HISTORIA: PATRICIA LÓPEZ NÚÑEZ/LALUPA.MX
FOTOS: CÉSAR GÓMEZ REYNA/LALUPA.MX
Cuando lees y escuchas que a Querétaro se le reconoce a nivel nacional, que es el número uno del nuevo sistema de justicia penal con el sistema Cosmos, pues te sientes orgullosa y sabes que tienes que hacer mejor tu trabajo, señala la policía procesal Dora Lilia Gutiérrez.
A punto de cumplir seis años de servicio, considera que formarse y servir en el Sistema Cosmos y en la Comisión Estatal del Sistema Penitenciario fue la mejor decisión de su vida, porque hoy se siente orgullosa de pertenecer a una corporación que respalda a sus policías y que les exige prepararse.
Ese orgullo, señala, la obliga a dar lo mejor de sí cada día, incluso frente a gente que critica a los policías para cambiar la imagen que tienen de ellos, porque “estoy de este lado y cuando hablo con alguien quiero mostrarle las virtudes y las cosas buenas que hacemos desde este servicio”.
LA DISCIPLINA Y EL SERVICIO COMO VALORES DE LA POLICÍA
Dora Lilia salió de la academia en septiembre de 2015 y cumplirá seis años de servicio. Todavía recuerda cuando un policía estatal, tío de su esposo, la animó a integrarse a la corporación y se convenció por la disciplina y el respeto que exige este trabajo, así como la posibilidad de servirle a otros.
Sólo un hermano cuestionó la decisión de Dora, temía por su seguridad al tratarse de una profesión difícil y ella misma vivió la dificultad del encierro en la academia. “Yo tenía un hijo de 5 años, estaba encerrada toda la semana, salía el sábado en la tarde y regresaba el lunes, eso es lo que más recuerdo, pero fue bonito, porque aprendes muchas cosas y estás en forma”, agrega.
Al terminar su formación, se integró durante dos años a la Policía Estatal, aunque en cuanto inició el nuevo sistema de justicia penal acusatorio se integró como policía procesal dentro de la Comisión Estatal del Sistema Penitenciario, que es donde se encuentra.
Ahí le toca atender la seguridad en las salas de audiencia y apoyar en los traslados de las personas privadas de la libertad, cuando deben acudir a los hospitales o a los recintos judiciales. “Ahora hay poco personal y mucho trabajo”, narra, aunque siempre tiene un descanso a la semana.
“Conforme atiendes una audiencia, termina y vas a otra y cuanto te das cuenta ya pasaron las ocho horas de trabajo, a veces toca apoyar en salas de audiencia, a veces toca apoyar en traslados, depende de acuerdo con las necesidades del servicio y siempre hay que estar a disposición”; afirma, aunque a veces esa jornada laboral se extiende.
LA EXPERIENCIA EN LAS SALAS DE AUDIENCIA
Atender una audiencia requiere toda la concentración y paciencia posible, porque “a veces se siente la tensión, dependiendo el delito, a las audiencias entran los familiares, tanto de los imputados como los familiares de las víctimas, y hay que estar al pendiente porque a veces los familiares quieren hacerle algo a los imputados o estos a la víctima, hay que estar bien al pendiente y también de las indicaciones del juez sobre en qué momentos sacar al imputado o traer a los testigos”.
Muchas veces se necesitan varios oficiales en las audiencias para encargarse de los imputados y de la sala en general, porque puede darse el caso de que existan agresiones o que se requiera su intervención inmediata ante una emergencia.
Por ejemplo, “una vez revocaron a una defensora y se puso muy mal, le quiso dar un infarto y como primeros respondientes de inmediato canalizamos a los paramédicos, desalojamos la sala, a la persona privada de la libertad para que los paramédicos le dieran los primeros auxilios a la defensora y la trasladaron en la ambulancia”.
Cuando hay fallos condenatorios, las personas privadas de la libertad suelen ser agresivas en la sala y es necesario tratar de controlarlas para darle seguridad a todos los que se encuentran en el sitio, así que aprendió a poner atención a ciertas señales de alerta para actuar lo más pronto posible.
Existen otros casos que resiente de manera personal: aquellas donde las mujeres imputadas se presentan embarazadas o con sus bebés. En muchos de estos casos, le tocó ver el seguimiento desde que estaban embarazadas hasta que llegan con sus bebés en brazos. “Se siente feo porque traen a sus bebés, no se pueden separar de ellos, yo soy mamá y siento que eso no debe ser, eso no está bien para los niños”.
Para Dora Lilia los momentos tristes y de tensión que se pueden generar en algunas audiencias, quedan atrás cuando piensa en el apoyo que recibe de la corporación porque “hay muchos cursos, muchas capacitaciones, mucha oportunidad de crecer, estoy estudiando mi licenciatura en derecho y los jefes son muy comprensivos con todo el personal”.
“ME SIENTO ORGULLOSA DE PERTENECER A UN SISTEMA PREMIADO”
A seis años de salir de la academia, Dora Lilia se siente feliz de la decisión que tomó, sobre todo porque está orgullosa de formar parte de un sistema reconocido y premiado a nivel nacional, así que también se siente responsable de responder con su esfuerzo para prepararse más y cumplir con la disciplina.
“Cuando lees y escuchas que a Querétaro se le reconoce a nivel nacional, que es el número uno del nuevo sistema de justicia penal con el sistema Cosmos, pues te sientes orgullosa y sabes que tienes que hacer mejor tu trabajo”, afirma, porque la eficacia del sistema los obliga a comprometerse con la excelencia.
Como parte de ese orgullo, también aprendió a escuchar las críticas de las personas sobre el desempeño de la policía, incluso acudió a capacitaciones para tolerar cuando la gente se porta grosera con la autoridad, porque “nosotros estamos preparados y no podemos ser como los demás de reaccionar ante cualquier cosa que nos digan”.
“Yo anteriormente no era policía, hablaba mal de los policías, ahora estoy de este lado y cuando hablo con alguien quiero mostrarle las virtudes y las cosas buenas que hacemos desde este servicio. Hay que valorar un poco más el trabajo que se hace porque muchas veces tienen una mala impresión de la policía y no ven más allá, incluso cuando vas a comer en tu hora y se te quedan viendo, claro que somos una figura de autoridad y debemos ser impecables, pero debemos valorar el esfuerzo de todos, este es un trabajo muy pesado y de mucha entrega”.
Hoy su familia se siente muy orgullosa de su trabajo y su esposo se animó a ingresar a la academia para volverse policía, porque “han visto mi crecimiento, a mí me dicen que siga aprovechando esta oportunidad y que siga con todos los exámenes de control de confianza, me dicen que me vaya derecho y que tenga toda la disposición de servir”.