo regresó a su tierra a morir. Él no necesitó coyotes. Se fue para allá gracias a una beca de estudio del Tecnológico Regional, cuando Ana tenía 3 años, pero consiguió trabajo y se quedó a vivir.
“A los dos años de vivir allá hubo una amnistía y le dieron papeles legales permanentes para trabajar. Trabajó de mesero, en cocina y finalmente para una financiera, pero su estado de salud se fue desmejorando hace aproximadamente tres años. Él empezó a bajar de peso, a sufrir malestares estomacales. En marzo del año pasado le hicieron una biopsia de páncreas y nos dijo que salió negativa”.
Su último trabajo fue como soporte técnico en un banco. La pandemia se atravesó y demeritó su salud emocional y física, hasta que, en noviembre de 2021, después de tres semanas sin saber de él, les llamó y les dijo que tenía cáncer pancreático. “Pudimos trasladarlo a Querétaro, en donde siguió su tratamiento y fue operado, pero lamentablemente falleció 15 días después”.
Ana Karina veía a su papá cada medio año, a veces tardaba más, cuando viajaba a Querétaro para verlas. “Estaba con nosotras, se quedaba de una a dos semanas”. Tras su muerte, Ana y su mamá se enfrentan a los trámites legales, no pueden ir a Estados Unidos a cobrar la pensión a la que tienen derecho, porque no tienen visa y todavía no reciben el seguro de vida que dejó su padre.
“El seguro de vida vence en diciembre de este año y no lo hemos podido cobrar porque al ser en dólares, en la frontera no pasa el cheque y los bancos no pueden recibirlo. Hablamos con una asociación de migrantes y con un notario, ya que uno de los papeles se necesitaba enviar notariado”.
Desde noviembre viven el duelo por la pérdida de su padre, pero también la desesperación porque no reciben la ayuda adecuada. “Nadie sabe los procedimientos exactos a seguir, se perdieron las pertenencias de mi papá que estaban en Estados Unidos, hemos ido a oficinas de migrantes en Querétaro, Guanajuato y San Miguel de Allende y nos orientan en lo que pueden, pero no en todo, ya que no saben bien”.
Solos, con miedo y sin información
Ana recuerda que vivió un golpe fuerte cuando supo que su papá, que este 2022 cumpliría 66 años, estaba internado en Estados Unidos. “Saberlo solo y con miedo y no poder acompañarlo, la desesperación de no poder viajar por falta de visa. Pensamos que fallecería allá y sólo nos traerían cenizas y eso era muy doloroso”.
Lo mismo viven otros migrantes enfermos que no logran comunicarse con sus familias. De muchos de ellos no se tienen ni siquiera las fechas o datos oficiales de sus fallecimientos.
En el caso de Ana el dolor todavía no termina porque “mi papá siempre fue muy dedicado y amoroso con su familia, no sólo con nosotros, con sus hermanos, sobrinos, con mi mamá. Nos traía regalos, ropa y cosas que él pensaba nos gustarían mucho y siempre recordaba aniversarios, cumpleaños. Mi cumple fue este domingo 14 y el suyo el domingo 21, el primer cumple sin él”.
Entre sus mejores recuerdos de la infancia están sus visitas, en las que salían a pasear en el coche a Tequisquiapan, a Morelia o Guanajuato “y eso me gustaba mucho, porque me platicaba de las novedades que veía y había en Estados Unidos, nos contaba todo”.
Hoy Ana formó a su propia familia y le parece increíble que los migrantes no tengan derechos después de tantos años de trabajar en Estados Unidos, que no haya alguien que pueda orientarlos sobre la manera en la que pueden protegerse o dejar todo claro para que sus familias no pasen por trámites y oficinas en las que no hay respuestas.
Querétaro recibió 36 urnas con cenizas de personas que murieron por Covid-19
Querétaro no se ubica entre los diez estados con mayor volumen de migración, de acuerdo con el Anuario de Migración y Remesas de México de 2021, pero el Banco de México demostró que fue el estado que más creció en el envío de remesas de 2020 a 2021, con el 13 por ciento de incremento en ese periodo.
La entidad tampoco tiene una dependencia fuerte de las remesas si se compara con otros estados, pero ese índice de dependencia local pasó de 2.2 por ciento en 2019 a 3.5 por ciento en 2020. El 33.5 por ciento de los queretanos migrantes viven en Texas, el 18.7 por ciento en California, el 10.1 por ciento en Florida, el 4.4 por ciento en Georgia y otro 4.1 por ciento en Carolina del Norte.
Además, el 29.5 por ciento de los migrantes queretanos en Estados Unidos son originarios de la capital, el 10.1 por ciento de San Juan del Río, el 9 por ciento de Corregidora, el 7.2 por ciento de Huimilpan, el 6.2 por ciento de El Marqués, el 5.9 por ciento de Landa de Matamoros, el 5.7 por ciento de Cadereyta de Montes, el 3.8 por ciento de Amealco, el 3.7 por ciento de Pinal de Amoles y el 3.5 por ciento de Jalpan de Serra.
El mismo Anuario ubicó a Querétaro entre los once estados mexicanos a los que se trasladaron urnas con cenizas de migrantes que fallecieron por Covid-19. De acuerdo con un informe de la Secretaría de Relaciones Exteriores del 10 de diciembre de 2020, durante ese año se trasladaron 396 urnas con cenizas de personas mexicanas que perdieron la vida en ese país por esta causa.
En los casos de fallecimientos, los familiares de los migrantes encuentran poca ayuda para recibir pensiones o cobrar los seguros a los que tienen derecho y los plazos no se detienen, por eso, familias como la de Ana Karina piden tener más acceso a los apoyos de orientación.
“Somos muchas familias en la misma situación y buscamos ayuda con los grupos de migrantes, con los consulados, con asociaciones, pero está difícil que alguien nos ayude y hay que apurarse para cumplir con los plazos, mientras que vives con el dolor, porque conforme pasa el tiempo o se acercan fechas importantes, esto se hace más real”.