Este domingo se celebró la primera vuelta de las elecciones presidenciales de Turquía. Fue un evento relevante para el país transcontinental, en el que se pudo apreciar la alta polarización que abunda en la sociedad turca. ¿A qué resultados se llegaron y cuál podría ser el impacto doméstico e internacional?
En el marco de estos comicios encontramos la presencia de tres candidatos centrales: Recep Tayyip Erdoğan, líder del Partido de la Justicia y el Desarrollo, quien ha gobernado Turquía desde 2003; Kemal Kılıçdaroğlu, líder del Partido Republicano del Pueblo, organización fundada por Mustafa Kemal Atatürk; y el político independiente Sinan Oğan. Un cuarto candidato recientemente abandonó la contienda por escándalos.
Tras la primera vuelta de las elecciones, la coalición de Erdoğan, conformada por partidos nacionalistas y conservadores, obtuvo el 49.5 % de la votación. Por otro lado, la alianza de partidos de oposición, liderada por Kılıçdaroğlu, consiguió el 44.9 % de los sufragios. Un tercer lugar fue para el independiente Oğan, quien llegó al 5.1 %, insuficiente para avanzar a la segunda vuelta de las elecciones, marcadas para el domingo 28 de mayo.
En tal contexto, hay varios apuntes por mencionar. El primero son las encuestas. Muchas señalaban una severa polarización política, con apenas unas décimas de diferencia entre los porcentajes de apoyo de Erdoğan y Kılıçdaroğlu, pero colocando al líder opositor ligeramente arriba del actual presidente. Sin embargo, los resultados marcaron una brecha de casi cinco puntos porcentuales entre los dos candidatos más fuertes, a favor del que se estimaba más abajo, quien incluso estuvo a punto de vencer en la primera vuelta, algo imprevisto.
Un segundo apunte es la reacción de los dos candidatos principales tras finalizar la jornada electoral y antes del conteo de votos. Mientras que Erdoğan acudió y rezó en Hagia Sophia, el templo más importante del islam en territorio turco, Kılıçdaroğlu visitó la tumba de Atatürk, reconocido como el padre moderno del país. Los actos evidencian las claras visiones diferentes de Turquía que tienen ambos candidatos.
La agenda política del presidente en turno se centra en el “neo-otomanismo”, que busca fortalecer a Turquía desde dentro y hacerla dominante a nivel regional. Parte de ese plan es fortalecer la identidad turca con la religión, por ello muchos sectores tradicionales y conservadores del país lo siguen apoyando, a pesar de las fallas y controversias que el líder de extrema derecha ha mostrado en estos 20 años de gobierno.
En contraste, el hecho de que Kılıçdaroğlu haya visitado la tumba del padre moderno de Turquía muestra congruencia con su proyecto de nación. Atatürk buscaba una mayor integración regional y la secularización del Estado luego de la caída del Imperio otomano, que se regía en gran medida por el islam. Ahora, tras años de medidas de Erdoğan que incorporaban y fomentaban a la religión musulmana en las prácticas gubernamentales y sociales de la población, una de las propuestas del líder socialdemócrata es regresar al Estado secular y a una interacción más significativa con Europa.
Esto nos lleva al escenario doméstico. Si gana Erdoğan, continuaría con su política nacionalista y de extrema derecha: fomentar el islam, limitar la presencia y protección de kurdos y otros grupos vulnerables en el país, así como favorecer a sectores tradicionales y conservadores serían sus áreas de acción. En torno al socialdemócrata Kılıçdaroğlu, él ha planteado aumentar las libertades y las protecciones a las personas en Turquía, lo que tendría un impacto positivo para mujeres, kurdos y personas migrantes. Otro punto relevante es la preferencia de los candidatos en el tablero internacional.
Erdoğan ha sido colaborador de la Unión Europea y de Occidente, pero es cierto que poco a poco ha cambiado su agenda a sus intereses, incluso acercándose a Rusia. En este escenario, la victoria del actual mandatario turco en las elecciones presidenciales podría acercar a Estambul con Moscú, lo que tendría implicaciones para la guerra ruso-ucraniana.
En el otro lado de la moneda, la victoria de Kılıçdaroğlu podría acercar al país transcontinental con Bruselas, moviendo el panorama geopolítico en el marco de este delicado conflicto bélico en el este de Europa. Sin duda, las elecciones de Turquía no son sólo domésticas, sino que tienen trasfondos y resultados que implicarían modificaciones entre las alianzas y acciones en el globo.