¿Les ha tocado, en un viaje de camión, ver a algún intrépido que sube a querer cantar su propia versión de los temas de moda? Quizá también les ha tocado ver a algunos cantautores que comparten sus más recientes creaciones.
En mis últimos viajes ya no he visto ningún trovador de pelo largo, chaleco de cuero y guitarra en mano, en cambio he notado un aumento de los raperos que, con una pequeña bocinita empiezan a hacer su show a lo largo del pasillo del camión, improvisando con iertas características de los pasajeros, que la muchacha con playera rosa, que el joven de lentes, que si la señora que mira a la ventana, que si el señor que está metido en el celular.
Si bien traen líneas aprendidas, necesitan de astucia para intercalar los atributos de los pasajeros y no perder el ritmo, ni el equilibrio, porque el camión sigue en marcha. Hace poco vi a una joven, sí, una mujer haciendo rap en el autobús, siguiendo la misma dinámica. Espero encontrar más de ellas.
Eso que cuento me hizo recordar que el año pasado círculo la información de un taller de rap para unos estudiantes de secundaria, proyecto en conjunto con el programa Alas y Raíces, que invitó como maestros a varios raperos. Y hasta Fermín IV, recordado por ser integrante de Control Machete, alzó la mano para sumarse.
Recuerdan aquel tema que repite: “Mírame a los ojos verás lo que soy, Méndez, comprendes, yo soy el control…”.
El proyecto piloto tenía como finalidad iniciar, en este 2021, talleres de rap como materia optativa para que los estudiantes pudieran elegir entre ajedrez, flauta, y otros. Habrá que indagar ahora y ver cómo va la iniciativa, que de entrada suena interesante, pues el rap es un ejercicio de improvisación que alienta creatividad y agilidad mental.
En la región de la huasteca es muy popular el huapango, sones huastecos, y las famosas topadas, una confrontación artística en donde se luce la capacidad para improvisar.
Ahora mismo estoy leyendo una publicación sobre Poesía Oral Improvisada en Iberoamérica, donde hablan de la historia, lenguaje, temas, métrica y estilos de composición, lo que me llamó la atención en las primeras páginas fueron los siguientes párrafos:
“Aunque hay, por decirlo de alguna manera, ciertas temáticas en cada son, a la hora de improvisar esto puede cambiar, finalmente el trovador improvisa de manera libre en el son donde se siente más cómodo.
Existen muchos versos de los cuales no se sabe quién es el autor y son considerados de dominio público, a menos que estén grabados en un disco y se dé el crédito correspondiente, pero a la hora de cantarlos la gente los hace suyos y pasan a ser propiedad del pueblo”.
Cuántas composiciones se conocen y se cantan sin saber quién es el autor. Y cuántos autores pasan al olvido porque no llegaron a tener la suerte de grabar un disco y hacer su registro.
El tema de la lírica popular es un tema que tal vez adelante se podría tocar con más detalle. También sería bueno hablar de aquellos compositores queretanos, interpretados por grandes cantantes, que poco se conocen, aunque sus canciones las interpreten en todos lados.