Este domingo 10 de diciembre una mayoría de argentinos se fue a dormir con la esperanza de que la ruta que Milei les señala hacia la salida del túnel no sea un espejismo. Aunque, a decir verdad, “el pelucas” o “el león”, como le llaman sus simpatizantes, no les ha engañado sobre lo azaroso y accidentado que resultará el largo trayecto a recorrer. Sus votantes aceptaron la escabrosa travesía señalada por este outsider de la política que ha logrado romper el embrujo y las trampas de la demagogia kirchnerista, fieles reproductores del modelo peronista. Un modelo calificado por diversos analistas como fabricante de pobreza y corrupción.
¿Qué vendrá para la ya tan castigada Argentina? ¿Cuál es el futuro inmediato para un país cuya clase política saliente tratará de colapsar, como lo hicieron con Mauricio Macri, cualquier avance que corrija la difícil situación en la que se encuentran?
Traigo a la memoria y a colación a esa Argentina que visité exactamente en los últimos días de noviembre y diciembre del 2019, cuando un dólar costaba hasta 60 pesos argentinos.
Durante la visita de tres semanas, la mayor parte en su capital, palpé el escenario de crisis económica que tenía irritados en unos casos, tristes, preocupados y desesperanzados a otra gran parte de argentinos. En ese entonces, Mauricio Macri concluía su mandato presidencial y Alberto Fernández, incondicional de los Kirchner, asumió la presidencia y Cristina Kirchner la vicepresidencia. El regreso de Cristina al poder no tenía contentos a los adultos que aún padecíanen carne propia las afectaciones del modelo económico instalado durante la presidencia (2003 -2007) del ya fallecido Presidente Néstor Kirchner y continuado con más radicalismo por su esposa Cristina. Recordemos que Cristina fue presidenta del 2007 – al 2015 y el enojo era palpable contra ella, un personaje que se auto asumía como la continuación de Eva Perón. También había irritación contra Alberto Fernández, figura siempre pegada al kirchnerismo y que, a decir de los argentinos, fungiría como presidente; pero la verdadera figura de mando detrás de él era Cristina Kirchner.
Si bien los adultos reconocían que los primeros años del ascenso al gobierno del fallecido Néstor Kirchner operó de manera eficiente y trajo al país logros en varios rubros importantes, consideraban que la pareja presidencial terminó pervirtiendo y dividiendo a la sociedad Argentina hasta volverlos enemigos unos de otros. “Sobre todo Cristina, quien desde la presidencia nunca dejó de fustigar a sus oponentes y cerró el acceso mediático a quienes no eran afines a su gobierno. Es una radical y gran actriz”, confió en aquel entonces un ingeniero que perdió su empleo y manejaba un taxi para ayudarse en la economía familiar. En otras opiniones, recogidas en algunas provincias que visité, manifestaban molestia por el método asistencialista del gobierno con los jóvenes (allá también les dicen “Ninis”) instaurado por Fernández de Kirchner; así como otros programas de subsidios y engrosamiento de la burocracia que tenían constreñida a la economía interna, cerrando posibilidades de un mejor futuro para ellos . “La manera cómoda y tramposa de asegurarse votantes”, aseguraban.
EL CASO NISMAN
El regreso de Cristina al poder avivaba los escándalos que protagonizaran ella y Néstor durante la presidencia de éste. Se hablaba de un amasiato por parte de Néstor; de peleas y desacuerdos y de competencia interna por el poder entre la pareja formada por Néstor y Cristina, amén de la poca transparencia en su gestión y los rumores y dudas persistentes sobre si la muerte de Néstor Kirchner había sido natural. Y otra espesa sombra de duda cubría el cielo argentino: el delicado caso pendiente de resolver sobre la muerte de Alberto Nisman, el fiscal que retomó el caso del atentado terrorista contra la AMIA ( Asociación Mutual Israelita Argentina) en el que -sostenía Nisman – intervino la mano de Irán y acusaba a Christina Fernández de Kirchner de encubrir información sobre el hecho. Nisman fue encontrado muerto de un tiro en el baño de su departamento ubicado en el exclusivo barrio de Puerto Madero. Eso ocurrió el domingo 18 de enero del 2015, un día antes de la cita que tenía en la Comisión de Legislación Penal de la Cámara de Diputados para ofrecer las pruebas que decía tener contra la entonces presidenta Cristina de Kirchner. Un caso que una gran parte de la sociedad argentina consideraba que no fue suicidio, como lo manejaran personas afines al poder en turno.
Con estas dudas sobre ella, Cristina Fernández de Kirchner había terminado su periodo presidencial en diciembre de 2015 y entró el representante del partido derechista, Mauricio Macri a la presidencia. Una parte decía no simpatizar del todo con el gobierno de Mauricio Macri; pero aceptaban que mucho de lo realizado en su gestión fue bueno para el país. “Si no pudo hacer más fue porque las redes de control que la izquierda ha tejido durante tantos años no le permitieron un margen de maniobra adecuado. Macri -aseguraban- intentó hacer mejoras. Vea esto que tiene a la vista – dijo uno señalando los techos de panel solares y casas pequeñas, pero en buen estado de conservación -, intentó mejorar las condiciones de vida. Vea del otro lado las viejas y descuidadas vecindades donde habitan la reserva de pobres que se conforman con el asistencialismo social que dejó el kirchnerismo, cuya base votante mayoritaria se encuentra en los jóvenes.”
Todo lo anterior estaba en el ambiente en el 2019, año en que subiera al poder Alberto Fernández y Cristina Kirchner a la vicepresidencia. Como comento líneas arriba, su regreso avivaba la molestia de un gran número de argentinos y aseguraban que realmente quién gobernaría al país era Cristina Kirchner. “Alberto Fernández es sólo el parapeto. O ya se vendió, o le doblaron las manitas. ¿Cómo se explica que antes echara lodo sobre Cristina, despepitó cosas muy serias contra los Kirchner y ahora gobernará junto a Cristina… o mejor aún, detrás de ella?”, aseguraban.
LOS POLÍTICOS, UNOS IGNORANTAMUS
Lo comentado líneas arriba explica en parte la decisión de los argentinos para decidir su voto por Javier Milei, un personaje disruptivo en todos sentidos y de quien el periodista Juan Luis González escribiera un libro titulado El loco, publicado en julio del 2023. En ese libro, el autor explica gran parte de la afinidad ciudadana con el actual presidente electo. “El loco es una apasionante biografía pública y privada del inesperado fenómeno de la política argentina, que guarda tantos secretos como su líder. En las entrevistas ha revelado cómo su perro ‘Conan’, que falleció en 2017, es su gran amor, y además fue quien intermedió para que Milei pudiera hablar con Dios y este le dijera que fuera presidente”, son algunas opiniones sobre esta publicación. Y añaden que “es también la radiografía de una sociedad aterrorizada, sola y agobiada de la que Javier Milei es, apenas, su mejor personaje”.
Pero no todos coinciden en la apreciación sobre la considerada locuacidad de Javier Milei. El prestigiado economista, abogado y catedrático español, Jesús Huerta de Soto, cuyas obras han sido traducidas a veintiún idiomas, entre ellas el ruso, chino, japonés y árabe, considera que en contra del estereotipo o caricatura que los medios de comunicación quieren hacer de Milei, es una persona formada. En reciente clase a alumnos de comunicación audiovisual, Huerta de Soto respondió a preguntas que el alumnado hiciera sobre quien también fuera su discípulo. “ El sabe perfectamente los argumentos, cosa que no sucede normalmente con los políticos que son unos Ignorantamus en materia de Ciencia Social. Milei es un personaje peculiar porque se conoce perfectamente los argumentos y en los debates fácilmente desmonta a sus oponentes. Lo que pasa es que, desde la perspectiva nuestra, tiene unas formas aparentemente agresivas. A veces parece que se pone a gritar, que es un energúmeno. Yo diría que es 50 por ciento teatro y 50 por ciento falta de paciencia. No tiene paciencia ante la estupidez”, aseguró al alumnado, antes de dar ejemplos de cómo el status quo ha reaccionado negativamente ante medidas de libertad económica, como las de Alemania saliendo de la Segunda Guerra, o de Margaret Thatcher sacando adelante a la Gran Bretaña. Y algo más: Huerta de Soto explica a fondo el porqué resulta erróneo comparar a Javier Milei con Donald Trump.
UNA VERDAD INCÓMODA ANTES QUE UNA MENTIRA CONFORTABLE
Así el estado de cosas en esa Argentina que, como menciono líneas arriba, en 2019 un dólar costaba 60 pesos argentinos y cuatro años después, este diciembre del 2023, el precio de un dólar en pesos argentinos oscila entre 800 o 900.
Y mientras algunos critican la “crueldad” con la que el nuevo Presidente expuso a los argentinos el estado que deja el gobierno saliente, otros ponderan la honestidad con la que se plantó frente a su electorado este 10 de diciembre, al que agradeció su apoyo y les abrió el panorama a enfrentar y las medidas que tomará para tratar de salir del naufragio. “Ustedes saben que prefiero decirles una verdad incómoda, antes que una mentira confortable”, expuso Milei, no sin acompañarle también con mensaje esperanzador: “Hoy comienza una nueva era en Argentina. Hoy damos una larga y triste historia de decadencia y declive y comenzamos el camino de la reconstrucción de nuestro país”.
Al respecto los principales diarios nacional e internacional destacan parte de los puntos que Milei expuso durante su discurso, luego de la asunción formal a la presidencia de su país:
“Hoy comienza una nueva era en Argentina. No hay vuelta atrás. Hoy enterramos décadas de fracasos, peleas intestinas y disputas sin sentido…No hay plata. No podemos endeudarnos, no podemos emitir y no podemos seguir asfixiando al sector privado con impuestos. No hay alternativa al ajuste y no hay alternativa al shock. Lamentablemente eso impactará sobre la actividad económica, la pobreza y los salarios. La única posibilidad posible es el ajuste; un ajuste ordenado…La propuesta sensiblera progresista nos llevaría a una híper a la manera de la Venezuela de Maduro y Chávez…En materia de seguridad, Argentina se ha convertido en un baño de sangre…Los argentinos eligieron un Nuevo Contrato Social Liberal cuyas instituciones fundamentales son: la propiedad privada, los mercados libres de intervención estatal, la libre competencia, la división del trabajo y la cooperación social…No venimos a perseguir a nadie. Recibiremos con brazos abiertos a todos aquellos dirigentes políticos, sindicales y empresariales que quieran sumarse a la nueva Argentina. Pero no toleraremos a quienes usen la violencia o la extorsión para obstaculizar el cambio”
Por último, en su cierre del discurso, Milei ha dicho:
“El desafío que tenemos por delante es titánico pero estoy convencido de que vamos a salir adelante. Porque la victoria en la batalla no depende de la cantidad de soldados, sino de las fuerzas que vienen del cielo. Que Dios bendiga a la República Argentina”.
Y desde luego, sin faltar su frase ya conocida y representativa de este fenómeno político que recibió el apoyo abrumador de la mayoría de jóvenes argentinos: ¡Viva la libertad carajo! ¡Viva la libertad carajo, a ponerse de píe que vamos a salir!”.
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