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ENTREVISTA: PATRICIA LÓPEZ NÚÑEZ/LALUPA.MX
FOTOS Y VIDEOS: DANIEL VELÁZQUEZ MARTÍNEZ
El desastre es general. Se trata de una tragedia natural, humanitaria, social y una coordinación que va poco a poco, con lugares inaccesibles porque fueron deslavados con movimientos de rocas de 15 toneladas durante los 45 minutos del huracán, dice a lalupa.mx Daniel Velázquez Martínez, queretano originario de San Juan del Río, quien participa en las labores de rescate en Acapulco.
Los voluntarios cubren jornadas de 12, 16 y hasta 18 horas en una ciudad donde no hay garantías de seguridad. Anteriormente Daniel estuvo en Turquía, donde, con ayuda de cámaras térmicas con alcance de 15 metros, se encargaba de hacer peritaje en la zona de desastre con el fin de determinar si era viable rescatar a las personas con vida o sus cuerpos después del terremoto que azotó a esa región.
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Allá había rescatistas de distintas nacionalidades dispuestos a ayudar. En Acapulco, Daniel no lo pensó dos veces para apoyar a las miles de personas que lo perdieron todo. Por eso, desde el segundo día del desastre que dejó el huracán Otis se sumó a los equipos de voluntarios de Morelos, Puebla, Ciudad de México y 150 elementos de Bomberos que hacen su base en la marina de Acapulco.
La situación es triste y desesperanzadora, también hay miedo cuando se vislumbran lluvias, porque toda la ciudad tiene algún grado de destrucción, las tiendas sufrieron saqueos y la autoridad “ha estado ausente porque ha sido una complicación muy alta para atender este desastre natural extraordinario. Los cuerpos de rescate y auxilio no estaban preparados para atender una situación tan lamentable”, dice.
Agrega que mucha gente quedó sepultada bajo tierra porque las construcciones se ubicaban en laderas y muchos cuerpos se perdieron en el mar. Los voluntarios en los cuerpos de emergencia cubren jornadas de hasta 18 horas por día, en un intento de brindar toda la ayuda posible.
“El desastre ha sido general. Se trata de una tragedia natural, humanitaria, social, con una coordinación que va poco a poco sumando a los cuerpos de ayuda de diferentes partes del país”. Daniel señala que también debería convocarse a la ayuda a nivel internacional, sobre todo por las zonas de las laderas. “Hay lugares inaccesibles porque fueron deslavados, hubo movimientos de rocas de 10, 15 toneladas durante los 45 minutos del huracán”.
Los primeros días, recuerda, la gente estaba más triste, porque la población vio construir y crecer el puerto por décadas y ahora “todo está destruido”. A eso se suman las pérdidas de vidas humanas. “En mi equipo recuperamos cuatro cuerpos que quedaron sepultados y uno no pudimos sacarlo porque se requiere otro tipo de equipo físico para poder hacer el rescate. Todo ha sido muy complicado y las tiendas, más del 80, 90 por ciento, han sido saqueadas y hay descontento social”.
La falta de luz complica más la situación. Bomberos de Acapulco tiene una planta de luz donde los rescatistas, voluntarios y la gente hace filas para poder cargar sus celulares. Por eso, también urge el hielo, porque muchos alimentos se echan a perder por las altas temperaturas y la falta de refrigeración.
Ahora no solamente necesitan la ayuda humanitaria, sino también a especialistas que tengan la capacidad de revisar las estructuras colapsadas y rescatar los cuerpos atrapados, porque, en este momento, “soy el único especialista en arquitectura para realizar las labores de revisión estructural”.
También pide que la gente que tiene familiares en Acapulco mantenga la calma porque “no tienen señal, no pueden conectar sus teléfonos, muchos están bien, pero pasando lo que todos, con la escasez de todo”.
Grupos de choque e inseguridad
Daniel asegura que en la zona empiezan a aparecer “grupos de choque” por la falta de servicios y la demanda de atención. “No hay gasolina, ni servicio de transporte público, ni taxis, ni servicios básicos; en algunos lugares no hay agua y llevan pipas, hay gente aprovechando la situación en lugares bien identificados. Son grupos armados, que incluso saquean lo que otras personas llevan de ayuda”.
Agrega, además, que por la falta de luz es muy peligroso salir en la noche. “(Acapulco) ahorita es tierra de nadie. “Es normal, se trata de un desastre”, pero Daniel confía “en que poco a poco se irá acomodando la situación”. Señala que lo prioritario por ahora es sacar a la gente que se encuentra en peligro de morir y extraer los cuerpos, “aunque hay algunos a quienes se los llevó la corriente, se perdieron en los ríos y muchos quedarán como desaparecidos”.
“Tenemos algunos códigos para no exponernos en puntos rojos bien identificados por los lugareños dentro de los servicios de ayuda. Hay zonas a las que no podemos entrar, donde no nos podemos acercar. En algunas ocasiones, por razones humanitarias, sí se puede, pero se solicita el acompañamiento del Ejército”. Daniel asegura que hay gente irascible por la falta de servicios que ha tratado de retener a los rescatistas hasta que no les brinden el servicio que solicitan. Pues a veces llegan a pensar “que vamos de parte del gobierno”.
Por eso, Daniel recomienda que quienes lleven ayuda en especie o participen como voluntarios, se pongan de acuerdo con la Cruz Roja, Bomberos, Ejército, Marina o Guardia Nacional para evitar situaciones de riesgo, así como para facilitar la entrada y salida a la zona de desastre, porque “de lo que se trata es de ayudar. Para este experimentado voluntario queretano, “ahora viene lo difícil, que es la reconstrucción”