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“¿Quién te va a querer con tus hijos?”: María, un caso de violencia de género

HISTORIA: LUCERO ALMANZA/LALUPA.MX

FOTOS: CÉSAR ORTIZ/LALUPA.MX

El poder de las palabras es más fuerte, incluso, que un golpe. Las palabras provocan reacciones y acciones que pueden llevarnos a los rincones más oscuros de los cuales pareciera imposible escapar.“Comienza a bajarle a uno la autoestima (…) y si yo lo permitía, por supuesto que me la iba a creer”, asegura María sobre las agresiones, los comentarios que le decía su expareja. Ella vivió violencia intrafamiliar durante varios años.

Divorciada, con tres hijos, María buscó rehacer su vida a lado de una persona que en un principio la apoyó y le brindó su “cariño”, lo cual le llevó a ganar su confianza y afecto. Sin embargo, con el paso de los meses, la relación se volvió agresiva, hostil, al punto de poner en peligro su integridad física y emocional.

“La violencia comenzó por celos de mi pareja. Soy divorciada y empecé una relación con esta persona, que al final resultó que era alcohólica; después me di cuenta que tenía problemas emocionales, incluso psiquiátricos”, comenta.

La situación provocó que María se alejara de su familia, de sus amigos, pues como ella misma dice, se encontraba en un momento vulnerable. “Él me decía: quién te va a querer con tus hijos; y uno va permitiendo que le bajen la autoestima, es el poder de las palabras”.

María siempre ha sido una mujer luchona, le gusta trabajar y ser independiente, le encanta el deporte, particularmente las artes marciales, pero todo eso se desmoronó en un punto de quiebre que la llevó, incluso, a pensar en el suicidio. Es ese momento en el que uno siente que no hay salida, afirma.

Pero, una llamada logró sacarla de esa oscuridad y esa desesperación. Una tarde, una persona —sin saber exactamente por qué ni quién— le habló por teléfono para decirle que no estaba sola, que había muchas personas cerca de ella que la amaban y se preocupaban por ella, sus hijos, su familia, y Dios, quien siempre estaría a su lado. Y eso la llevó a buscar ayuda.

Por el caso de abuso y violencia familiar que pusieron en peligro su vida, María buscó ayuda por parte de las autoridades de la Fiscalía General del estado, quienes a su vez, la canalizaron al Instituto Municipal de la Mujer (IMM) en San Juan del Río, donde ha recibido apoyo psicológico y emocional, principalmente, así como asistencia legal.

Al trabajar de la mano con el equipo de la institución, ha superado poco a poco la situación, las inseguridades y los temores, para realmente recuperar su vida… recuperarse a ella misma como mujer y como persona, señala.

“En algún momento, cuando dejé a esta persona, lo que quería era recuperar mis cosas —recuerda, y se sonríe— y después, comprendí que lo que había recuperado no eran las cosas materiales, yo había recuperado mi vida. Los bienes van y vienen, pero no es lo más importante, con el tiempo se va dando uno cuenta que lo más importante es rescatarse a uno mismo”.

Ahora, la mujer vive con uno de sus tres hijos (de 18 años) —los otros dos son un joven de 30 años que tiene su familia, y una joven de 24 años que vive de forma independiente—, terminó estudios como supervisor de seguridad industrial e higiene, y, tomó un curso en acondicionamiento físico de artes marciales.

Retomar sus actividades, ser nuevamente independiente tanto en lo económico como en lo emocional le ha permitido fortalecerse y tener una nueva expectativa de su vida hacia un futuro que ahora percibe lleno de oportunidades.

ROLES, ESTEREOTIPOS, Y USOS Y COSTUMBRES

La directora del Instituto Municipal de la Mujer, María Guadalupe Gómez Rodríguez, menciona los retos que existen en San Juan del Río en el tema de igualdad de género, así como las situaciones de violencia intrafamiliar y otros problemas que se derivan de esto.

Lo anterior, relacionado con aspectos de roles sociales y familiares, estereotipos, así como usos y costumbres en las comunidades.

“Muchas veces por desconocimiento, las mujeres que se encuentran en una situación de violencia se sienten solas, se sienten atrapadas por la misma naturaleza del ciclo natural de la violencia y nosotros tenemos que darles apoyo y que tengan la valentía, lo fortaleza de salir adelante, en sus tiempos, porque cada proceso es diferente”, expone.

“Y nosotros (en el Instituto) poder darles esa tranquilidad y esa confianza, y, también decirles la verdad, de que están en una situación de riesgo, que a lo mejor por un tema de autoestima ni siquiera habían magnificado como de riesgo y que te lo diga una profesionista te hace pensar las cosas”.

En el IMM se trabaja en diferentes programas que brindan apoyo psicológico y emocional a las mujeres que se encuentran en situación de violencia, así como de capacitación y actividades que les permitan, a su vez, establecer una independencia económica.

De esta forma, la directora expone que, de octubre de 2021 a la fecha, se han dado más de 9 mil 700 atenciones, lo cual también refleja la información que se ha logrado difundir respecto al trabajo del organismo, así como el acercamiento que se ha generado entre las mujeres en el municipio.

“Eso es muy importante porque quiere decir, al final, que también las usuarias entre sus propios círculos se pasan la voz”, añade.

Considera que ante la situación, es necesario que haya instituciones que apoyen y atiendan estos problemas, una vía para que las mujeres accedan a una vida libre de violencia.

-¿Cuál es el principal reto que tiene al frente del Instituto?

Hay un problema muy marcado que tiene que ver con roles, con estereotipos, y con usos y costumbres. Creo que esa parte sí es un tema que no es de tres años, obviamente nosotros tenemos que hacer el trabajo que nos toca, con todo el profesionalismo, con el amor y la dedicación, pero tenemos que ser conscientes que también son temas generacionales, que tienen que pasar diez, quince, veinte años para que haya una modificación en la conducta social.

Para Guadalupe Gómez, quien es abogada de profesión, es esencial que las mujeres y hombres comprendan que ninguna circunstancia está por encima de la ley, de la defensa de los derechos humanos.

Pero, reconoce que es muy difícil romper con conductas que se han permitido durante generaciones.

No obstante, se trabaja desde la institución a su cargo, y con otras organizaciones, de tal manera que se van dando avances en la materia; además, las nuevas generaciones están más informadas y tienen más conciencia de los derechos que tienen las mujeres en los ámbitos familiar, social y económico.

“Veo generaciones críticas, veo generaciones que identifican ya las modalidades de violencia por la información que hay, están más conscientes de la situación”, comenta.

En el tema de perspectiva de género, la directora del IMM menciona que si bien muchos de los avances se han logrado desde la legislación, es un buen comienzo para crear una nueva cultura desde la educación, aunque todavía hay mucho camino por recorrer.

“Es un avance, pero eso no significa que hayamos llegado al objetivo final, sin embargo, estamos construyendo y cada acción, cada aporte, tenemos que ir dando esa suma de herramientas jurídicas, sociales, educativas, para ir reconstruyendo ese trabajo para una cultura de paz, que tiene que ver con la equidad, con la igualdad, con el reconocimiento de derechos humanos”, sostiene.

En ese sentido, añade, los estados deben trabajar en estos temas para impulsar políticas públicas que apoyen e impulsen la igualdad de género y el combate a la violencia contra las mujeres, tal como lo señalan, también, lo objetivos de la Agenda 20-30 de las Naciones Unidas.

Es así que, asegura, se podrán generar las condiciones que lleven a una sociedad en la que las mujeres puedan desarrollarse de forma libre y segura, como algo que no signifique una excepción, sino una realidad, una condición de vida.

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Last modified: 24 septiembre, 2022
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