INTRODUCCIÓN
“Italia, otra vez en crisis” (Riegert 2014, n/d) fue el título de la noticia que presumía la situación que estaba enfrentando el país europeo durante el periodo legislativo 2013-2018, conformado por dos cámaras que en su mayoría estaban formadas por partidos de centroizquierda, con el Partido Democrático, y una buena parte de la oposición de centroderecha, con el partido de El Pueblo de la Libertad.
Aunado a lo anterior, Italia vivió la incertidumbre política de los años siguientes en los que, según Pérez (2016), la crisis política en Italia era ya una realidad y la extrema derecha estaba cada vez más al alza en Europa, alcanzando las elecciones de Holanda, Francia y Alemania, por lo que no sorprendió que la alianza liderada por el Partido Demócrata no tuviera asegurada la mayoría parlamentaria de cara a las elecciones de 2018.
Paralelo a este escenario, un italiano en particular, Matteo Salvini, tomó las riendas del partido de extrema derecha conocido como la Lega Nord (Liga Norte) (LN), cuyo objetivo era abogar “por una mayor autonomía del rico norte italiano frente al empobrecido” (BBC 2019, n/d). Este partido de corte nacionalista, abiertamente opositor a la inmigración, defensor de las críticas de la Unión Europea (UE) y simpatizante del grupo de “El Movimiento”, que promovía entre Europa el populismo de derecha; vio su auge en las elecciones de 2018, quedando en segundo lugar detrás del Movimento Cinque Stelle (Movimiento Cinco Estrellas) (M5E) en el congreso.
Por su parte, el partido político M5E fue definido como “una organización ni de izquierda, ni de derecha y post ideológica con ideal populista” (Gómez 2020, párr. 2). Su auge es atribuido a la forma en que sus líderes aprovecharon la crisis sociopolítica que estaban enfrentando los italianos, quienes le otorgaron el 25.56% de los votos, siendo el partido con mayor representación en el congreso durante el periodo que comprende la legislatura de 2018 a la actualidad (Gómez 2020).
Con estos dos partidos representando la mayoría en las Cámaras se materializó el proyecto populista de extrema derecha en Italia, planteando a los internacionalistas y al mundo entero un sinfín de interrogantes alrededor del populismo, el nacionalismo, la extrema derecha, el euroescepticismo y la manera en la que impactaría al continente europeo los años siguientes.
Es por esto por lo que, a tres años de este histórico suceso, las autoras del presente ensayo queremos dilucidar la relación que ha existido entre el auge del resurgimiento del populismo y la extrema derecha con la forma en la que ha impactado al país italiano, puesto que sostenemos la hipótesis de que esta estrecha relación ha afectado de forma negativa al país.
Nuestro objetivo específico es, por lo tanto, reconocer las consecuencias del resurgimiento de la extrema derecha en el ámbito económico, político y social para lograr contestar nuestra pregunta de investigación: ¿Cómo afecta el resurgimiento del populismo y la extrema derecha a Italia? En este sentido, nos serviremos de noticias de periódicos internacionales reconocidos y bibliografía de otros autores que han abordado estos temas para atender nuestra hipótesis y, finalmente, abordar una reflexión al respecto.
ÁMBITO ECONÓMICO
A pesar del arrasador número de votos que obtuvieron los partidos del M5E y la LN, a sólo tres meses de su legislación ya se veía un escenario desastroso, como lo expresa Fernández (2018), con el producto interno bruto (PIB) per cápita al mismo nivel que en 1999, es decir, el siglo pasado, y una deuda pública que superaba el 130% del PIB nacional, además de tener una tendencia de crecimiento que rondaba el 0.5% anual.
Ante este contexto, era evidente que el nuevo gobierno populista de extrema derecha no llegaba al poder cómodamente, sino que enfrentaba un reto mayor al sobrellevar los problemas financieros que heredaron de las anteriores administraciones y que, por supuesto, todas las propuestas que engancharon al votante no iban a ser capaces de esconder.
Por su parte, Italia como la tercera economía más grande e importante de la zona euro empezó a preocupar a las instituciones europeas de la UE (BBC 2019) debido a una pérdida de confianza de los inversores que dispararía “la prima de riesgo y podría cerrar los mercados de financiación para el soberano italiano” (Fernández 2018, párr. 6), por lo que la crisis del euro que enfrentaron los predecesores no cedió ante el nuevo gobierno populista, sino que, por el contrario, presionaba más su situación frente a los ciudadanos y frente al resto del continente que forma parte de la eurozona.
No obstante, el clima económico seguía viéndose afectado en el año 2019 por la nueva crisis política desencadenada por el ultimátum del entonces presidente italiano, Sergio Mattarella, hacia los partidos que no estaban mostrando resultados, así como la creencia del M5E para que el entonces primer ministro, Giuseppe Conte, siguiera gobernando (DW 2019). A la par, la economía italiana no registró ningún crecimiento durante el año y, en cambio, esbozó una proyección estadística que restaba 756 euros del ingreso anual de las familias italianas, un aumento del impuesto sobre el valor agregado (IVA) a casi el 25%, además de elaborar un programa de gastos que ignoraba totalmente las recomendaciones de la UE, según datos la Oficina Estadística Italiana (DW 2019).
Para este punto, el segundo año de gobierno de los partidos populistas y la profunda división en las Cámaras había impactado la economía italiana que estaba a punto de entrar en recesión y cuyas consecuencias estaban afectando las economías domésticas, sin embargo, dicha recesión no era atribuible a la aplicación de las medidas populistas, sino a una mala administración pública de la economía y una inestabilidad política incesante.
Llenos de esperanza, los italianos aguardaban por un año 2020 con mejores resultados en materia económica, sin embargo, la pandemia de covid-19 arrasó rápidamente con la vida de los italianos, teniendo el mayor número de muertos que el resto de la eurozona, así como con la economía, provocando el cierre de todas las actividades económicas del país, excepto las esenciales, como explica Moscuzza (2020). Lo anterior agravó la crisis económica de Italia, aún existente.
Cabe resaltar que los italianos que aún simpatizaban con Salvini y la LN empezaron a tomar una postura aún más radical acercándose a lo que Almillos (2020) bautizó como la “extremísima derecha” con medidas aún más rígidas ante un escenario ya protagonizado por la caída del 8.9% del PIB italiano, según datos del Instituto Nacional de Estadística (El Economista 2021); esto respondiendo a la inevitable crisis económica global. No obstante, el manejo del gobierno de extrema derecha sin experiencia en este tipo de escenarios mantenía la recesión económica a un nivel más preocupante de lo esperado por un país de su talla en el continente europeo.
En seis meses que han transcurrido del año 2021, no hay cifras precisas de lo que depara para el año, pero sí hay, en su lugar, un posicionamiento del parlamento italiano por el lado populista que busca abandonar la moneda única, además de planificar el uso del apoyo de la UE para favorecer a las empresas y la parte adinerada italiana (Martín 2021). Por ende, podemos esperar un escenario aún más caótico, populista e inclinado a la extrema derecha en el país heredero del imperio romano.
ÁMBITO POLÍTICO
Primeramente, el ascenso del populismo en Italia tiene consecuencias políticas, ya que las democracias liberales pasan por una crisis de legitimidad, poniendo en tela de juicio este sistema democrático y buscar alternativas. Este concepto es definido como:
“… una ideología que considera que la sociedad está finalmente separada en dos grupos homogéneos y antagónicos, ‘el pueblo puro’ versus ‘la élite corrupta’, y que argumenta que la política debería ser una expresión de la gente. El elitismo es la contra -cara del populismo: comparte su cosmovisión maniquea, pero quiere que la política sea una expresión de los puntos de vista de la élite moral, en lugar de la gente amoral” (Mudde 2004, pp. 543-544).
En este contexto, es interesante apreciar cómo el populismo se adapta y transforma las naciones, cómo se adhiere a las ideologías de nacionalismos, izquierda, derecha o centro izquierda. Además, no existe una definición precisa, pero puede ser visto como una estrategia política basada en el conflicto, que utiliza y/o manipula a los ciudadanos para fines individuales y se vende como ideología anti status quo, es decir, promete un cambio (Freidenberg 2012).
Por otra parte, el flujo masivo de personas migrantes que llegan del norte de África tiene que pasar forzosamente por Italia y esto ha provocado el aumento de los niveles de racismo y xenofobia. Una medida que ha ayudado a la contención es el acuerdo migratorio entre Italia y Libia que se renovó el pasado 20 de febrero de 2020, cuyo objetivo es que los inmigrantes no lleguen a Italia, pero se han tenido fuertes críticas por las torturas y violaciones de derechos humanos que se han presentado ante la Organización de las Naciones Unidas y otros organismos institucionales.
De acuerdo con Pacho (2020, párr. 5):
“Según los datos de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), cerca de 40.000 migrantes —947 solo el mes pasado— han sido interceptados en el mar y devueltos a Libia, un puerto que la ONU no considera seguro”.
Este panorama es deja ver que a raíz de estos flujos masivos el descontento social ha aumentado y no sólo hacia la población africana, sino también hacia los musulmanes, provocando marchas anti-islam.
Por otra parte, el euroescepticismo como conjunto de actitudes políticas contrarias o escépticas en relación con el proceso de construcción europea se puede diferenciar entre el hard euroescepticism (euroescepticismo duro) y soft euroescepticism (euroescepticismo blando) (Szczerbiak y Taggart 2008). El primero se muestra contrario a la existencia de la UE y defiende que su Estado-nación deje de pertenecer a ella, mientras que el segundo no muestra una oposición de principio a la existencia del conglomerado europeo de naciones, pero se muestra contrario al incremento de competencias de la Unión o a determinados aspectos del proceso de integración por considerar que atentan contra los intereses nacionales (Szczerbiak y Taggart 2008).
Es importante el estudio del euroescepticismo en la opinión de los europeos y en la opinión del bloque regional puesto que es un fenómeno dinámico que evoluciona según el contexto internacional, como lo expresa Blanch (2014, pp. 6), ”no podemos olvidar que el creciente euroescepticismo no es más que una manifestación del profundo malestar democrático europeo que también se expresa a nivel nacional”, por lo que su papel en el caso italiano ha influenciado claramente la política italiana en los últimos años.
Es crucial ver el proceso de transformación que este concepto tuvo, en los años cincuenta se le relacionaba con la resistencia a pertenecer a un Mercado Común, seguido de la lucha por la soberanía en el Tratado de Maastricht y actualmente, responde a los miedos de una población que quiere escuchar soluciones ante los problemas de las crisis migratorias como los miles de refugiados que están llegando por el mar mediterráneo a Italia. Los gobernantes y líderes populistas como Silvio Berlusconi, Umberto Bossi y más recientemente por Salvini han encontrado en la burocracia de la UE el epítome de todos sus males, que, desde su perspectiva, ha permitido el flujo masivo de refugiados, el aumento en la tasa de desempleo que, en 2020 fue de 9.7% de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadísticas de Italia (ISTAT); y el manejo de la crisis sanitaria de covid-19 (Español.xinhuanet.com 2021).
Un ejemplo de lo anterior lo podemos encontrar en los lemas del partido LN, tales como “Primero Italia” y “El pueblo italiano no es esclavo de nadie”, mismos en los que el euroescepticismo se manifiesta mostrando la oposición de los intereses nacionales a las decisiones comunitarias que tienen matices altamente conservadores y nacionalistas. Lo anterior se puede reflejar en los acuerdos comerciales de la UE contra la agricultura siciliana donde Salvini propuso un plan económico proteccionista. El mensaje populista y las oligarquías empresariales han apoyado a la globalización, pero su distribución dejó afuera a la clase trabajadora y pretenden ser el portavoz de todos aquellos que quedaron relegados.
La inestabilidad política que vive Italia se refleja en el fracaso de la administración de Giuseppe Conte (ex presidente del Consejo de Ministros de Italia) y con la llegada del tecnócrata Mario Draghi, es decir, un tercer gobierno en un lapso menor a tres años. Asimismo, la extrema derecha argumenta que el proyecto de regionalización de la UE se opone a la soberanía; desde este punto el argumento populista es que sólo se busca el beneficio de una oligarquía y se aleja de los intereses del pueblo y sus necesidades. Desde la firma del tratado de Maastricht en 1992 (entró en vigor en 1993) la UE ha delegado su jurisdicción en temas de seguridad nacional, justicia y política exterior, temas que antes eran completamente del Estado, lo cual ha dejado en descontento a muchos ciudadanos europeos.
Por último, la liga en años anteriores causó conflicto en la sociedad al decir que el euro devaluaba la economía italiana y, aunque hay investigaciones que han demostrado lo contrario, se une a las maneras en las que ha afectado el populismo de extrema derecha.
ÁMBITO SOCIAL
En el aspecto social, las causas que llevaron a la expansión de la extrema derecha en Italia tienen que ver con la incertidumbre durante una pandemia que golpeó fuertemente al país transalpino. De acuerdo con Statista (2021), hasta el 7 de mayo de 2021, existen 4 millones de infectados por covid-19, la coyuntura histórica de la pandemia se tradujo a un cese de las actividades, semanas de confinamiento y esparcimiento de noticias falsas.
Los ciudadanos italianos tienen un descontento común, que se une a sentimientos nacionalistas y hace que busquen respuestas en líderes que tengan una imagen fuerte y donde se sientan escuchados. Asimismo, la extrema derecha ha encontrado aliados en toda Europa, desde Marine Le Pen siendo amiga de Salvini, lo que se traduce a que los líderes políticos respaldan los esfuerzos electorales de los demás.
Aunado a esto, las ideologías extremistas tanto del populismo como del nacionalismo, el euroescepticismo de tendencias anti migratorias y discriminatorias se elevaron en una parte del país italiano, mientras que se ha observado, según Martin (2021), una nueva tendencia hacia el centro, la centro izquierda y, por otro lado, una extrema derecha aún más rígida.
CONCLUSIONES
El auge del populismo y la extrema derecha tiene su origen en la búsqueda de los italianos de una “Nueva Europa” donde Italia demuestre su poder geopolítico y se oponga a los intereses de las potencias europeas representadas por Francia y Alemania. La ciudadanía italiana pasó por la crisis financiera de 2008, la crisis de refugiados de 2015 y la crisis sanitaria de 2020, que fueron catalizadores para que la población pusiera su atención en los partidos de extrema derecha y que estos cobraran la relevancia que cuentan hoy en día, siendo un ente fuerte de la política y ocupando asientos en el Consejo de Ministros.
Como se ha observado a lo largo del análisis del presente ensayo, la legislatura de mayoría populista de extrema derecha se ha visto afectada por dos situaciones principalmente: por un lado, la herencia histórica de los conflictos políticos, sociales y económicos tanto dentro del congreso, como entre la población en un conflicto del “norte” contra el “sur”; y, de la misma manera, impactado a la UE y las relaciones internacionales de paso.
Por otro lado, la pandemia global por covid-19 fue protagonista en las causas para el declive del gobierno populista italiano, dejando a muchas personas inconformes y probando en estos el cambio de ideología según la forma en que están enfrentando las consecuencias.
Es por esta razón que podemos concluir que, si bien hay una afección negativa notable en Italia desde el periodo en el que la extrema derecha tomó el poder, no podemos atribuir del todo el fracaso a la ideología misma, por lo que, ya resuelta nuestra pregunta de investigación a lo largo del trabajo, creemos que nuestra hipótesis es aceptable ante la inminente crisis más grave de Italia desde la Segunda Guerra Mundial, mas no del todo cierta porque desconocemos la forma en la que hubiera operado otro tipo de gobierno, así como podemos reprobar la ineficiencia del Partido Democrático y su creación de caos dentro del congreso impactando los demás planos analizados.
Por último, se ha visto la estrecha relación que ambos partidos, el M5E y la LN, tuvieron después de la coalición establecida y desde las elecciones de 2013 de forma indirecta para operar contra el sistema habitual, razón por la que afirmamos que sin duda son un referente del auge de los populismos y las extremas derechas de Europa aprovechándose de la crisis italiana, aunque sin la capacidad de operar con sus objetivos originales, por lo que será interesante seguir de cerca lo que pase con el gobierno de este país y los vecinos europeos en los años venideros.
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