HISTORIA: PATRICIA LÓPEZ NÚÑEZ/LALUPA.MX
Charbel extraña la escuela, a sus amigos y estar sano, pero necesita pagar un tratamiento que su familia no puede solventar y que es indispensable para que siga vivo.
Alexis Charbel Portillo Damián, de 20 años de edad, nació con mielomeningocele e hidrocefalia, razón por la cual debe permanecer en una silla de ruedas. Hace poco más de un mes sufrió una úlcera por presión. Se puso grave, tuvo que internarse en un hospital, y en ese lugar se contagió de Covid-19.
El contagio agravó su lesión en la piel y ahora requiere un tratamiento específico que su familia no puede solventar. Con voz débil, dice que los malestares son muchos, pues le da fiebre y en ocasiones vómito. Sus actividades normales se han visto limitadas, como estudiar la preparatoria, que tuvo que suspender por las complicaciones en su salud.
El primer hospital donde estuvo fue en el del Niño y la Mujer, donde contrajo el virus SARS CoV-2, por lo que fue trasladado al Hospital General del estado, donde continuó con su tratamiento contra la Covid-19. Durante este periodo fue cuando se agravó su lesión cutánea, derivando en una úlcera sacra grado IV.
Alexis se tuvo que someter a una colostomía, para evitar que se hiciera más grave la infección. Ya fuera del hospital, tras superar la Covid-19, Alexis permanece con una herida grande, pues ya no tiene piel en gran parte de sus nalgas.
“Mi proceso de recuperación requiere un procedimiento que es un aparato que ayuda a mantener libre de infecciones el área y estos tratamientos sólo pueden ser posibles con médicos particulares. Es importante iniciar con el procedimiento para evitar que la infección siga avanzando y ya no siga perdiendo parte de mi cuerpo”, abunda.
CON GANAS DE SALIR ADELANTE
La enfermedad todavía no le quiebra el ánimo. Emocionalmente, se siente motivado, con ganas de salir adelante, esperando que este proceso termine pronto, para terminar su preparación y comenzar la carrera de Gastronomía.
Alexis pide a la ciudadanía apoyo para solventar los gastos de su tratamiento, para el que requiere de 50 mil pesos. El tratamiento tiene una duración de tres meses y después, si todo sale bien, regresará a su vida normal.
Hoy extraña la escuela, le interesa aprender cosas nuevas, tener una mejor preparación y ampliar sus conocimientos, “y hablar con amigos”, agrega mientras ríe tímidamente. En especial a una amiga que tiene en la escuela.
El joven explica que su hermana ha sido fundamental en su tratamiento, pues al ser nutrióloga lo asesora para llevar una alimentación saludable, pero poco o nada puede hacerse sin dinero.