ENTREVISTA: PATRICIA LÓPEZ NÚÑEZ/LALUPA.MX
FOTOS: ENRIQUE CONTLA/LALUPA.MX
La música te da libertad, claridad y te desestresa, sostiene Alejandro Muñoz Shimano, ganador del Premio Estatal de la Juventud 2022 a las Actividades Artísticas, gracias a una década en las actividades musicales, como compositor, músico y arreglista con por lo menos 10 instrumentos que sabe tocar.
Empezó a tocar piano a los 8 años, como una actividad extra que le recomendaron sus padres. Aunque no era por iniciativa propia, “le agarró el gusto” cuando empezó a “tocar rock ochentero” y descubrió que había mucho más que solamente las escalas o practicar la digitación.
Contrario a lo que pudiera pensarse, su familia no tiene antecedentes musicales de manera profesional. “Mis papás hasta me preguntan de dónde habré sacado lo artista, aunque por ahí tengo un tío que fue concertista”. Lo que sí tiene claro es que la música lo divierte, lo ayuda a concentrarse, a sentir menos estrés y a sentirse libre.
“Es algo muy difícil de explicar, requiere mucha práctica de por medio, cuando por fin puedes tocar algo o cuando improvisas, porque me encanta improvisar en piano, siento una diversión muy grande, felicidades, me encanta que a la gente le guste, que se sorprendan de lo que puedo tocar, me gusta que compartan algo de lo que siento”.
Una década de trayectoria
Alejandro ya tiene una larga historia en la música. Con su grupo tocó en bares, centros comerciales, concursos escolares y regionales, acompañó los cierres de ciclo en las escuelas y casi cualquier lugar al que lo invitaran a participar, aunque ahora lo invitan a arreglar temas musicales.
“Gané el Premio Estatal de la Juventud 2022 por trayectoria, porque toco varios instrumentos, en la prepa hice una banda de rock, ganamos un concurso estatal y otro regional y nos fuimos al nacional, ahí quedamos en quinto lugar, pero tenemos varias canciones en todas las plataformas. También hago arreglos musicales y he tocado el teclado, el bajo eléctrico, la batería, el contrabajo, la ocarina, que es una flautita antigua, que se hacía de barro o hueso”.
A pesar de esa práctica, Alejandro nunca asistió a un conservatorio o clases muy formales: el mismo profesor que le enseñó piano le dio clases de iniciación de bajo y en la preparatoria estudió chelo, violín, batería y guitarra, muchos otros instrumentos los aprendió por su cuenta o con cursos en línea.
“He tenido muy pocas clases o he sido autodidacta, sobre todo en aquellos que no he encontrado profesores. Por ejemplo, tengo un instrumento favorito que no he encontrado la manera de tocarlo de una manera profesional o seria, se llama otamatone y es un instrumento japonés, que hasta en apariencia es chistoso, porque tiene una carita que le aprietas la boca y hace ‘au, au, au’ y tiene una barra para tocarlo, es como un violín con una sola cuerda y al presionarla suena y puedes tocar cualquier canción, sin práctica anterior”.
Ahora estudia nuevamente violín y toca un poco el ukulele. A pesar de su gusto por la música y su deseo de estudiar Producción Musical, decidió terminar una ingeniería porque “haga lo que haga, la música va a seguir en mi vida y voy a seguir aprendiendo, me meteré a más cursos, a más clases, para formalizarme bien porque no veo a la música fuera de mi vida”.
La música para sentirse libre
Alejandro abraza la música con pasión porque “es difícil explicar lo que siento cuando toco”, desde el momento en el que tiene que practicar o cuando se anima a improvisar, le gusta darle el valor y el respeto que merece cada instrumento.
La libertad, insiste, que te concede la música, es lo primero que obtienes después de destinarle horas de práctica y de aprendizaje, de disciplina y de entrega a cada partitura.
Considera que, igual que sucede con las ciencias o el deporte, las expresiones artísticas y culturales son indispensables para el desarrollo integral de cada persona y se deberían tomar con mayor seriedad.
“No por una actividad deberías dejar otra, todo tiene un balance, no estoy todavía en posición para aconsejar, no soy un músico totalmente profesional cien por ciento dedicado, pero la música te ayuda, te hace sentir libre, aunque no te dediques a la música de forma profesional, el tocar un instrumento te ayuda porque requiere concentración, dedicación, es aprender un nuevo idioma desde las partituras y ser crítico contigo mismo, te da claridad”.
