Autoría de Josué• 17 julio, 2021• 8:45 am• Tec de Monterrey: Investigación transformadora

Queridos arquitectos, queridos ciudadanos – Diana García Cejudo

“Querido David: me preguntas qué debemos hacer nosotros -los arquitectos- en relación con la inequívoca e inminente catástrofe ambiental. Acerca de la inequidad social. Acerca de la pobreza. Acerca de la degradación de los recursos del planeta. Acerca de la pandemia, que nos ha colocado en un modo surreal. Todo lo anterior manejado por líderes políticos cuyas acciones son cínicas y absurdas… Querido David, la respuesta es nada”.

Hace casi un año, este texto fue publicado por la revista DOMUS que citó la carta que Jacques Herzog le dirigió a David Chipperfield abriendo la discusión sobre los retos que enfrenta nuestra profesión ante el desastre ambiental. Esta discusión cuestiona históricamente la poca injerencia de nuestro gremio en las grandes transformaciones. ¿Es acaso un edificio capaz de cambiar una sociedad? Sin duda no, pero lo que sí puede es hacer contribuciones tangibles, promover diálogos y experimentar alternativas.

Un año después, me quedo pensando qué lugar elegimos. El de la tribuna de los espectadores -y si bien nos va, con un ojo crítico- o en la cancha de los jugadores, de aquellos que impactan las condiciones en las que vivimos. Como diseñadores, ¿hemos sido capaces de comunicar la gravedad de la situación? ¿Hemos sido capaces de innovar y plantear escenarios futuros deseables? En una sociedad que es inmune a los datos, que no le asustan las condiciones ni afectaciones que vivimos todos los días, ¿qué podemos hacer para generar mayor impacto? La respuesta no es simple.

Una posibilidad recae en olvidarnos de los roles que reconoce la sociedad, entendiendo que hay una naturaleza humana mucho más fuerte, donde nuestros valores y acciones deben enfocarse al bien común. Para problemas globales se requieren respuestas transdisciplinares que a partir del diálogo, la innovación y la experimentación pueden construir acuerdos hacia un bien común. La catástrofe ambiental nos rebasa. Finalmente, no tenemos opción, tampoco tiempo, nos queda mucho por hacer.