Autoría de 1:52 pm #Opinión, Víctor Roura - Oficio bonito • 4 Comments

Carta abierta a Jenaro Villamil – Víctor Roura

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Yo mismo me congratulé cuando fui enterado de tu designación como presidente del Sistema Público de Radiodifusión del Estado mexicano porque, conociéndote, sé de los alcances periodísticos e intelectuales de tu estatura como hombre de comunicación, capacidad tuya que se ha visto reflejada, casi de inmediato, en las cortinas de apertura mediática tanto en los canales televisivos como en los diales del gobierno obradorista exhibiendo, con prontitud, la inmensa pluralidad que aún conservas en tu autonomía intelectual dejando (no sé si este verbo sea el conducto idóneo para destacar los gloriosos aires de libertad expresiva trasminada en los medios que representas) transmitir discursos nutridos de odio, irraciocinio, desinformados, iracundos, alimentados de fiera oposición tal como, semanalmente, se vierten en un programa como Primer Plano que, estarás de acuerdo conmigo, cada vez se parece más a Tercer Grado de Televisa por la aparente seriedad crítica de los académicos participantes que sólo intervienen para exhibir su franca oposición a todo lo que provenga del partido morenista actualmente en el poder, enfado crítico que jamás expusieron en los sexenios anteriores donde podían “disfrazar” sus pareceres con ingeniosas ironías o  inocentadas fabulaciones supuestamente detractoras.

      Uf.

      Y a propósito no puse, en el primer párrafo, ningún punto para decirlo todo de corrido, impulsado por la sorpresa que me produce saber que, anteriormente, yo llegué incluso a creer que esta gente —la que se considera a sí misma solemne comentadora del escenario político— se trataba, en verdad, de rigurosos, ja, críticos imparciales.

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Si tan enojados están, ¿dónde queda su dignidad académica como para no renunciar a tan, entonces, rastrero centro laboral donde puntualmente pregonan sus decires? Porque evidentemente —y esta es una respuesta apresurada que negarían los involucrados— nadie les pagaría setenta mil pesos mensuales si se dedicaran sólo a darle de patadas al pesebre, tal como ellos disciplinadamente lo hacen en cada emisión televisiva sin ser afectados en sus bolsillos, cosa que no ocurriría, y bien que lo saben, en ningún otro medio de comunicación.

      Cuando a mí me dijeron en El Financiero, y estás enterado de ello querido Jenaro, que me quedara como articulista por el mismo sueldo, no lo pensé dos veces al retirarme de ese sitio ipso facto sencillamente porque no concordaba yo con sus procedimientos periodísticos. Y la oferta era, cómo no, tentadora, aunque no ganara, yo, ni siquiera una cuarta parte de lo que pronto los periodistas contratados por Manuel Arroyo, el nuevo dueño de El Financiero, recibirían como magnánimo estímulo monetario. Porque antepuse, como siempre lo he hecho, el decoro a la materialidad económica. ¡Pero estos sagaces críticos de la oposición obradorista han decidido permanecer en un medio del Estado con el cual no coinciden depositando, frágiles que son al signo de pesos, su alma caritativa al Ogro Filantrópico!

      ¿Y qué haces, Jenaro, ante esta inédita situación donde incluso te acusan tus propios colaboradores de cometer un delito al transmitir en vivo en los medios públicos toda la “marcha priista”, tal como expuso María Amparo Casar, a diferencia de la otra marcha, la “ciudadana”, que no obtuvo la difusión que debió de haber tenido porque, según estos aguzados críticos del sistema, tenía más credibilidad que la marcha del domingo 27 de noviembre, día en que, de nuevo según estos opiniólogos, se demostró la razón de los marchistas del domingo 13 de noviembre al constatarse el perjurio intolerante que el “dictador” López Obrador hace de esa purísima e inefable institución del INE en su desbordado afán —del morenista— de continuar en el “poder absoluto”?

      ¿Qué haces, Jenaro, ante esta avalancha de iracundia opositora en el propio Sistema Público de Radiodifusión, pluralizado radiantemente por tu dirección, entrampado por comentaristas que se niegan a comprender la pluralidad que manejas creídos en su derecho de gobernar con su crítica los medios donde aflora su presencia?

      Por lo menos yo no estaría un segundo más en un medio donde mi convicción me dice que está faltando, ese medio, a la ética, visión que, como ya vemos, es una insignificancia si la comparamos con dejar de percibir, ¡ay!, un salario mayor. ¡Porque la ética no tiene importancia si se devenga un sueldo supremo, caray!

María Amparo Casar

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El lunes 28 de noviembre, en Canal Once, María Amparo Casar afirmaba, categórica como es, que Claudia Sheinbaum repartía comida y dinero mientras se pasaba lista al clásico estilo priista durante la marcha “visual” del domingo 27 de noviembre (lo único que le importaba al “dictador” —la visualidad del numeroso “acarreo”— cuya marcha, según respaldaba El Financiero al siguiente día, había sido financiada por el narco), lo cual era una clara afrenta a los decires de Nora Huerta, Fernando Rivera Calderón y Jairo Calixto Albarrán, que enarbolaron justo lo contrario. Curzio, Casar, Crespo y Bolio aseguraron que “la marcha del Estado” —que los productores de ese programa de Canal Once respaldaban con prontitud al señalar en un banner que, efectivamente, la marcha era una “marcha del Estado”— había costado al erario mil ochocientos millones de pesos reflejados, entre otras cosas, en los mil setecientos camiones utilizados para transportar a miles de mexicanos en una reunión multitudinaria que, negando los argumentos de Azul Alzaga y de Jorge Armando Rocha, sólo había, acaso, “duplicado” la verdadera “marcha ciudadana” del 13 de noviembre.

      Jenaro: en los mismos medios públicos se confrontaban los datos contradiciéndose gravemente unos y otros. ¿Y qué hacer ante esta precariedad informativa?

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Una dulce mujer, Jenaro, me ha dicho:

      —¿Por qué un pluralista, precisamente por ser plural, amplía su horizonte intelectual con los que nunca abrirían, aparentando ser plurales, su pluralidad? ¿Por qué un izquierdista tolera a un derechista cuando un derechista jamás tolera a un izquierdista?

      Y en su amplia pluralidad, Jenaro, me da un beso en la mejilla izquierda.

      Y, por el momento, querido Jenaro —quizás embelesado con su beso—, no sé qué responderle, si bien es cierto, a no dudar, que en una mesa redonda un pluralista puede debatir con un derechista al que ha invitado a la discusión, mas un derechista jamás invitaría a un pluralista en una mesa redonda organizada por aquél.

      Un día entrevistamos a un novelista que, aun sin conocerme, odiaba mi escritura periodística. Un amigo, comentarista de música, había pasado una noche de copas con este afamado autor y me relató que, en algún momento, tal escritor empezó a insultarme con delectación desbordada, causando que lo detuviera aduciéndole nuestra amistad, pero cuando al siguiente día el comentarista de música se percató de que el novelista se había llevado la portada en El Financiero por una entrevista sobre su nuevo libro, lo llamó con premura para notificarle el sorprendente hecho periodístico producido por Víctor Roura a quien, precisamente, el novelista había denostado la noche anterior con singular denuedo obteniendo la inesperada respuesta textual del prestigiado literato:

      —Claro que ya vi el periódico. Lo único que te puedo decir es que Víctor Roura sería aún más pendejo si no me hubiera mandado entrevistar…

      Y sanseacabó el posible debate.

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Lo curioso del caso de la denostación de los críticos del sistema a los otros conductores del mismo medio público es que ni Rivera Calderón ni Jairo Calixto ni Nora Huerta ni Azul Alzaga ni Jorge Armando Rocha hablan de tales colegas como si aquéllos nada hubieran dicho ni los hubieran deturpado.

      Y se me viene a la cabeza, de pronto, Joaquín Sabina antes de que fuera el famoso Joaquín Sabina que luego fue. En un principio, cuando venía a México, me buscaba, dado que nadie lo conocía, para que conversáramos sobre rock, pero cuando su nombre fue adquiriendo el prestigio que, desde luego, se merecía, ya buscaba depositar sus palabras en otras figuras, pues entiendo que ya no era lo mismo saludar con un beso en la mejilla a Víctor Roura que saludar con un beso, donde fuera, a una Adela Micha, asunto bastante comprensible, por supuesto, pero no determinante como para haber declarado, en la presentación de su reciente documental, que, con el paso de los años, había dejado de ser izquierdista por una cierta desilusión que lo ha convertido en el hombre que ahora es, mas yo creo que mejor se hubiera sincerado al decir que, en realidad, nunca fue un hombre con ideas de izquierda.

      Porque la izquierda se cuece aparte: la pluralidad se percibe, no se triunfaliza con ella; mientras el derechista habla, el izquierdista actúa; el izquierdista, acaso a su pesar, pluraliza mientras el derechista, a conciencia, singulariza.

      La libertad de expresión, por tanto, es usada con frecuencia coyunturalmente por específicos intereses de algunas personas mientras es abanderada constantemente por persistentes descifradores de la realidad. De ahí que los primeros por lo general la mantengan sujeta, a la libertad, a determinados grilletes y los segundos la aireen con excesiva confianza perjudicándose, a veces, de manera involuntaria.

Joaquín Sabina

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Me admira, sin embargo, que en los propios medios públicos se ignoren, Jenaro, las advertencias proclamadas por los ínclitos opositores del proyecto obradorista al acusar de falsarios, sin señalarlos en concreto, a los periodistas que dicen lo contrario a las apocalípticas indicaciones de Casar, Curzio, Crespo o Bolio que siempre las dan —sus opiniones— de verídicas e inexpugnables e infalibles. Por ejemplo, en el programa Mañanera 360 del martes 29 de noviembre, un día después de que estos enfadados críticos de Primer Plano aseveraran que “la marcha del Ego” le había dado prácticamente el triunfo al INE según ellos porque la mayoría de los que marcharon no quiere tocar al Instituto Nacional Electoral por el impecable trabajo de Lorenzo Córdova —siempre según el parecer de los panelistas de Primer Plano—, no dijeron nada —los conductores de La Mañanera 360—sobre los dichos de aquellos críticos que evidenciaban, con su ira arrebatada, las “mentiras” de sus colegas del mismo canal. Curiosa transmisión, o reinversión, de los papeles periodísticos: mientras Rocha se refería, el martes 29 de noviembre, a un opositor López-Dóriga, nada asentaba sobre el mismo caso de sus colegas del medio público donde comparten pantalla.

      A mí, buen Jenaro, me turba un poco esta paradójica situación: ¿no se debe hablar de los opiniólogos de casa aunque sean semejantes a los de otras periferias?

Alzaga y Rocha, de La mañanera 360

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En el programa televisivo Debate Público —el martes 29 de noviembre en Canal Catorce—, moderado por ti buen Jenaro Villamil, por fin Óscar Camacho, director de los noticiarios de Canal Once, mencionó a los panelistas de Primer Plano aduciendo, con justificada razón, la ausencia de periodismo en sus afirmaciones.

      Y me parece que era justo decirlo, porque la oposición aposentada en los medios públicos, en efecto, se ciñe sobre todo a su enfado, no al raciocinio informativo, para exhibir sus desacuerdos inargumentativos creídos, repito, de su prestigio académico solventado nada más por ellos mismos. Tú, Jenaro, recordaste que Canal Once, en 2015, transmitió durante cinco horas continuas mesas referidas a Pemex sin que una María Amparo Casar se incomodase por aquella emisión peñanietista.     

      ¿Por qué no se habría de televisar una marcha festiva de la sociedad?, preguntaste Jenaro en un lógico cuestionamiento durante, ésa sí, mesa de discusión política, a diferencia del ya extemporáneo programa Primer Plano que aún se sigue emitiendo debido a la admirada pluralidad tuya, Jenaro Villamil, negada —la pluralidad— por esta gente académica que, tal como asienta don Óscar Camacho, es ya inveterada para los asuntos del periodismo, anclada en conservadurismos arraigados sólo en intereses personales.

      Porque mientras personas como Casar, Curzio, Crespo o Bolio continúan entercados en decir que lo realizado por López Obrador se finca en pruritos narcisistas, tú, Jenaro, con, aquí sí, fina ironía concluyes que si ése fuera el caso el político tabasqueño se estuviera contemplando, mejor, en un lago. Por cierto, y para confirmar lo sustentado por Óscar Camacho, María Amparo Casar asegura, con desmesurada solemnidad, que todo lo que hace el morenista es antipolítica.

      ¡Vaya dislate!

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¿Quién se hubiera imaginado, mi buen Jenaro, que los críticos más atronadoramente desinformados, imaginativos en sus argucias e intolerantes del proyecto obradorista se hallasen, dispendiosamente alojados, en el propio búnker, a decir de sus feraces detractores, del presidente López Obrador quien alimenta su ira pródigamente con el maicito económico que el dictadorzuelo —siempre en palabras suyas, no de López Obrador sino de sus energúmenos opositores— con generosidad les abreva cotidianamente?

      Si dejara de nutrirlos, Jenaro, estos recalcitrantes críticos denunciarían una supuesta “censura” y así justificarían su excesiva manera semanal de calumniar, nunca antes vista en ningún otro sexenio, pues en el pasado miraban con actitud lisonjera a la figura presidencial, como ejemplificó la jovencita panista Ana Villagrán, invitada de lujo en Canal Catorce el pasado lunes 14 de noviembre. Al hablar de la “marcha ciudadana” del domingo 13 de noviembre enfatizó:

      —Fue un regalo de la vida haber marchado junto con Vicente Fox…

      ¡Y lo que decía lo creía a pie juntillas!

      Porque, vamos, son estos valiosos colaboradores, que cobran su buen dinero (casi un millón de pesos anuales, sin contar sus otras ofertas laborales en la academia y distintos medios) del gasto público, los que a diario monumentalizan, entonces, aquello que califican de “grandes mentiras” —sin así denominarlas abiertamente, sino de callada manera— de comunicadores como, otra vez, Jorge Armando Rocha, Rivera Calderón, Azul Alzaga, Óscar Camacho, Claudia Martínez o tú mismo, Jenaro, que traen, o dicen, una información muy distinta, y distante, de lo propagado por esta gente cómodamente opositora a cualquier acción o discurso del planteamiento del Partido Morena, ¡al grado de que la demoledora crítica del sistema María Amparo Casar ya lo iguala al PRI subrayando victoriosamente similares trámites y comportamientos corruptores (sí se repartieron Frutsis en “la marcha del Ego”, afirmó ufana en Canal Once)!

      Es como si, querido Jenaro Villamil, poco a poco los medios públicos se fueran llenando, alborozados, de gente proveniente de la antigua Notimex clamando por los privilegios obtenidos en el pasado y aplaudiendo a quien más le conviniera financieramente, que este mundo mediático, y bien que lo sabes Jenaro, está retacado de figuras a conveniencia. ¡Pues el enemigo o el adversario a veces se halla en la propia casa sin que lo advirtamos del todo!

      Los riesgos de la pluralidad finalmente, mi buen Jenaro, trastoca en ocasiones la voluntariosa libertad.

AQUÍ PUEDES LEER TODAS LAS ENTREGAS DE “OFICIO BONITO”, LA COLUMNA DE VÍCTOR ROURA PARA LALUPA.MX

https://lalupa.mx/category/las-plumas-de-la-lupa/victor-roura-oficio-bonito/

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Last modified: 12 diciembre, 2022
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