HISTORIA: PATRICIA LÓPEZ NÚÑEZ/LALUPA.MX
FOTOS: RICARDO ARELLANO/LALUPA.MX
Con actividades ambientales, el fortalecimiento de lazos sociales y apoyo para la enseñanza, el proyecto Somos Raíz promueve el rescate y permanencia de la lengua hñähñu entre niñas, niños y adolescentes de Amealco. Liliana Miranda Miguel, Premio Estatal de la Juventud 2023 por labor social, es una de las impulsoras de este trabajo que pretende aumentar la identidad y el orgullo indígena de Querétaro.
De padres indígenas, Liliana recuerda que cuando era niña tenía miedo de que la discriminaran por hablar hñähñu. “Me daba pena, por eso empecé con esto, aunque en ningún momento recibí burlas, nunca lo hicieron, pero yo sentía eso”. Por eso, buscó la manera de ayudar a muchas otras nuevas generaciones que también viven con ese temor, para que reconozcan la riqueza de su cultura.
“Trabajamos con los más pequeñitos para inculcarles que no deben sentir pena al hablar el otomí o hñähñu, porque sabemos que en México todavía se vive un poco la discriminación sobre las lenguas indígenas y a los pueblos indígenas, ya está disminuyendo y eso es muy bueno, pero hay que recordarle a las niñas y a los niños que no hay que avergonzarse, que es un orgullo pertenecer a San Ildefonso o a una comunidad indígena”.
La ganadora del Premio Estatal de la Juventud, en la categoría B, para los participantes de 18 a 29 años, tiene muy claro el objetivo de Somos Raíz: preservar el hñähñu, fortalecer la identidad indígena, así como el tejido social de San Ildefonso, de donde es originaria.
Impulsar el hñähñu de manera integral
Somos Raíz inició cuando Liliana y otros jóvenes se acercaron a un comedor comunitario que organiza la sociedad civil en Amealco, que atiende a niñas y niños desde los 4 hasta los 12 años. Sabían que a esa edad da más pena y miedo hablar hñähñu en público.
Ahí, encontraron dónde plantar la semilla del orgullo de ser indígenas y combatir el miedo de hablar la lengua. “Empezamos a buscar generar confianza y libertad al hablar, les explicamos qué es lo que vamos a hacer, porque son pequeños, cantamos canciones en otomí o hñähñu”.
Los padres de Liliana hablaban hñähñu en su casa; sin embargo, ella no se considera “hablante al cien por ciento, cuando leo o cuando hablan, lo comprendo, por eso en Somos Raíz les enseñamos el abecedario, aunque ellos ya lo hablan, pero tienen miedo a expresarse y hablarlo por la discriminación, les da pena”.
“En casa sí hablan, con las familias sí, porque hay muchas que hablan la lengua indígena, sí te sientes en el ambiente correcto y hablas, pero saliendo a la calle da miedo. En el comedor atienden aproximadamente a 50 niñas y niños y ahí aprovechamos para impulsar este orgullo y esta identidad en espacios abiertos”.
Los trabajos iniciaron el 9 de agosto de 2022. La fecha era muy significativa porque ese día se conmemora a los Pueblos Indígenas, así que fue una forma ideal para iniciar los trabajos que refrenden el orgullo de los Pueblos Originarios de México.
En 2022 y 2023 la mayor cantidad de actividades se llevó a cabo en verano con muy buenos resultados entre las niñas y los niños porque “están muy a gusto de aprender la lengua indígena, aunque algunos ya la saben, otros un poquito, pero todos participan”.
Somos Raíz cuenta con el apoyo de padres de familia, como los de Liliana y algunos profesores de la zona. Sin embargo, necesitan más apoyo de voluntarios y más diccionarios en hñähñu porque son difíciles de conseguir. Hasta ahora los proporciona un profesor de San Ildefonso que también es hablante de esta lengua, “pero no tenemos diccionarios propios”.
Buscar el respaldo de instituciones públicas
Para Liliana, el Premio Estatal de la Juventud 2023 es una oportunidad de hacer que más organizaciones sociales y más instituciones públicas se comprometan con la protección y el impulso del hñähñu.
A punto de iniciar la carrera en negocios internacionales en la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ), reconoce que esta es una institución educativa comprometida con la preservación de la lengua, pero se necesita que más dependencias y personas se comprometan en esta causa y cualquier interés es positivo.
“Eso es muy bueno y yo espero seguir aprendiendo mucho más sobre esto”, insiste. Todavía le cuesta trabajo pronunciar de manera correcta el hñähñu, pero confía en que Somos Raíz crecerá gracias al apoyo de la comunidad y de las familias que ofrecen traducción de textos o ayudar con las clases.
También colaboran con otras organizaciones, como Corazón de Árbol, que trabaja en la reforestación de Amealco y con otras iniciativas ciudadanas que recogen la basura en espacios públicos o promueven el trabajo en equipo. Cualquier actividad que fortalezca el tejido social y le genere confianza a las niñas y niños es bienvenida para promover la permanencia de la lengua.
“A mí sí me enseñaron hñähñu, pero me cuesta, mi hermano sí lo habla, pero a mí me ha costado hablarlo bien. Muchas personas en la comunidad dicen que lo que estamos haciendo está bien y vamos a seguir, sé que muchas veces nos da miedo llevar a cabo cosas nuevas como esta, a mí me daba miedo y por eso invito a otros jóvenes a dejar ese miedo atrás, a llevar a cabo nuestros proyectos si nuestro corazón nos dice que es bueno”.
Excelente labor de esta jovencita en búsqueda de la permanencia de sus raíces a través de su dialecto.
Es fascinante ver jóvenes tan claros en sus propósitos, y tan orgullosos de sus raíces. ¡Adelante!