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Gracias a los talleres Mujeres Contigo, Diana es hoy dueña de su propio negocio

HISTORIAS: PATRICIA LÓPEZ NÚÑEZ/LALUPA.MX

FOTOS: RICARDO ARELLANO/LALUPA.MX

Luego de ingresar al programa Mujeres Contigo —del gobierno del estado de Querétaro—, a Diana y a Angélica les cambió la vida. De entrada, los talleres —tanto de crecimiento personal como productivos— les dieron confianza, mejoraron su salud mental y, además, encontraron una red de apoyo con otras mujeres, que igual que ellas, decidieron hacer realidad sus sueños: hoy Diana es dueña de su propio negocio y Angélica recibe ayuda para enfrentar el cáncer, además que está por ingresar a la universidad.

El apoyo económico bimestral de la tarjeta Mujeres Contigo beneficia las finanzas de más de 25 mil queretanas en condiciones de vulnerabilidad, pero los talleres del programa son los que impulsan un cambio interno en ellas, que reciben todas las herramientas para hacerle frente a una realidad que no siempre es amigable o que lleva a las personas a situaciones de estrés, que afectan su salud mental. En palabras de Diana Pérez Mejía, titular de la Sedesoq estatal, durante la administración de Mauricio Kuri los talleres han permitido llegar a 18 mil queretanas, y la meta es atender, en la nueva generación que apenas comenzó, a más de 14 mil más.

“No sabes cuánta falta nos hace la salud mental en México, para que te conozcas, para que sepas cómo tratar a tu familia, a tus vecinos, hasta a tus mascotas, a tu gato. Yo soy muy bendecida de vivir en Querétaro, porque no en todos los estados se dan estos cursos para darle herramientas a sus mujeres, nosotras somos el pilar de la familia, el pilar de la sociedad. Yo invitaría a todo mundo a acercarse al programa”, sostiene Angélica.

De trabajar en un banco a iniciar su propio negocio

Diana Osornio esboza una sonrisa y toma aire antes de responder que los talleres Contigo le ayudaron a cambiar su vida 180 grados. Dejó su trabajo de ocho años en un banco para arrancar su negocio de impresión luego de formar parte de la primera generación de los talleres Mujeres Contigo..

“Cambió mi vida en su totalidad. Venía de una situación emocional complicada. Entré a mis talleres y no sólo fue un fortalecimiento emocional, fue un cambio. Fui porque llevaba a mi mamá, que es una persona de la tercera edad, con complicaciones para caminar, además llevaba a una tía que tenía problemas con las rodillas, las llevaba porque tenía mi auto. Llevaba a la doctora Lilia, que tiene demencia senil, y a una prima (que ya murió), pero que el taller la cambió y se fue totalmente en paz de este mundo”, recuerda.

Dice que, en el caso de su prima, durante los cuatro meses de los talleres padeció leucemia. Terminan los talleres y un mes después, el 12 de diciembre de 2022, día en el que estaban entregando los diplomas a las participantes de los talleres, falleció. “Nunca voy a olvidar los talleres Contigo. Han sido una experiencia inolvidable. Conocer a Jessy Servín (su psicóloga) ha sido extraordinario. Los talleres han sido de las mejores etapas de mi vida, de verdad”, enfatiza.

Los talleres son de crecimiento emocional, superación, finanzas, crecimiento y fortaleza, entre otros temas. Ahora, junto con su pareja, Antonio, hace trabajos de impresión en playeras, sublimación, impresión de lonas, vinil, tazas, termos. Apenas acaba de cumplir un año en su negocio llamado “Imprime a tu manera”.

“Tengo un hermano que se dedica a bordar y estampar. Mucho tiempo estuve trabajando apoyándolo y de ahí nació mi gusto por todo el tema de la impresión. Siempre me ha gustado desde chica. Entonces un día dijimos: Ya, es tiempo de iniciar nuestro propio negocio. En los talleres de Mujeres Contigo yo había mencionado, hace dos años, que quería mi propio negocio. En realidad, de ahí surgió toda la idea y ahora lo estamos llevando a cabo”, indica.

Diana trabajó durante ocho años en un banco, en el área de créditos. Hace dos años empezó a compartir su vida con Alberto, quien se sumó a trabajar en el proyecto de Diana. Una parte importante de su negocio es la sororidad, apoyar a las jóvenes mujeres que trabajan en el negocio, al igual que a los jóvenes, que colaboran en diferentes áreas, desde ayudantes de corte, hasta una diseñadora.

“A mí me gusta apoyar. Parte del proyecto es apoyar a generar empleos, a que todos tengamos trabajo, que crezcamos juntos”, subraya. Mientras Alberto trabaja en unas tazas, Diana narra que el comienzo, apenas un año atrás, fue complicado. “Terrible”. El local, ubicado en Prolongación Tecnológico Norte, “estaba destruido” y fue necesario remodelar, cambiar paredes, arreglar las filtraciones de agua.

“Nos tomó un año aclientarnos. Es un tema complejo. No ha sido nada fácil, pero creo que la perseverancia, la paciencia que siempre hemos tenido, la prudencia con los clientes, y entender lo que quieren, porque a veces nos piden cada cosa”, comenta.

Al final, sin importar lo extraño de la petición del cliente, ellos tienen que cumplir con su labor y entregar los pedidos que les hacen. El primer trabajo que hicieron fue de unos gafetes para una fiesta, con un diseño muy extraño, aunque quedó “increíble”. Luego, Jessi Servín, su psicóloga, la comenzó a recomendar con otros clientes y aumentó el trabajo.

Las personas que pasaban por la avenida, principalmente cuando se realizaba la obra Paseo 5 de Febrero, circulaban muy despacio y mandaban mensajes para pedir informes sobre su trabajo. En un principio los pedidos eran pequeños, pero con el tiempo se hicieron más grandes, además de hacerse de más maquinaria, sin necesidad de ir a maquilar a otros lados.

“Hoy tenemos como clientes algunas empresas que están en la zona. Las empresas más grandes comienzan a buscarnos. En enero, ganamos una licitación de una escuela secundaria e hicimos aproximadamente 500 playeras del aniversario de la Secundaria 29, por Los Sauces. Fue una locura, porque era nuestro primer pedido grande. Hemos aprendido muchísimo, desde la primera playera, hasta el día de hoy que hemos hecho cantidades grandes”, asevera.

Diana asegura que el negocio de corte de vinil está controlado por los hombres, pero enfrenta el reto con seguridad, pues el corte de vinil es uno de los productos estrella de su negocio. Acostumbrada a la impresión de playeras y otros trabajos, un día rotuló un auto para un cliente.

“Para mí fue un reto, una experiencia increíble y yo lo haría por siempre. Primero pensé que ese era un trabajo para un hombre, pero yo tenía el conocimiento y podía hacerlo, entonces lo hice y quedó increíble”, afirma.

El apoyo de Contigo frente a la enfermedad

Angélica Vázquez Marín también es beneficiaria de Mujeres Contigo. Se acercó después de participar en la quinta generación del programa Con Ellas, del municipio de Querétaro, donde conoció mujeres con ganas de superarse. Trabajó en el Instituto Electoral del Estado de Querétaro (IEEQ) y después en una empresa para pensiones.

Se certificó como asesora en este tema y va a iniciar sus estudios en contaduría pública en la Universidad de las Mujeres. En marzo de 2023 la diagnosticaron con cáncer de mama, así que las mujeres de los dos programas se convirtieron en una red de apoyo muy importante.

“Mujeres Contigo se enfocó en las cicatrices y las heridas que tenemos desde niñas hasta ahora. Abordamos cómo la bisabuela, la abuela, la madre influyeron en nosotras, qué vidas tuvieron, y heridas que yo creía cerradas pues no era cierto, seguían abiertas y ciclos que yo creí que había superado, pues permanecen. Estoy muy agradecida de estos programas porque me ayudaron a enfocar mi enfermedad y no preocuparme por la caída del cabello o las uñas que se hacen negras por los químicos, entiendes que todo va a pasar”.

Contigo y las mujeres que asisten se convirtieron en un soporte justo cuando Angélica tuvo que dejar de trabajar para enfrentarse a la enfermedad. “Voy a la quimioterapia y veo a otras mujeres que se sienten muy mal, así que pienso qué bendición tener estos programas, crear una red de apoyo que te ayuda, aprender a vivir tus duelos y dejarlo atrás”.

En materia de administración, Mujeres Contigo le enseñó cómo dividir su dinero para que le alcance para cumplir sus metas y para ahorrar, también se ofrecieron cursos de computación para manejar diversos programas y otras herramientas para prevenir problemas como la violencia familiar y enfrentar los retos diarios, sobre todo, en su lucha para recuperar la salud.

“A mi esposo le pegó más que a mí, se deprimió mucho, me faltan cinco quimioterapias de 23, y 21 radiaciones que me harán en el Seguro Social, además de comprar medicamento para aliviar síntomas como el vómito y las diarreas. La economía no es la misma, pero creo que me saqué la lotería, porque tengo apoyo, estoy atendiendo el problema real, recibí la tarjeta Contigo y he comprado el medicamento de ahí”, narra.

A veces todavía se pregunta por qué le dio cáncer, sigue en proceso de asimilación, sabe que cuenta con el apoyo de su familia, “pero es algo que te pega duro, no lo esperaba, nadie lo espera, tuve un hermano que murió a los 23 años por cáncer, pero no lo esperaba, no soy la primera en la familia, soy la segunda o la tercera, mi bisabuelo tuvo un tumor muy grande”.

Sabe que su enfermedad sigue latente, pero eso no la detiene. Asesora a trabajadores que quieren jubilarse y buscan su mejor opción y le emociona la idea de volver a estudiar. “A mí no me tienen que obligar a nada, me encantan los cursos, me encanta aprender, tengo todas mis constancias, mis certificaciones, mis reconocimientos, a mí no me obligan a nada de eso ¿cómo no querer hacerlo si me hace bien? Si a mí me dicen: vente a aprender, aunque sea algo que ya conozca, yo voy, porque siempre hay algo que aprendes”. 

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Last modified: 29 agosto, 2024
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