Autoría de 1:00 am Rocío Benítez - Zona de la Visión Perpetua

Escribir con las manos llenas de salsa de jitomate – Rocío G. Benítez

Entrevisté a Lourdes Almeida sobre su seminario Zurciendo la historia. Mujeres fotógrafas, donde habla de las pioneras, las primeras mujeres que tomaron la cámara como su vida misma. Estas mujeres tuvieron que enfrentar la “tradición” social de su época para dedicarse a la fotografía, aunque la mayoría sólo firmaba su obra con iniciales, además no podían tener un negocio propio.

Al preguntarle a Lourdes si ella es la primera fotógrafa en la familia. Respondió que sí. Estudió fotografía cuando ya se había casado, las complejidades entre ser artista y ama de casa empezaron después, al desarrollar un proyecto que le exigía salir varios días, tenía que dejar hechas todas las labores del hogar y en el refrigerador la comida de la semana.

Justo un día antes de entrevistar a la maestra Almeida, leí una entrevista a la poeta Enriqueta Ochoa, en donde responde a la pregunta: ¿Hay cierta disposición o una pauta para que empecé a escribir?

Enriqueta Ochoa

“Es espontáneo, por ejemplo, en la cocina escribí muchos poemas al estar cocinando. Hay manuscritos llenos de manteca, de salsa de jitomate…”. En esa misma entrevista, Enriqueta habla de un periodo en el que dejó de escribir, ¿por qué? Su esposo se lo pidió. Pero ella no podía dejar de hacerlo, así que escribía y escondía los poemas entre los hilos de estambre o los enterraba en el jardín.

Verso con verso, Poetas entrevistan poetas (edición 2000), es la publicación en donde está dicha entrevista a Enriqueta, e incluye también una entrevista a Dolores Castro, en donde le cuestionan:

¿Consideras que, junto a Rosario Castellanos, contribuiste a abrir brecha para la poesía femenina en México? ¿Se puede hablar de una poesía hecha por mujeres?

“Sí creo que abrimos el cauce de la poesía femenina en México, pero no en el sentido que nuestra poesía era superior a la de las otras, sino porque nos propusimos realizar una vocación, con disciplina y constancia. Cada una con entrega diferente, pues yo aprendí de Ortega y Gasset que lo más importante para uno es vivir, así que me casé, tuve muchos hijos; en cambio Rosario decidió dedicarse por completo a su vocación literaria. En cierto sentido abrimos las puertas a las mujeres hacia formas de vida más ‘humanas y libres’”.

Años atrás también tuve la oportunidad de entrevistar a la compositora Leticia Armijo, quien siendo estudiante lidió con la indiferencia de sus profesores, que con frecuencia decían a sus alumnas: Si tú te vas a casar, ¿para qué estudias? “No era bien visto que las mujeres compusieran”, platicó la maestra Leticia. “Existe música de mujeres desde tiempos inmemoriales, pero casi no se programa, está guardada y muchas obras se han perdido”, añadió.

Aun estoy procesando todos estos datos. Si bien es cierto que los tiempos han cambiado, que hay más mujeres en la universidad y en el campo laboral, también es cierto que todavía causa asombro la frase: La primera mujer en… Y ser madre, esposa y profesionista, son facetas que se conjugan pero hay muchos retos de por medio.

La historia se está reescribiendo. Y para seguir indagando, una pregunta: ¿Cuántas obras de madres, tías, abuelas, bisabuelas, quedaron sepultadas en el jardín?

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Last modified: 9 septiembre, 2021
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