El ritmo acelerado y exigente del mundo laboral actual ha originado un fenómeno inquietante que se caracteriza por el padecimiento de distintos tipos de agotamiento, así como por sentimientos de desinterés y desapego hacia el trabajo. Por si esto fuera poco, quita la energía y reduce la productividad, haciendo que las personas que lo padecen sientan impotencia, desesperación y resentimiento.
A este fenómeno se le llama “Burnout”, también conocido como síndrome de desgaste profesional, identificado como estado de agotamiento emocional, mental y físico causado por un estrés excesivo y prolongado en el ambiente laboral. Se produce cuando una persona se siente agobiada, emocionalmente exhausta e insuficiente para satisfacer las demandas constantes del trabajo. A medida que la tensión continúa, la persona afectada va perdiendo el compromiso y el interés por su trabajo sin importar las recompensas que pueda haber de por medio.
El burnout está alcanzando una notable dimensión a causa de los daños colaterales que hacen tambalear el aspecto económico, pues este fenómeno puede representar pérdidas de hasta 16 mil millones de pesos al año para las empresas mexicanas. De acuerdo con La Organización Internacional del Trabajo (OIT), el estrés laboral le cuesta a México entre 5 mil y 40 mil millones de dólares al año.
En términos generales, el burnout puede surgir por una mezcla de factores personales y laborales. En el ámbito laboral tienen un peso especial la sobrecarga de trabajo, las demandas excesivas, los reducidos tiempos de entrega, la falta de reconocimiento y recompensa por los resultados obtenidos, el ambiente laboral disfuncional, la falta de apoyo por parte de los superiores y compañeros de trabajo, la desalineación entre los valores personales con el entorno laboral y la dificultad de saber separar el trabajo y la vida personal. Además, características personales como la inclinación por el perfeccionismo, la falta de habilidades para manejar el estrés y que la persona se sienta infravalorada, son también detonantes del burnout.
Este tipo de síndrome puede afectar negativamente el rendimiento laboral, las relaciones personales y la satisfacción general con la vida; padecerlo puede provocar consecuencias graves tanto para la salud física como para el bienestar emocional.
Las personas que sufren esta condición son propensas a presentar padecimientos que van desde dolores de cabeza, insomnio, fatiga crónica y problemas gastrointestinales, así como enfermedades cardiovasculares, trastornos del sueño y síntomas emocionales como irritabilidad, ansiedad, depresión y falta de concentración.
La prevención del burnout comienza por reconocer la importancia del equilibrio entre el trabajo y la vida personal.
Es fundamental establecer límites claros, tanto en términos de horarios de trabajo como en cantidad de responsabilidades. Además, es esencial buscar actividades de bienestar fuera del trabajo, como el ejercicio, el tiempo de calidad con amigos y familiares, el cuidado personal y tomar tiempo libre. También es importante aprender a delegar actividades y pedir ayuda en determinadas tareas cuando sea necesario.
Para aquellas personas que ya están experimentando burnout, es fundamental buscar apoyo. Esto puede incluir hablar con un especialista en la materia para abordar los desafíos emocionales y desarrollar estrategias para salir adelante. Igualmente, será necesario realizar cambios en el entorno laboral, desde hablar con el superior jerárquico sobre la dinámica laboral, acerca de un cambio de puesto o, en casos más drásticos, buscar un nuevo empleo que permita experimentar un nuevo respiro.
Sería una utopía nunca sentirse sobrecargado, desbordado e infravalorado en el trabajo, pero la realidad es que cuando alguien se siente así la mayor parte del tiempo, el problema ha llegado y es momento de buscar una solución al indeseado “burnout”.
“A veces, lo más productivo que puedes hacer es relajarte.” – Mark Black
Webgrafía:
https://www.gob.mx/salud/articulos/sindrome-de-fatiga-cronica-y-sindrome-de-burnout
