Autoría de 11:22 am #Opinión, Juan José Arreola - Código Político

Elecciones de famosos – Juan José Arreola

Prácticamente se ha extinguido el llamado “voto ideológico” o “voto de convencimiento”; cada vez menos personas voltean a ver o leen las (escasas) propuestas de gobierno. Menos aún analizan o definen su sufragio pensando en ellas.

Hoy se decide más con el corazón que con la razón; cada día predomina las determinaciones emocionales  y, por consecuencia, las decisiones se toman en función de lo que gusta (comportamiento del candidato o la candidata, su “fama” o belleza, slogan) por encima de lo que se piensa a raíz de haber leído proyectos de gobierno.

Como plantea Antoni Gutiérrez-Rubí: “gustar desplaza el pensar. Y parte de nuestra política renuncia a decir la verdad de lo relevante para quedarse en la ocurrencia de lo superficial”.

Esta condición ha difuminado la viaja división política entre izquierdas y derechas porque ya no hay distinciones ideológicas en los proyectos de gobierno entre ambos bloques, reduciéndose a diferencias en acciones o decisiones específicas e incrementándose las coincidencias programáticas.

Por ende, predomina lo superficial azuzado principalmente por la política de las redes sociales, por las campañas de los emojis y los likes, por la suma de seguidores, de las reproducciones, pero también por la guerra de las fake news.

Encuestas y bonitos (as)

Por eso es que ahora los partidos políticos han abandonado la nominación de sus aspirantes a los cargos de elección popular por vía de la evaluación de su solidez ideológica, de sus principios políticos y éticos o por su militancia partidista.

Hoy las definiciones son con base en la popularidad; ganar una postulación tiene que ver con la mayor presencia personal, independientemente de su comportamiento, de su ideología o de su moralidad.

Bajo esta lógica hemos visto pasar, con más pena que gloria, a deportistas o estrellas de cine y televisión a la palestra de la conducción gubernamental en México. Cuauhtémoc Blanco (futbolista), Carmen Salinas (artista) o Marijose Alcalá (clavadista) son ejemplo de lo afirmado.

Por eso es que en la competencia electoral contemporánea una de las principales reglas de los partidos políticos mayoritarios son las encuestas de popularidad. Tal como si fueran estrellas de cine, de programas de televisión o deportistas exitosos.

Y a pesar de los malos resultados que la mayoría de ellos han entregado, esta dinámica sigue.

Hoy justamente nos enteramos que el actor y empresario hotelero, Roberto Palazuelos anunció su filiación a Movimiento Ciudadano (MC) con la firme intención de ser postulado al Senado de la República por el estado de Quintana Roo.

A inicio de octubre supimos que el deportista yucateco y medallista olímpico, Rommel Pacheco salió del PAN para incorporarse a Morena. Su idea es ser su candidato a la presidencia municipal de Mérida y como en el blanquiazul eran pocas sus posibilidades de acceder a tal postulación, decidió “brincar”.

En Querétaro, los últimos tres o cuatro años hemos visto una disputa entre Morena y el PAN por la figura del exfutbolista Adolfo Ríos quien fue candidato morenista a la alcaldía capitalina en los comicios de 2018 y ahora, cinco años después, difunde fotografías al lado de connotados panistas locales. 

Voto duro, voto consciente

Ni izquierda ni derecha; ni programas ni ideologías. Quizá el “voto duro” es el que ha mantenido; ese que se emite por todas y todos los candidatos de un partido político sin importar quiénes son, qué hacen o qué propone.

En contraparte, el denominado “voto consciente” va a la baja. Ese que resulta de la lectura, de escuchar a los postulantes, de leer propuestas.

Predomina,  reitero, el voto por los famosos, por los atractivos (as), por los que caen bien.

También predominan las emociones y por eso las elecciones se han vuelto cada vez más impredecibles; las encuestas fallan cada vez más. El optimismo y el pesimismo diariamente se disputan la realidad y el miedo puede tener tal fuerza en las urnas, tanto como la alegría.

Por eso es que los comicios de 2024 todavía son imprevisibles.

                                                                                  Juan José Arreola de Dios

Periodista / Comunicación Política

Twitter: @juanjosearreola

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Last modified: 6 noviembre, 2023
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