Uno de los errores en los que constantemente incurren los gobernantes es mentir. Especialmente me refiero al tema de la inseguridad, la delincuencia y la violencia.
Mienten y niegan la existencia de delincuencia organizada en el país, estado o municipio que gobiernan, para tratar de ocultar la realidad que se vive y así reducir el posible rechazo o señalamiento del que podrían ser objeto por parte de las y los ciudadanos.
Mienten y por eso tratan de “interpretar” las cifras oficiales sobre delincuencia que se recopilan en el país, minimizando su crecimiento. Hay unos, incluso, que aseguran que los índices delictivos se han reducido.
Mienten aquellas autoridades que aseguran, cada ocasión en la que se suscita un hecho delictivo de alto impacto, que fue protagonizado por personas que vienen “de fuera”. Que quienes viven en nuestra ciudad “no son así”.
Mienten, en fin, cuando aseguran que sus entidades o sus municipios (o el país) están “blindadas” y que, por consecuencia, los criminales o delincuentes “que vienen de fuera” no podrán pasar y cometer sus fechorías en tal o cual territorio.
Cuando escuchamos estos discursos o vemos estas acciones, queda claro que las autoridades que las han producido no están gobernando para las y los ciudadanos. Están gobernando para tratar de mantenerse en el ejercicio del poder y hasta con la intención de poder ser ellos quienes influyan en quienes los sucederán en el cargo.
Advertencia
Apenas la semana pasada, un grupo formado por unas 20 personas, todas ellas con armas de grueso calibre, encapuchadas y a un lado o al frente de camiones y camionetas blindadas, difundieron un video en el que aseguran que forman parte de un grupo de la delincuencia organizada, surgido en el occidente del país, y que han tomado posesión de “la plaza” San Luis Potosí.
Dicho video fue proyectado el viernes pasado en el espacio del noticiario nocturno de Grupo Imagen, sin que tuviera mayor trascendencia en la prensa mexicana.
Me parece que este video es una advertencia de que la situación en el vecino territorio potosino pudiera complicarse, corriéndose el riesgo de que sus acciones trasminen los límites entre entidades.
Apenas este martes por la mañana nos enteramos que la noche del lunes 3 de octubre, un comando de al menos cuatro camionetas con medio centenar de sujetos fuertemente armados “irrumpió y quemó vehículos la noche del lunes en la cabecera del municipio de Cerritos, en la Zona Media de San Luis Potosí”.
De acuerdo con información de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana de San Luis Potosí, “recibieron el reporte al teléfono de emergencias de que dos vehículos habían sido incendiados intencionalmente en la cochera de una vivienda”.
Si vinculamos estos sucesos, dejará claro que la delincuencia organizada ya está en el vecino estado y que sus primeras acciones se movieron del norte de dicha entidad hacia el centro – sur, más cerca de territorio queretano.
Si a esta condición sumamos los sucesos violentos que atormentan al otro vecino estado, el de Guanajuato, que, desde mi punto de vista, llegó a lo más alto con el asesinato del hijo del presidente municipal de Celaya, podremos dimensionar la situación.
Si sumamos también el delito de robo de combustible que se ha incrementado principalmente en el municipio de San Juan del Río, tendremos una dimensión real de lo que verdaderamente está sucediendo.
Mejor prepararse
Por las condiciones que enfrentamos o pudiéramos enfrentar en Querétaro ante el avance de la delincuencia organizada, por protección de las familias queretanas, para protección de todas y todos nosotros, es mejor que las autoridades nos digan la verdad y presenten un plan —coordinado con el gobierno federal y los municipales— que nos ayude a entender la situación, aprender a reaccionar ante sucesos de este tipo y tener confianza en que harán su mayor esfuerzo para garantizar la paz y la tranquilidad.
Con discursos políticos y de autoconsumo, no lograremos enfrentar positivamente esta situación.