Las relaciones entre Corea del Sur y Corea del Norte han marcado una parte significativa de las relaciones internacionales. De esta particular interacción bilateral se han desprendido innumerables eventos y análisis que han impactado al globo de diversas maneras y, de la misma manera, el contexto internacional ha moldeado su realidad y acción al interior y al exterior de distintos territorios. ¿Cómo se miran estas dos naciones en el panorama mundial?
La península de Corea hoy en día está dividida en dos países, sin embargo, en su momento fue un solo Estado que atravesó varias inclemencias. Una de ellas fue la influencia de los reinos chinos a lo largo de los siglos, y otra que marcó en gran medida su historia fue la colonización japonesa. No obstante, una tercera etapa que terminó por caracterizar el escenario actual de la posición política de Pyongyang y Seúl, así como su relación bilateral, fue la serie de efectos que propició la Guerra Fría.
Tras la Segunda Guerra Mundial, la pugna por la supremacía mundial llevó a las superpotencias Estados Unidos de América (EUA) y la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) a trasladar su competencia a terrenos ajenos, como lo fue Corea. Estas injerencias soviética y estadounidense en el país asiático elevaron las tensiones entre las facciones políticas presentes, lo que detonó una guerra en 1950.
Para 1953, un armisticio celebrado entre los dos grupos beligerantes pausó el conflicto, dando pie a una nueva etapa y al establecimiento de Corea del Norte, apoyada por la URSS y China, y Corea del Sur, respaldada por EUA. Sin un acuerdo de paz entre ambas naciones, la guerra técnicamente continúa hasta nuestros días. No obstante, el entendimiento de estabilidad mutuo ha permitido que no se reanuden las actividades militares de manera directa, aunque, lastimosamente, se han presentado momentos delicados de agresión y amenaza nuclear.
Hoy en día, la realidad de Corea del Norte y Corea del Sur refleja el desenlace de los proyectos políticos e ideológicos que siguieron en el marco de la Guerra Fría. Mientras que la primera se ha rezagado en múltiples áreas, la segunda se ha convertido en una potencia emergente regional, cuyos desarrollos económico y tecnológico son envidiables para muchos países que tiempo atrás habían estado en mejores posiciones.
También su interacción actual entre sí se ve totalmente influida por la herencia de la Guerra Fría. Seúl sigue teniendo apoyo de EUA, mientras que Pyongyang ha mantenido sus lazos con China y el Estado heredero de la Unión Soviética: Rusia. Esto ha provocado que las tensiones continúen en la península y que se extiendan incluso a los países aliados de cada parte, e incluso a otros aledaños en la región, perpetuando una inestabilidad que ha afectado su seguridad, economía y diplomacia.
La situación en el este de Asia es delicada y nos lleva a preguntarnos si en algún momento la relación entre las Coreas podría mejorar a tal grado de establecer la paz entre ambos Estados. Si bien esa puede ser la aspiración de la comunidad internacional en general, no hay certeza de que pueda ocurrir, al menos en un corto o mediano plazo. Ambas naciones se perciben como la legítima cultura y país de Corea, por lo que se ve complicado el avance hacia la plena estabilidad.
Sin embargo, lo que hemos podido apreciar, sobre todo en los últimos cinco años, es una mayor interacción y cooperación entre Seúl y Pyongyang, situación que sugiere una voluntad de acercamiento entre los dos Estados. De continuar, naturalmente habría mayor probabilidad de entablar una relación más cercana y abierta, a pesar de las diferencias que se muestran evidentes en ambos lados del paralelo 38.