Autoría de 11:36 am #Opinión, Luis Tamayo Pérez - Ecosofía • 3 Comments

Carta abierta a la Mtra. Rosario Piedra Ibarra, presidenta de la CNDH – Luis Tamayo Pérez

Muy estimada,

Leo con preocupación que Usted y la CNDH (Pronunciamiento DGDDH/067/2022) apoyan la militarización del país propuesta por el ejecutivo federal en abierta contradicción consigo mismo y con lo que prometió a la ciudadanía antes de asumir el mandato.

No es cualquier cosa que la Guardia Nacional pase a ser operada y administrada por la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena). En consecuencia y en los hechos, los integrantes de la Guardia Nacional serán capacitados y estarán bajo órdenes castrenses, lo cual contradice al Art. 21 de nuestra constitución.

Rosario Piedra Ibarra

Me preocupa profundamente que Usted haga el juego a intereses tan oscuros y que, así lo considero, pueden ocasionar una degradación infame de la vida de los mexicanos.

Permítame recordarle que su servidor, junto con muchos otros que éramos jóvenes en los años 80 del siglo pasado, nos sumamos a la lucha que su madre estableció para intentar liberar a su hijo, el hermano de Usted, desaparecido por las fuerzas armadas de aquél entonces. Formamos parte del Partido Revolucionario de los Trabajadores, una organización inicialmente clandestina —pues así lo obligaba la situación del país en aquél entonces— y, años después, cuando la apertura democrática lo permitió, nos establecimos como una nueva fuerza política orientada por las ideas de León Trotsky, Gerard Mendel y la Cuarta Internacional.

Mucho nos arriesgamos con el objeto de acompañar a su señora madre en los reclamos por la entrega de su hijo, al cual se le vió, por última ocasión, en el Campo Militar número 1.

Rosario Ibarra de Piedra

Fuimos muchos los que nos sumamos a un movimiento que, lo sabíamos muy bien, ponía en riesgo no sólo nuestra libertad sino nuestra vida. Lo hicimos sin chistar porque sabíamos del valor moral de su señora madre y deseábamos legar a las generaciones venideras un país donde privase la libertad y la seguridad ciudadana.

En aquellos años sabíamos bien lo que era oponerse a las fuerzas armadas. Sabíamos bien de la fuerza que puede llegar a tener un organismo en el cual la desobediencia en fuertemente castigada. Nunca olvide que, tal y como enseñan innumerables estudios, las fuerzas armadas son todo lo contrario a un organismo democrático.

Los ejércitos tienen que ser, necesariamente, autoritarios. De otra manera perderían eficacia. Su valor reside en esa cualidad y es ella la que los convierte en organismos tanto maravillosos como terribles. Son maravillosos cuando, por ejemplo, en la ocurrencia de una catástrofe natural, operan de manera disciplinada y eficaz en el resguardo de los ciudadanos y la posterior reconstrucción.

Son terribles cuando, bajo las órdenes de un tirano, operan con la misma eficacia para acallar las voces disidentes o las acciones contrarias a los intereses del tirano.

El ejército es una especie de arma que, como todas ellas, es mejor que sea pequeña y se utilice poco, muy poco.

La administración actual de México, desgraciadamente, parece que se ha olvidado de tales ideas y, con propósitos muy oscuros, olvida de los principios que les hicieron prometer que el ejército se mantendría en los cuarteles. Ahora no sólo se les utiliza como contratistas sino que se les encargan obras insignia del gobierno, se les incrementa de manera desmesurada el gasto y se les encargan tareas que, de ninguna manera, podrá la ciudadanía vigilar a causa del secretismo con el que, necesariamente, operan las fuerzas armadas.

Comete Usted una gran imprudencia y opera ingenuamente al suponer, tal y como indica en su Pronunciamiento, que las fuerzas armadas aceptarán ser “fiscalizadas”. Para ellas es muy sencillo establecer que el secreto debe mantenerse “por seguridad nacional” y ello tiene sentido en condiciones de guerra, pero no cuando, así queremos suponerlo, impera el Estado de derecho que posibilita la libertad ciudadana. Y por cierto, si tales libertades, tal y como indica en su informe, se han visto rebajadas en los últimos años, no es algo de lo cual carezca de responsabilidad la administración actual. El cambio de estrategia que ahora proponen es, precisamente, el que ellos mismos criticaron por su ineficacia en los sexenios anteriores.

Al exacerbar la presencia y poder de las fuerzas armadas, la administración actual parece no darse cuenta del enorme peligro al que coloca a la ciudadanía entera, y sobre todo a las voces que pueden hacer avanzar a la sociedad, esas voces que el sociólogo René Lourau denomina el “instituyente social”, es decir, las que muestran los agujeros de la posición dominante y constituyen la vanguardia que mantiene al día a la sociedad.

Son tales voces, las cuales necesariamente contradicen al gobierno en turno, a las que un gobierno militarizado ataca. Cuando una nación se militariza con lo que acaba es con su propio futuro pues acaba con su “instituyente social”. Ese el el riesgo al que nos está enfrentando la administración actual. Somos muchos los que estaremos en riesgo.

Lo que me entristece sobremanera es que Usted, en tanto representante de los derechos humanos de todos los mexicanos no sea capaz de darse cuenta del peligro y reaccionar, de oponerse a un proceso que, de no detenerse a tiempo, pone en riesgo no solamente las libertades ciudadanas sino todo lo que la Comisión que Usted dirige y los principios por los que luchó su mamá y su hermano (qepd).

De una manera fraterna le ruego, así como muchos otros ciudadanos de esta nación , que reconsidere su posición.

Cuernavaca, 15 de septiembre de 2022.

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Last modified: 17 septiembre, 2022
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