HISTORIA: PATRICIA LÓPEZ NÚÑEZ/LALUPA.MX
FOTOS: CÉSAR GÓMEZ REYNA/LALUPA.MX
Vanessa Martínez Ramírez es una de las mujeres policías que dirigen una unidad o grupo especializado dentro de la Fiscalía General de Justicia del Estado. La jefa de la Unidad de Análisis Criminal de la PID se ganó a pulso cada una de sus posiciones y cuenta con reconocimientos a su valor y desempeño. Su sueño: vivir en un estado cada vez más tranquilo, donde la población tenga confianza en su policía y que más mujeres ocupen cargos de dirección dentro de las corporaciones de seguridad.
Es oficial de Policía de Investigación del Delito (PID) con 18 años de experiencia dentro de la corporación. El 1 de enero de 2003 ingresó a la formación como policía en el Colegio, donde recibió una capacitación de 6 meses, con un internado de lunes a viernes, aunque a veces le tocaba hacer guardias.
El 1 de julio de 2003 se incorporó a la PID y desde entonces no para de demostrar su compromiso con los valores de esta institución. Ese empeño le valió el reconocimiento de sus compañeros y de las mismas autoridades, sobre todo después de su participación en la persecución y detención de unos asaltantes bancarios. Feliz de ser el orgullo de su familia, quiere ser ejemplo a partir de su propio desempeño en la PID.
“Que formemos parte de la policía es algo que te nace, por convicción, por vocación, era algo que me gustaba, desde que estás 5 días a la semana en la academia y no es algo pesado, aunque significaba despertar de madrugada, esto era algo que yo quería. Cuando ingresé a la PID fue exactamente lo que esperaba”, recuerda.
“Hace años no se reconocía el esfuerzo de las mujeres policías, hoy somos tres al frente de unidades o grupos”.
Durante cinco años Vanessa formó parte del Grupo Especializado en Delitos Patrimoniales y en 2008 se incorporó a la Unidad Especializada para Adolescentes, para luego integrarse a la Unidad de Análisis Criminal, que dirige y donde se encarga, junto con otros compañeros, de consultar y revisar los antecedentes de las personas detenidas.
“Somos el cerebro de datos de nuestros compañeros que andan en calle, de los compañeros que hacen investigaciones, los apoyamos con los antecedentes, mandamientos judiciales, tanto órdenes de aprehensión locales como nacionales, revisamos vehículos con reporte de robo, domicilios, quiénes viven en el domicilio, si tienen órdenes pendientes de aprehensión”, detalla.
Sus días son ajetreados, porque se encarga de atender a toda la fiscalía, regional y metropolitana y “somos pocos compañeros, todo el día se pide información constante, sobre todo de antecedentes por personas detenidas en la calle y más cuando se requiere algún robo con violencia y debemos apoyar a los compañeros con placas y debemos estar muy atentos en la información”.
Los datos tienen que cotejarse con el área jurídica porque aquí no se pueden cometer errores. Por si fuera poco, toda la información debe verificarse en tiempo récord. Por eso, Vanessa se asegura de llegar a las 7:30 de la mañana en la Fiscalía, donde termina de trabajar a las 8 de la noche.
“Para la mujer policía que es madre es más delicado, porque el trabajo requiere de todo tu tiempo y a veces no puedes estar en los momentos importantes para tu hijo, una cita con el doctor, un evento importante en la escuela, pero en mi caso mi hijo entiende que su mamá es policía”, reconoce.
UNA DETENCIÓN DE PELÍCULA
Hoy su familia la apoya sin miramientos, a pesar de los temores que sentían cuando ingresó a la academia y pensaban que era un trabajo muy arriesgado, “un trabajo de hombres”. Ahora se llenan de orgullo, sobre todo después de que recibió un reconocimiento por su valor tras detener a unos asaltantes de banco.
En aquel momento ella formaba parte de la Unidad de Justicia para Adolescentes y regresaba de una investigación de violación en la sierra. “Venía con un compañero, ese día había ocurrido un robo con violencia a una institución bancaria en Plaza Patio y hacían la búsqueda de personas. Nos detuvimos en el sentido Querétaro a México, para ver si ubicábamos el vehículo porque escuchamos las características y cuántas personas venían a bordo”.
Mientras esperaban, vieron el vehículo al que se perseguía así que Vanessa lo reportó a su jefe inmediato por radio. El equipo se quedó sin batería y se comunicó a través de su celular donde le advirtieron que los sujetos estaban armados y que enviarían el apoyo.
“Ya estábamos cerca de Pedro Escobedo y todas las policías estaban concentradas en la zona norte de la ciudad. Compañeros de Pedro Escobedo nos apoyaron, intentamos detenerlo, vimos que empezaron a cortar armas y que impactaron a la unidad que nos iba a dar apoyo, inició una persecución a la que acudieron compañeros federales, policía municipal y llegamos a San Juan del Río donde se impactaron contra un poste y hubo detonaciones, pero logramos detener a las personas”, recuerda.
Vanessa admite que estaba nerviosa, que le temblaban las manos, pero continuó con su labor hasta lograr la detención. Su valor le valió un reconocimiento del gobierno del estado y le confirmó su verdadera vocación: servir a la seguridad de Querétaro.
Ahora se declara contenta y agradecida con la PID, porque hoy es la jefa de la Unidad de Análisis Criminal con base en su propio esfuerzo que le vale el reconocimiento de sus compañeros, porque “no es fácil llegar hasta aquí, hace años no se reconocía la labor de las mujeres policías, cuando llegué a la corporación eran 10 mujeres, ahora somos un grupo de casi 40 mujeres policías y hemos ido escalando, hoy somos tres compañeras las encargadas de alguna unidad o de un grupo”.
Por eso, se empeña en dar su mejor esfuerzo, para que otras mujeres se enteren de que pueden escalar hasta las áreas de dirección igual que otros compañeros, que ellas merecen las mismas oportunidades de crecimiento y poco a poco se las empiezan a ganar.
PIDE CONFIANZA DE LA SOCIEDAD
La jefa de la Unidad de Análisis Criminal es consciente de las reservas que tienen muchas personas sobre la labor de la policía, por eso pide la confianza social, porque “todos trabajamos por la seguridad de nuestras familias y de la sociedad, deben creer que nosotros cada vez tomamos más capacitaciones, estamos más preparados para bien de todos”.
La mejor manera de respaldar el trabajo policial es “haciendo denuncias, aportando datos. Nuestro estado ha crecido mucho, somos muchísimas más personas y la policía no puede estar en todos lados, necesitamos que los ciudadanos sean nuestros ojos, que denuncien, que hagan las denuncias anónimas para poderle dar seguimiento”.
Todas las denuncias, explica, son confidenciales y por eso Querétaro se mantiene como uno de los estados más seguros, porque muchos policías tienen un verdadero empeño por servir porque aquí viven sus hijos, sus familias y desean buenas condiciones para todos.
“Yo estoy comprometida, yo me esfuerzo todos los días tanto por mi hijo como por la ciudadanía, porque sabemos que, si nosotros hacemos bien nuestro trabajo, vamos a estar en un estado tranquilo y seguro. Cuando estamos aquí y escuchamos a los compañeros que están desesperados, que necesitan información o la situación se está saliendo de control, hacemos todo lo posible para revisar cámaras, placas, lo que necesiten, porque tenemos que ayudar a la seguridad y a los compañeros”, sostiene la jefa de la Unidad.