Autoría de 12:45 pm #Opinión, Jorge Díaz Ávila - Disonancias

Elecciones atípicas (Estado de México) – Jorge Díaz Ávila

El próximo 4 de julio, en el Estado de México, se llevará a cabo una jornada electoral que, en términos políticos actuales, resultará atípica. Sus resultados no sólo serán relevantes para los casi 17 millones de habitantes que pueblan esa entidad, sino que, por su importancia en el contexto nacional, sus resultados tendrán una influencia determinante en las elecciones federales del año 2024.

El Estado de México es el más poblado del país y, en términos reales, el que más aporta al Producto Interno Bruto ―9.1 % del total― (Inegi, 2022), pues aunque el primer lugar lo ocupa la CDMX ―15.3 %― esto se debe a que la mayoría de las empresas de carácter nacional mantienen su domicilio fiscal (corporativos) en la capital federal, desde donde reportan su producción aun cuando esta se genere en otras entidades.

Zona industrial en el Estado de México

En términos políticos, el Estado de México es el bastión del priismo y el que, en las elecciones federales, históricamente más votos ha aportado a ese partido. Aun cuando solamente dos presidentes han sido oriundos de dicha entidad ―Adolfo López Mateos (1958-1964) y Enrique Peña Nieto (2012-2018)― su peso electoral es esencialmente priista, pues, de los 125 alcaldes que entraron en funciones el 31 de diciembre de 2021, 51 pertenecen a ese instituto político, es decir, 40 % del total de ayuntamientos están encabezados por priistas.

Adolfo López Mateos y Enrique Peña Nieto

Desde su creación el 4 de marzo de 1929, primero como Partido Nacional Revolucionario, luego como Partido de la Revolución Mexicana y, finalmente, como Partido Revolucionario Institucional, el PRI, durante los últimos 98 años, ha gobernado ininterrumpidamente el territorio mexiquense.

El proceso electoral que ya arrancó desde el 4 de enero y que tendrá su clímax el próximo 4 de junio contempla captar los votos de más de 12 millones de electores (una cifra superior a la población total de cualquier entidad federativa del país, la CDMX, por ejemplo, suma poco más de 9 millones de habitantes; Jalisco, 8 millones 300 mil, y Nuevo León, 5 millones 800 mil), lo que la convertirá en la elección estatal más grande efectuada alguna vez en México.

Como actores políticos, participarán, por primera vez en la historia electoral reciente, no sólo de la entidad sino de todo el país, dos candidatas principales: Delfina Gómez, impulsada por la alianza encabezada por Morena y respaldada por sus satélites, Partido del Trabajo y Verde Ecologista. Y Alejandra del Moral, promovida por otra alianza, la del PRI, PAN y PRD. En esta no cabe el adjetivo de satélites para los partidos que respaldarán al PRI (Del Moral es priista), porque aunque situados en espectros políticos divergentes (izquierda y derecha), tradicionalmente el Partido Acción Nacional, PAN, y el Partido de la Revolución Democrática, PRD, habían presentado candidatos propios y, en el caso del Estado de México, desde la oposición (lo que ahora también es distinto porque apoyarán a una candidata surgida del partido gobernante).

Alejandra del Moral y Delfina Gómez en sus respectivos arranques de campaña

El partido Movimiento Ciudadano anunció su auto-marginación del proceso al no presentar candidato, lo que de alguna manera contribuirá a que el electorado se polarice en torno a las opciones antes señaladas.

Otros partidos que completan la oferta política de la entidad (Nueva Alianza) no representan opciones reales de triunfo y, seguramente, para lograr su supervivencia deberán sumarse a alguna de las dos alianzas.

Así que, independientemente de quién gane o pierda, el Estado de México, a partir del 16 de septiembre de este año, por primera vez en su historia como Entidad Libre y Soberana (2 de marzo de 1824), estará gobernado por una mujer.

Más allá de los méritos y perfiles de cada candidata (los que podremos analizar en otra entrega), destaca el impacto que el resultado podría tener en la orientación del voto de los electores de cara al proceso federal del año entrante. El éxito de Delfina Gómez apuntalaría el discurso triunfalista del presidente, en tanto, la victoria de Alejandra del Moral abriría la puerta a una eventual alternancia en la presidencia del país.

“El éxito de Delfina Gómez apuntalaría el discurso triunfalista del presidente, en tanto, la victoria de Alejandra del Moral abriría la puerta a una eventual alternancia en la presidencia del país”.

Igualmente, una gubernatura dirigida por una mujer en una de las entidades más importantes de México proyecta naturalmente la posibilidad de que la primera magistratura, en el siguiente sexenio, sea ocupada por una dama.

La ubicación geográfica del Estado de México también es un factor estratégico, pues al igual que otras entidades del centro: Querétaro, Guanajuato, Aguascalientes, San Luis Potosí y Morelos, no están gobernadas por Morena, lo que, ante un triunfo de la alianza PRI-PAN-PRD, podría refrendar esa tendencia regional.

En cuanto a las campañas que apenas comienzan, de uno y otro bando no se perciben propuestas de gobierno concretas. Tal vez conforme avance el proceso se distingan programas de acción. Mientras, la escasez de toda iniciativa clara y precisa es manifiesta.

Delfina Gómez mantiene la inercia de “combatir la corrupción” de la campaña federal de 2018 (ya pasó un lustro y mantienen sus argumentos partidistas), sin aportar alguna idea de lo que haría su gestión.

Delfina Gómez

A su vez, Del Moral se arropa en el lema de “valiente” como un concepto genérico y amplio que busca destacar esta virtud en la gente que emprende, que trabaja, que sale a la calle a ganarse el sustento, sin lanzar ninguna propuesta específica de lo que haría, en caso de ganar la elección.

Ambas ya han sido alcaldesas y funcionarias (con desempeños discretos y hasta cuestionados), por lo que sus institutos políticos mantienen el reciclaje continuo de personajes que, incluso habiendo perdido la elección anterior (Delfina Gómez), permanecen como candidatos con el único propósito visible de ocupar otro cargo.

Alejandra del Moral

Como se mencionó al inicio, la elección 2023 para gobernante del estado es única por su magnitud y trascendencia. No obstante, hasta ahora, las campañas no están a la altura de las circunstancias, manteniendo la misma tónica general: promueven la imagen de las candidatas, pero carecen de propuestas de gobierno e identificación y empatía con los electores (por cierto, ¿por qué insistirán en retratarse como modelos, con inmaculadas sonrisas?, ¿será que confunden casting con elección?).

Para concluir esta colaboración, me permito evocar un texto del filósofo y economista británico John Stuart Mill (1806-1873), escrito hacia mediados del siglo XIX que, dado el contexto de polarización política actual tanto del Estado de México como del país, cobra una vigencia inusitada:

El gobierno de la mayoría en su propio interés es, en el mismo grado, un gobierno de la desigualdad y el privilegio que el gobierno de una minoría privilegiada, en su propio interés. Por otra parte, la democracia auténtica es el gobierno de todos por todos, representados igualmente. El sistema existente de falsa democracia incluye a la vez una mala representación (de aquellos del partido mayoritario que se oponen al candidato elegido) y una no representación (de aquellos que votaron por el partido perdedor). La ausencia de una voz convincente en oposición a la mayoría en el cuerpo representativo tiende a producir un grupo gobernante mediocre e incompetente.

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Last modified: 14 marzo, 2023
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