CRÓNICA Y FOTOS: SANTOS MENDIETA / LALUPA.MX
Percibo lo secreto:
¡Oh vosotros señores!
Así somos, somos mortales,
de cuatro en cuatro nosotros los hombres,
todos habremos de irnos,
todos habremos de morir en la tierra.
El Rey Poeta en la montaña. Niños evocan a Nezahualcóyotl en la mitad de la nada, en lo alejado de todo, en el Querétaro de las casas de carrizo al borde de los desfiladeros, el de los techos de lámina, el de la ausencia de servicios; donde no hay camino, ni agua potable, ni drenaje, ni telefonía, ni internet.
El Naranjo es una comunidad que hace justicia a su nombre. Se encuentra en el municipio de San Joaquín, Querétaro, a cuatro horas de la capital recorriendo ondulantes caminos que suben y bajan en zigzag entre la serranía. Es un espectáculo de escenas cambiantes: neblina flotando en el camino, arbustos medianos decorando la tierra árida, aves surcando los aires, verdes montañas coronadas por bosques que se estiran hacia el cielo.
Termina la carretera asfaltada y aún hay que seguir por un accidentado camino de terracería hasta llegar al otro Apartadero, el de Cadereyta, el cual hace frontera con la comunidad homónima del municipio de San Joaquín. Al llegar a este punto es necesario bajar hasta un río que además es el límite entre un municipio y otro, y donde los automóviles ya no pueden pasar.
El camino continúa entre la ribera del río. Agua cristalina escurre entre laderas y nubes de mariposas amarillas revolotean alegres ante el paso de los visitantes. Las fuertes lluvias de los últimos días han dejado su huella en forma de derrumbes de laja. Para llegar al destino es necesario cruzar el río, pisando entre puentes improvisados de roca.
Después de veinte minutos de caminata a la orilla del riachuelo hay que subir la montaña entre un sendero de laja suelta. Una señora baja con paso ágil en busca de agua del río, da los buenos días e informa que la comunidad está cerca. Desde la falda del cerro se observa a lo lejos el accidentado camino recorrido que delinea el contorno de las montañas.
Nadie en jade,
nadie en oro se convertirá:
En la tierra quedará guardado.
Todos nos iremos
allá, de igual modo.
Nadie quedará,
conjuntamente habrá que perecer,
nosotros iremos así a su casa.
El Naranjo está de fiesta. El sueño de esta comunidad integrada por 40 familias se ha hecho realidad. Después de diez meses de trabajo, los habitantes de esta localidad marginada inauguran un aula construida con recursos “La Escuela es Nuestra”, programa impulsado por la Secretaría del Bienestar, donde el gobierno federal otorga recursos directamente a los habitantes para la construcción de aulas.
Miércoles 29 de enero del 2020. En una cartulina pegada a un cartón se muestra la última clase que se impartió en la antigua aula en la que Juan Ángel, Norayeli, Vanessa, Elizabeth, Elías, Lorena y Arturo tomaron su última clase. En los últimos meses se ha convertido en la bodega en la que se ha guardado la grava, la arena y el material para la construcción del nuevo salón de clases que hoy se inaugura.
“YA NO TENÍAMOS ESPERANZAS”
Isidora vive en El Naranjo. Desde hace más de tres años buscó apoyos para realizar mejoras en el aula y que los niños de la comunidad tuvieran un espacio digno para estudiar, ya que muchos de ellos, incluidos sus padres, se desanimaban ante la dificultad de poder seguir estudiando.
“Ya no teníamos esperanzas de que a nosotros nos apoyaran con una aula. Yo ya había ido a Conafe, hace dos o tres años y nunca me quisieron apoyar”, narra la señora Isidora a EnLaLupa.com, quien al enterarse del programa “La Escuela Es Nuestra” se organizó con otras vecinas y comenzaron a hacer las gestiones para llevar a cabo el proyecto.
Como una pintura
nos iremos borrando.
Como una flor,
nos iremos secando
aquí sobre la tierra.
Como vestidura de plumaje de ave zacuán,
de la preciosa ave de cuello de hule,
nos iremos acabando
nos vamos a su casa.
El programa “La Escuela es Nuestra” (LEEN) consiste en hacer llegar los recursos a las escuelas de manera directa y sin intermediarios. La comunidad escolar se encarga de realizar un presupuesto y conformar un comité encargado de recibir y administrar los recursos para la construcción y mantenimiento de las aulas.
“Yo le eché ganas, junto con dos señoras. Dos señoras me bastaron para echarle ganas y pedir el proyecto”, recuerda Isidora, quien desde que fue aprobado su proyecto, a finales del 2019, comenzó con todos los trabajos para hacer realidad el sueño de la comunidad de El Naranjo.
“Yo me aventé apoyando a los albañiles, a los chalanes, apoyando a acarrear el material, entendiéndome del material y salimos. Se alquilaron burros para acarrear el material, nosotros mismos acarreamos el material”.
La comunidad de El Naranjo fue beneficiada con 150 mil pesos, recurso que fue administrado por el Comité y que se utilizó en la adquisición del material, en la renta de burros para el acarreo del material, el pago de las faenas de los albañiles, la compra de sillas, librero, un escritorio, un pizarrón, material didáctico y un apoyo para las personas que ayudaron a acarrear material en sus hombros.
Después de diez meses la construcción del aula ha terminado y la comunidad invitó al hasta hace unos días delegado de la Secretaría del Bienestar, Gilberto Herrera Ruiz, a ver la culminación del proyecto.
Sobre el muro de la nueva aula está montado el “Foto Recuerdo”, una pequeña memoria gráfica que muestra el desarrollo de este proyecto: los niños tomando clase en el aula vieja, el acarreo del material, albañiles de la comunidad trabajando en la construcción, los inicios del huerto.
“Me siento feliz. Ya no tenía yo esperanzas de que viéramos algo así. Los niños están muy contentos y agradecen que el Dr. Gilberto y el licenciado Gabriel, nos mandaron maestros. Estamos eternamente agradecidos porque ya no tenía esperanzas de que mis niños siguieran estudiando. Han avanzado mucho los niños. El maestro Iván es muy dedicado en el trabajo y he visto mucho avance en los niños”.
Se acercó aquí.
Hace giros la tristeza
de los que en su interior viven.
No se les llore en vano
águilas y tigres,
¡Aquí iremos desapareciendo:
nadie ha de quedar!
“SÓLO LOS LIBROS SACARÁN A LA BARBARIE DE ESTE PAÍS”
“Saber leer es saber andar; saber escribir es saber ascender”: José Martí. “Sólo los libros sacarán a la barbarie de este país”: José Vasconcelos. “El que no sabe cualquiera lo engaña; el que no tiene, cualquiera lo compra”: Simón Rodríguez.
Los muros de la nueva aula evocan los frases de grandes pensadores, manualidades, dibujos y pinturas se muestran en las paredes junto a las biografías de Benito Juárez, Ignacio Ramírez, entre otros personajes históricos.
Los ocho infantes han preparado la ceremonia de honores a la bandera y piden a los asistentes tomar sus lugares. Con profundo respeto y solemnidad, la pequeña escolta recorre el reducido espacio y se entona el himno nacional frente al majestuoso paisaje colmado de montañas.
Al término de los honores a la bandera, los infantes que ya saben leer y escribir comparten a la comunidad la lectura del poema “Percibo lo secreto” de Nezahualcóyotl.
El maestro Iván, quien imparte un curso de reforzamiento educativo en este lugar, destacó que la visión filosófica de Nezahualcóyotl se materializa en la edificación de esta nueva aula, ya que el monarca chichimeca no solamente construyó escuelas, sino que incentivó las artes y la cultura, a la vez de que construyó jardines botánicos, como también se realizó en El Naranjo, donde se ha creado un pequeño huerto.
“Hoy es un sueño hecho realidad, porque no solamente se dignificó la infraestructura, sino que se rescató la educación. Tenemos niños de educación secundaria que ya no tenían ganas de seguir estudiando. Hoy se vuelve a prender esa luz”.
Acto seguido, los alumnos del nivel secundaria compartieron un texto escrito con su puño y letra donde expresaron sus sensaciones tras la edificación del aula y el curso de reforzamiento educativo que están tomando con el maestro Iván.
“Cuando él llegó no tenía las ganas de seguir estudiando, de hecho no asistía a las clases con mucho entusiasmo. Sin embargo, el maestro no se desanimó, nos leyó un cuento y nos pidió un resumen del mismo y que viéramos más allá de los común en nuestra comunidad”, relató una de las alumnas.
Elías 13 años y ayudó en la construcción del huerto donde siembran hierbabuena, maíz, jitomate, calabaza, así como ruda, sábila, coyoles, albahaca, entre otras plantas. Para él también ha significado un paradigma el tener una nueva escuela, sino también maestros comprometidos como Iván y Daniela.
“Si no hubieran llegado a mi comunidad no habría aprendido a leer y escribir”, manifestó Elías.
Meditadlo, señores,
águilas y tigres,
aunque fuérais de jade,
aunque fuérais de oro,
también allá iréis,
al lugar de los descarnados.
Tendremos que desaparecer,
nadie habrá de quedar.
EL MEJOR ASCENSOR SOCIAL ES LA EDUCACIÓN
Tras el acto de bienvenida preparado por la comunidad y los estudiantes de El Naranjo, Gilberto Herrera Ruiz afirmó que hoy se están reviviendo aquellas épocas en la que los padres construían las escuelas para sus hijos.
“Perdimos esa gran hábito que teníamos que los padres construyeran la escuela y lo estamos recuperando. Esta escuela la hicieron los papás en todos los sentidos: desde cargar materiales, hasta edificar. Estamos recuperando ese valor que tienen las comunidades al hacerse responsable de lo más valioso que tenemos que es la educación”.
Herrera Ruiz sostuvo que por ello es importante conocer la historia, porque sólo de esta manera será posible diseñar el futuro.
“Hay que saber por qué estamos donde estamos para poder diseñar y rehacer el futuro”, señaló Herrera Ruiz. “El mejor ascensor social es la educación Si queremos vivir mejor, tenemos que estar más educados. El gran reto que tenemos son esos sueños de los niños de ser arquitectos, de ser enfermero o lo que sea, lo tenemos que llevar a la realidad”.
Herrera Ruiz celebró la instalación de la Universidad “Benito Juárez” en San Joaquín, el municipio más pobre del estado, por lo cual ahora el reto es lograr que exista una secundaria en El Naranjo y una preparatoria cercana, donde los jóvenes de esta y otras comunidades puedan continuar con sus estudios.
A decir de Gilberto Herrera, LEEN es un programa que no sólo beneficia en el tema educativo, sino que genera empleo y promueve la participación de las comunidades, especialmente en aquellos lugares y escuelas que por décadas han sido olvidados y que ahora se sienten tomados en cuenta.
“Es la forma como se debe hacer política, porque de otra forma es electorera, donde se busca al líder que después pueda juntar votos y a él se le busque para que sea y decida qué se hace. Aquí se hace más democrático, se hace una asociación de padres de familia, una asociación de la comunidad y ellos eligen a sus representantes y deciden en qué van a usar el recurso”
Herrera Ruiz señaló que, a diferencia de otras administraciones, aquí no se utiliza ningún tipo de propaganda.
“Aquí nadie llega con logos de Bienestar. El asunto es el trabajo: qué vamos a hacer y qué vamos a continuar, y después de que ya acaben de construir, qué seguirá. De alguna manera se diseñan sueños presentes y sueños de qué puede seguir”.