En los días recientes se ha sabido del interés de Tesla Motors —la compañía fabricante de vehículos eléctricos propiedad de Elon Musk— por establecer una fábrica en territorio mexicano. Aunque en realidad la compañía no parece haber tomado ya una decisión final respecto de dónde construiría su factoría, el gobernador de Nuevo León realizó lo que pareció ser un anuncio anticipado señalando a su entidad como la elegida. Dicho pronunciamiento abrió a la discusión pública el tema, luego de que el primer mandatario de México externó que prefería que la firma llegara a otro sitio y no al estado norteño, bajo la idea de que en tierras neoleonesas se tiene una carencia importante de agua.
Aunque podría parecer que lo expresado por el presidente de la república es un argumento para intentar convencer a Tesla Motors para que mude sus planes hacia el sureste mexicano —en el que podría ser que hubiera efectivamente agua hasta en demasía—, la realidad es que para casi cualquier compañía del tamaño de la involucrada en este caso no es el abasto o desabasto de agua el único criterio que se evalúa al momento de explorar posibilidades para establecerse, ni mucho menos el más determinante para tomar la decisión definitiva.
Es imposible decir cuáles son los elementos determinantes que llevan a las empresas a decidir respecto de en qué lugar colocan sus nuevas instalaciones; aunque, por supuesto, intervienen en mayor o menor grado, entre otros: el acceso a beneficios fiscales, la disponibilidad de infraestructura logística, de agua y energía; la certeza jurídica y la seguridad, tanto lógica como física; la cercanía horaria con sus oficinas centrales y sus mercados más importantes; el talento humano especializado y hasta los afectos de los dueños o integrantes de los consejos directivos; todo, además, con una relevancia distinta para cada empresa.
Resulta difícil pensar en que Tesla Motors se haya fijado en México sin antes considerar todos los factores mencionados —y más—, o quizá sea un exceso el suponer que la firma esté interesada en priorizar el uso del hidrante para el consumo de los habitantes, antes que para la fabricación de sus vehículos. Más difícil de creer me resulta el que, por sí sola, la “alerta” dada por el presidente de México pueda hacer cambiar radicalmente los planes de la compañía automotriz, y no por otro motivo, sino porque no es la disponibilidad de agua lo único que hace heterogénea a la geografía de nuestro país.
Las treinta y dos entidades mexicanas ofrecen distintas ventajas y también variados rezagos. No es que todos los estados de México, salvo Nuevo León, tengan agua abundante. Lo mismo sucede con la energía, las telecomunicaciones, la infraestructura logística, los centros educativos, y más. Habría entonces que poner todos estos aspectos en la balanza y sopesarlos en conjunto para tener más fundamentos que permitan decidir, por ejemplo, si resulta más conveniente asentarse en un lugar árido, al que se requiera llevar agua desde cientos de kilómetros, o cerca de un acuífero rebosante, pero alejado de otros insumos.
Además, en el caso de las empresas que incorporan tecnologías especializadas en sus procesos de producción, puede ser mucho más importante la disponibilidad de talento humano. En este aspecto también existen diferencias muy marcadas entre los estados y las regiones de México. Capacitar y entrenar a los trabajadores para las tareas que deberán realizar en las diferentes industrias es un proceso arduo para el que se requiere de tiempo y esfuerzo; quizá más que los necesarios para construir un ducto que transporte el agua desde distancias lejanas o una planta tratadora de aguas residuales que permita reciclar el líquido.
Según un informe reciente del Grupo Bursátil Mexicano, Nuevo León atrajo al 50 % de las compañías que mudaron operaciones hacia México en el 2022; todas ellas empresas para las que parece que la escasez de agua no resultó definitoria. Será interesante ver si para Tesla Motors el suministro de agua sí termina siendo crítico.
Lo anterior, dicho sin aberraciones.
Claro de que si, el agua es muy importante. Especialmente en áreas cálidas donde la hygiene es importante. No creo que haya problema al comenzar pero después de que la economía crezca esto traerá frustraciones al por mayor. Agua para comer, lavar la ropa y limpieza de casa, bañarse, regar el pasto y otras plantas. El auto, la calle y más. La demanda de agua aumentará casi exponencialmente así como vaya creciendo el empleo y la nueva migración de empleados.
Seguido por tiendas y negocios de servicios para las nuevas comunidades; Restaurantes, hospitales o clínicas, seguridad pública, oficinas, hoteles y demás.
Agua y calles anchas para mitigar el tráfico. Los taxis, Uber, camiones y camionetas de carga. Estacionamiento para una multitud de gente.
Tengo entendido que se hizo un estudio revisando el consumo de agua de KIA para pronosticar cuánto utilizaría Tesla. El resultado fue que una fábrica como la de Tesla no es un Top factor que pudiera concluir que la planta tendría un impacto en la escasez de agua o que no habría agua para Tesla. Coincido en que son muchos factores los que se consideran para evaluar dónde se instituto se instalará una empresa.
Excelente artículo
Saludos cordiales
Liliana Montijo