Antes de la llegada de la pandemia, recuerdo que un par de personas me comentaron sobre una aplicación de creciente popularidad, TikTok. Debo admitir que mi primera impresión fue que la plataforma estaba totalmente enfocada a un público joven, para ser específica la Generación Z, con contenido frívolo e irrelevante. Sin embargo, la contingencia sanitaria, junto con la terapia, cambiaron drásticamente mi perspectiva.
En marzo de 2020,TikTok se posicionó como la aplicación más descargada; considero que no es casualidad que el comienzo de la pandemia coincidiera con el aumento de usuarios interesados en la novedosa red social.
Mi primera interacción con la aplicación se debió a que mi psicóloga me sugirió descargarla para distraerme y reírme un rato. Al principio hice caso omiso de su sugerencia, dada mi percepción respecto a la misma, sin embargo, después de un mes de encierro (abril 2020), tras constantes ataques de ansiedad y pánico, me animé a descargarla. Al principio me encontré con videos entretenidos que sirvieron para distanciarme de los temas que me ocasionaban los ataques, pero un buen día comencé a dar con videos de psicología y salud mental. Poco a poco el algoritmo me fue llevando de la mano a encontrarme con una comunidad enorme de personas que, al igual que yo, lidiaban con sus propios padecimientos psicológicos. Y entonces me di cuenta que no estaba sola.
Una vez inmersa en la aplicación, descubrí a diversos creadores de contenido entre ellos Kris Collins(@kallmekris), una joven canadiense que cuenta con más de 31 millones de seguidores, cuyos personajes, creados y actuados por ella misma, la han ayudado a lidiar con la depresión. Así como la historia de Kris, hay miles de personas compartiendo sus experiencias de vida y encontrando nuevas formas de confrontar el dolor o el trauma a través de TikTok.
De acuerdo con mi terapeuta, este tipo de actividad es como unos primeros auxilios emocionales donde recibimos un soporte que contribuye a que además de identificarnos, experimentemos una serie de emociones sin bloquearlas, donde se da sentido, se comunican y gestionan de manera adaptativa lo que estamos sintiendo; esto acompañado de una terapia adaptativa emocional donde se centran y focalizan nuestros trastornos nos ayuda a procesar emocionalmente los escenarios, mediante la observación de lo que otros expresan lo vivido.
En mi caso, el verme reflejada en otros, también me ayudó a sentirme comprendida e incluso apoyada. Esto mismo fue lo que me animó a generar contenidos burlándome sobre mis heridas emocionales y vivencias traumáticas (claro, sin dejar que se volviera un mecanismo de defensa). Cada que generaba un video nuevo, un pensamiento constante en mi mente era: No estoy sola. Por ello considero que TikTok fue para mí, y ha sido para muchas personas, una herramienta de apoyo y como unos primeros auxilios emocionales para nuestra salud mental.
Solamenteuna advertencia querido lector, al momento de incursionar en la zona de salud mental del algoritmo de TikTok, no se debe tomar literalmente toda información ahí generada, ni auto diagnosticarse con base en los contenidos. Mi recomendación siempre será asistir con un terapeuta profesional (psicólogo o psiquiatra) que pueda diagnosticarle y tratarle con total ética profesional.