Recientemente, el primer ministro del Reino Unido (RU), Rishi Sunak, y la presidenta de la Comisión Europea de la Unión Europea (UE), Úrsula von der Leyen, anunciaron un acuerdo post-Brexit que ayudaría a limar las asperezas tras lo caótico que fue el proceso de salida del archipiélago anglosajón del conglomerado europeo de naciones. ¿Cómo ayudaría este trato entre ambos líderes?
El Brexit es una etapa ciertamente difícil de digerir tanto para el RU como para la UE. Fue un evento no necesariamente sorpresivo, pero sí extraño, como que “algo no terminaba de cuadrar”, sobre todo por los beneficios que ambas partes gozaban. Sin embargo, con la salida de los británicos, se detonó la necesidad de reconfigurar las interacciones estatales y no estatales entre Londres y Bruselas, situación que sigue siendo un problema en la relación bilateral por los roces generados y los intereses de ambas partes.
La relación entre el RU y la UE, o su antecesora, se ha caracterizado por muchos vaivenes. Por momentos se notaba una mayor integración e interés de Westminster por colaborar y cooperar con el Parlamento Europeo y las demás instituciones, pero también se registraban episodios de falta de voluntad para una mayor interacción que favoreciera a ambas partes. En este contexto, la soberanía fue la que se impuso sobre la voluntad de cooperar y mantener tanto los costos como los beneficios de la relación bilateral.
Este resultado no es diferente a la tendencia ya registrada de Londres, es decir, siempre fue reluctante a la formación de la UE. Incluso, a los dos años de integrarse a la Comunidad Económica Europea, sus líderes gestionaron un referéndum para salirse. Por ende, el hecho de que en 2016 se haya realizado un segundo referéndum, y que su resultado fuese abandonar al conglomerado europeo, no es sorpresivo por los antecedentes mencionados.
Tras el referéndum del Brexit, la relación entre Londres y Bruselas se degradó en los subsecuentes años por la confianza perdida y la falta de un consenso que permitiera elaborar un acuerdo. No obstante, la salida se concretó el 31 de enero de 2020 a las 23:00 horas del Meridiano de Greenwich, o bien, a medianoche del Tiempo Central de Europa.
A pesar de que el Brexit se concretó, sigue la necesidad de gestionar entendimientos comunes. Por ejemplo, ahora Sunak y von der Leyen anunciaron un acuerdo que cambia la situación que se había planteado para el comercio entre Irlanda del Norte, parte del RU, y la República de Irlanda, Estado miembro de la UE. El comercio entre ambos países ciertamente había sido un tema preocupante de discusión para generar un acuerdo de salida, puesto que la interacción entre las “dos Irlandas” siempre ha sido amplia, por lo que perder prerrogativas tanto en Belfast como en Dublín era un escenario que se quería evitar a toda costa.
Con el Brexit, el acuerdo al que se llegó imponía a Irlanda del Norte revisar los artículos que se comerciaran desde RU a la República de Irlanda. Sin embargo, el nuevo acuerdo anunciado recientemente permite que los artículos con destino al territorio irlandés lleguen directamente al lugar sin atravesar una inspección de Belfast, lo que reduce los recursos destinados para ello y agiliza el comercio entre las partes involucradas.
De esta manera, el acuerdo del Buen Viernes entre Irlanda del Norte y la República de Irlanda se mantiene en mejor aplicación y la probabilidad de quejas e inconformidades que se pudieran generar se vería reducida. Es un buen paso para empezar a restaurar las relaciones entre RU y la UE, sin embargo, falta un largo camino que será reconstruido poco a poco.