INTRODUCCIÓN
Dentro de la política, el Brexit ha sido un tema de suma importancia para poder analizar los cambios que se efectúan dentro de una nación y un bloque que ha impulsado su economía y sus políticas en favor de estabilidad y paz. Este acontecimiento se ha prestado para reflexiones, sobre todo en lo que conlleva al futuro tanto de la Unión Europea (UE) como del Reino Unido (RU), buscando el esfuerzo para poder afrontar futuras crisis venideras, así como económicas y migratorias.
Estos planteamientos referentes a las decisiones de la salida del archipiélago anglosajón del conglomerado de naciones europeas están relacionados con la opinión pública y la forma en que influye en la toma de decisiones de la sociedad británica.
En el presente ensayo se intentará argumentar cómo la opinión pública ha sido relevante y ha influido en la decisión de los británicos para salir de la UE, lo que tendrá repercusiones a escala global por el peso que tiene esta nación, y abre la oportunidad de impulsar a que otros países pertenecientes a la Unión se cuestionen su permanencia o salida. Para esto se analizarán las opiniones y posturas de la sociedad británica, así como sus preferencias y el auge del Brexit mediante el referéndum de 2016, pues las participaciones durante éste fueron cruciales para que la población tomara la decisión de apoyarlo o no.
A lo largo de este ensayo se presentarán tres apartados: el primero habla acerca de la opinión pública y la forma en que influye en la política; el segundo abordará al Brexit y sus puntos importantes. Finalmente, el tercero incluirá las encuestas de opinión pública que visibilizaron el deseo de la sociedad británica por salir de la UE, así como las razones de su decisión y a lo que probablemente podrían enfrentarse. Se verá cómo la tendencia de las personas que optaron por salirse está arraigada a corrientes nacionalistas y de identidad británica.
LA OPINIÓN PÚBLICA
El concepto de opinión pública relaciona la parte de “opinión” con toda aquella postura que el individuo presenta ante su concepción de la realidad, y al ser “público” se otorga la parte de visibilidad que se da ante ciertas situaciones o temas que acontecen, lo cual brinda una mayor reflexión sobre estos. En este sentido, la opinión pública va de la mano con los medios de comunicación, pues estos son los encargados de plasmarla y de generar redes de intercambio de información, que, en ciertos casos, es moldeada dependiendo los intereses involucrados.
Gracias a los medios de comunicación masiva se da la reproducción y la continua difusión de la opinión pública, en dónde se suele considerar como un todo único, en el que se involucra el acuerdo social establecido con relación a temas cercanos a los intereses de poder (Corra, 2007).
Al ser de carácter público, se genera una relación con los procesos políticos y la toma de decisiones dentro del poder, en los que la ciudadanía toma representación para opinar acerca de los hechos acontecidos en las administraciones, así como expresar sus deseos y conversar de la forma que va tomando la política de su nación.
La dinámica de poder y su relación con los procesos políticos está encausada por la forma en que se maneja el pueblo y cómo sus demandas y necesidades pueden contribuir a una estructura de la construcción de las políticas tanto internas como externas, es por eso que hay relevancia en la generación de opinión a través de cualquier tipo de diálogo dentro del ámbito público, en el que, según Margarita Boladeras, se trata de un espacio de carácter ciudadano, civil, no sólo de un determinado sistema o estructura social (Boladeras, 2001).
Dentro del ámbito público se puede hablar de la pluralidad de las opiniones, las cuales generan una polarización de la sociedad, ya sea por cuestiones tanto ideológicas como culturales. En el Estado radica la repercusión de la divergencia en la opinión pública y, sobre todo, cuando las decisiones políticas son juzgadas y justificadas bajo el supuesto de lo que puede ser políticamente “correcto”, lo que siempre genera debates en torno a la misma política o políticas establecidas (Aguilar, 2017). La participación ciudadana y la relación con los medios de comunicación es crucial para poder entender la opinión pública y los temas que se llevan a cabo dentro de esta.
EL BREXIT
Reino Unido es un Estado conformado por cuatro entidades políticas: Escocia, Gales, Inglaterra e Irlanda del Norte, mismas que forman una de las economías más fuertes del mundo. En 1973 las islas británicas ingresaron a la Comunidad Económica Europea, que posteriormente pasó a ser la UE, a través del Tratado de Maastricht en 1993 (Cano, 2005). Al decir “Brexit” nos referimos a la conformación de dos palabras que representan la salida de RU de la UE, estas son “Britain”, de Gran Bretaña, y “exit” que en inglés significa “salida”.
Los orígenes de esta adscripción no fueron del todo amistosos, pues se conoce que, como tal, RU, desde el inicio, ha tenido una relación algo áspera con la UE debido a conductas aislacionistas y proteccionistas por parte de este Estado, lo cual ha generado tensiones en países como Alemania y Francia.
Otro punto importante es el peso que le han dado al Commonwealth (Mancomunidad de Naciones) que no es más que esta representación del símbolo de su imperio británico y sus colonias, recordando así el éxito de su pasado histórico (Rodríguez, 2019). Estos factores contribuyen al ideario de la construcción de una nación para los británicos, más allá de una unificación económica, que ha generado el tomar la decisión de salirse del conglomerado europeo.
Dentro de esta idea de nación se expresa la concepción de una comunidad política moderna, en la que se atribuye cierta igualdad por pertenecer al mismo territorio geográficamente definido, junto con la atribución de los derechos humanos. Es, por lo tanto, la creación de una política de autogobierno con la autodeterminación del pueblo en su conjunto, con inclusión de personas capaces de ejercer derechos compartidos por cada uno de los miembros de la sociedad (Blokker, 2005).
Esto es pieza clave para comprender mejor lo que la sociedad en RU quería ante la UE. Mediante los diversos partidos políticos y sus discursos a la sociedad, se fue construyendo un sentido nacionalista común que ponía la cuestión de si pertenecer o no a la Comunidad Europea, tal como aconteció con el referéndum de 1975 y, posteriormente, el de 2016.
Está claro que RU tiene una forma particular de integración y esto lo ha posicionado dentro del debate público ante las acciones de su política y la decisión de salirse de la Unión. Los referéndums fueron pieza clave para la democracia representativa británica, pues mediante estos se brindó el espacio para que la sociedad pudiera ejercer su derecho como ciudadano y con eso, formar parte de las decisiones del país.
Pero, ¿este instrumento de verdad proporciona un espacio adecuado y preparado para que los ciudadanos puedan ser capaces de decidir por lo que, respectivamente, sea lo más conveniente para su nación? Josep Castella explica que:
El recurso al referéndum expresa más una ausencia de liderazgo capaz de unificar al propio partido y convencer a la opinión pública sobre una decisión que se considera conveniente para el bien común, que una forma de entender la democracia, en la que la participación popular directa ocupa un lugar relevante en la toma de decisiones públicas (2016, p. 302).
En el año 2010 los conservadores comenzaron a incrementar su participación en la esfera política de RU, proclamando a David Cameron como primer ministro. Para 2015, su partido comenzó a involucrarse más con los liberales demócratas y también con el UKIP (Partido de la Independencia de Reino Unido) liderado por Nigel Farage, quien impulsaba los discursos nacionalistas y de autonomía para la salida de Europa, por lo que el exprimer ministro Cameron propuso un referéndum que se llevó a cabo el 23 de junio de 2016. En éste se pretendía evaluar la decisión de permanecer o no en la UE (Martino, 2016).
Cabe mencionar que estas cuestiones fueron propuestas con base en el euroescepticismo, el cual creó rechazo a lo que la Unión Europea representaba, así como la construcción de una identidad nacional de carácter opuesto a lo que se conoce como identidad europea, donde se aborda la cuestión del “ciudadano europeo” y no del “ciudadano británico”, generando divergencias en cuestiones de nacionalidad, identidad e ideología.
El euroescepticismo se ha vuelto una práctica que se encuentra dentro de los partidos políticos de la UE, que se impregna en los discursos de los líderes, no tanto por moldear los intereses de los ciudadanos, sino de que los mismos partidos cumplan con los estándares acordes a esas necesidades, en las cuales se abordan temas que han sido de relevancia para ellos, tales como la inmigración, la economía y la cuestión de democracia y soberanía en Europa (Losada & Maneiro, 2021).
RU (sobre todo Inglaterra) se enfrentaba a procesos de globalización en los que las cuestiones financieras y los inmigrantes representaban un reto para su soberanía. Esto creaba en los ciudadanos un sentimiento proteccionista de sus tierras, de su trabajo, de su nación, etc. Al externar estas necesidades, el pueblo buscaba que los gobiernos hicieran algo por proteger todos aquellos idearios de nación independiente y fuerte, autónoma y capaz de regular sus propias políticas, sin necesidad de que los demás miembros de la Unión, y la UE en sí, intervinieran.
ENCUESTAS DE OPINIÓN
Las encuestas de opinión tienen como finalidad el mostrar y dar a conocer las percepciones que se tienen dentro de la sociedad, ahondando en diferentes temas de interés público. Esta herramienta permite como investigador y como especialista conocer lo que la sociedad quiere, opina y le interesa.
En cuestiones de política suelen ser muy útiles porque aproximan los intereses, preferencias o disgustos que se tienen hacia los partidos o hacia los candidatos. Estas no siempre son del todo correctas y no establecen el futuro de algo como tal, pero sí brindan acercamientos hacia lo que puede estar sucediendo en la sociedad, pues evalúan las acciones humanas. De este modo, las instituciones están en un campo abierto donde se involucran diferentes proyectos y perspectivas políticas, buscando así la forma de permanecer e influir en las decisiones de los ciudadanos, tratando de colocar todas las posibilidades a su favor. Muchas veces se pretende influir más en la opinión pública que medirla (Zamora, 2016).
Se realizaron encuestas en las que se preguntó a la sociedad europea si se sentían parte de Europa o parte de la UE, hablando de la identidad nacional y el concepto de nacionalismo. Las respuestas, según Losada y Maneiro (2021) fueron limitadas, pues existían tendencias de opinión que mostraron un descontento y responsabilidad a la Unión por las crisis económicas, por las políticas migratorias, falta de empleo y que, como tal, se ha mostrado incapaz de enfrentarse a estos retos. Esto influye en la toma de decisiones para preguntarse el si permanecer o no dentro de la Unión (Losada & Maneiro, 2021).
La opinión pública en RU empezó a tener representatividad con dos campañas que impulsaban la salida de la UE: Vote Leave y Leave EU. Sus argumentos estaban sustentados en la soberanía que debían tener como nación para poder manejar asuntos de política migratoria, las redes comerciales y los presupuestos para el mantenimiento de la burocracia. Por otro lado, la campaña Stronger in Europe argumentaba que los tratados que tenían con la Unión beneficiaban más su economía y les permitiría el acceso a mejores mercados, así como el fortalecimiento del bloque de manera regional.
Esto generó polarización en la sociedad por la división de opiniones, donde las encuestas adelantaban que sería una votación cerrada debido a las preferencias de los ciudadanos. Otro sector estaba indeciso y era difícil saber por qué estaban votando (Zamora, 2016). La participación en el referéndum fue de un 72%, en el que un 51.9% votó por salirse de la UE y el 48.1% por permanecer. Regionalmente se vieron diferencias en las votaciones, pues Inglaterra y Gales fueron los más fuertes al votar por salir de la UE, mientras que Escocia e Irlanda del Norte, en su mayoría, votaron por permanecer (Castella, 2016).
Estas diferencias son unos de los factores que indican que el euroescepticismo se concentró en aquellas poblaciones donde el UKIP había tomado mayor ventaja, como la población mayor a 65 años, que presentó tendencias antimigratorias con la idea de garantizar empleos para su propia población (Martino, 2016).
El 18 de abril de 2017, la primera ministra, Theresa May, convocó a elecciones aprovechando que el Partido Conservador tenía más diputados locales. Sus discursos alentaban a la opinión pública a seguir con la idea de salir de la UE, planteando un RU fuerte y seguro. Utilizaba la frase “Brexit means Brexit”. En dichas elecciones ella planeaba impulsar el “Brexit duro”, pero en realidad la sociedad se enfrentaba al temor de que las consecuencias fueran extremadamente altas y económicamente no se beneficiara a RU (Shea & Gutiérrez, 2018).
Se estima que, mediante las políticas implementadas por RU, la UE podría experimentar cambios en su economía debido a que pierde a uno de sus mayores socios comerciales; la opinión pública británica apuesta por una mejor economía interna, así como políticas migratorias eficaces y menos crisis en cuestiones financieras. Por otro lado, también se opina que pueden incrementar las barreras comerciales, impulsando más el aislacionismo británico, esto contribuye a que las regiones de Escocia e Irlanda del Norte quieran independizarse de la isla anglosajona y así continuar dentro del conglomerado europeo de naciones (Rodríguez, 2019).
El futuro tanto de RU como de la UE es prometedor y con esto trae una serie de retos que, como se han mencionado, deben estar en favor de unificar a la sociedad, tales como las de incrementar sus mercados y crear políticas que puedan cubrir las demandas de los ciudadanos, así como de los países con los que se relacionen. Por separado, cada uno deberá enfrentarse a la tarea de estructurar su nación y su comunidad con el sentido ético de la decisión del pueblo.
CONCLUSIÓN
A manera de conclusión, podemos resaltar que la trayectoria del RU siempre se vio comprometida por motivos y tendencias ideologías que plantearon la necesidad de aislarse y regirse bajo sus propias concepciones, desde la recreación y el orgullo del imperio británico, hasta tomar la decisión de salirse de un bloque económico y político que le brindaba un mejor sustento a su economía, más comercio, libre tránsito, etc.
La opinión pública británica ha influido en la toma de decisiones, sobre todo respecto al referéndum celebrado en 2016, pues ha proporcionado el diálogo y la apertura a la concepción de una UE sin RU, pero, sobre todo, planteándose el futuro de este. Esta práctica se ha mostrado a favor de contribuir a la paz y próspera estabilidad en Europa, así como el crecimiento económico de su nación. Se muestra pues, cómo en ciertos sectores hay más tendencias a permanecer dentro de la Unión, como en los casos de Escocia e Irlanda del Norte, y cómo los sentimientos nacionalistas influyen más en las decisiones de la sociedad en Inglaterra y Gales.
Además, la opinión pública brinda un acercamiento de cómo podría ser el futuro de la UE sin RU, qué caminos son adecuados para tomar y las demandas que existen tanto dentro de la sociedad británica como de los que forman parte de la Unión. Estas aproximaciones se prestan a debate y no queda más que esperar a ver cómo los líderes se manifiestan ante las cuestiones de políticas tanto internas como externas que contribuyan a un mejor manejo de sus naciones, así como dentro o fuera de la UE.
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