Autoría de 11:50 am #Opinión, Agustín Villanueva Ochoa - Sapere Aude

¿Y las ciudades inclusivas? – Agustín Villanueva Ochoa

Las limitaciones físicas de una persona no son nuevas, pues cada vez que a alguien le llega la vejez, sufre un accidente o nace con algún problema de salud forzosamente le tocará sortear una serie de adversidades en su día a día.

En la actualidad, existen importantes movimientos a favor de las personas que viven con algún tipo de discapacidad o limitación motriz, como parte de la lucha por sus derechos y la búsqueda por una verdadera inclusión, y con el propósito de que se les brinden mejores condiciones de vida y un entorno en el que puedan crecer y desarrollarse plenamente.

Según la Organización Mundial de la Salud, al 2020 más de 1,000 millones de personas viven en todo el mundo con algún tipo de discapacidad, aproximadamente el 15 % de la población mundial; de ellas, casi 190 millones tienen dificultades en su funcionamiento y requieren con frecuencia servicios de asistencia. El número de personas con discapacidad va en aumento debido al envejecimiento de la población y al incremento de enfermedades crónicas.

De acuerdo con el Censo de Población y Vivienda 2020, en México hay 6,179,890 personas con algún tipo de discapacidad, lo que representa 4.9 % de la población total del país. De ellas 53 % son mujeres y 47 % son hombres. El Inegi identifica a las personas con discapacidad como aquellas que tienen dificultad para llevar a cabo actividades consideradas básicas, como: ver, escuchar, caminar, recordar o concentrarse, realizar su cuidado personal y comunicarse.

Aquí una serie de reflexiones:

Si a veces ya es complicado cruzar una avenida en las horas pico, ¿te imaginas el reto que es hacerlo en silla de ruedas, muletas o andadera?

Si en determinados lugares es difícil encontrar un domicilio, ¿puedes imaginar el desafío que es hacerlo para una persona ciega?

Si en ocasiones es compleja la comunicación cara a cara entre dos personas, ¿cómo crees que será para las personas sordas o mudas?

Si en ciertas circunstancias ya es complejo realizar algunas tareas domésticas con ambos brazos y manos, ¿cómo piensas que será para una persona sin brazo o sin mano?

Y el objetivo de toda ciudad debería ser “no dejar a nadie atrás”.

La Nueva Agenda Urbana (NAU) es la guía global más importante que orienta, de forma clara, cómo la urbanización bien planificada y gestionada puede ser una fuerza transformadora para acelerar el logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030. Esta guía orienta el desarrollo de políticas y acciones urbanas sostenibles. Su uso permite transferir el conocimiento de manera accesible, fortaleciendo las capacidades en todos los niveles y entre todos los interesados en temas de ciudad, sin dejar a nadie ni a ningún territorio atrás.

La NAU reconoce así la necesidad de garantizar el acceso al entorno físico de las ciudades en igualdad de condiciones, “en particular a los espacios públicos, el transporte público, la vivienda, la educación y los servicios de salud, la información pública y las comunicaciones”, así como la mejora de la seguridad vial y su integración en la planificación y el diseño de infraestructuras sostenibles de movilidad y transporte.

Este último aspecto es clave ya que, al ser consultadas por la actividad que les genera mayor dificultad o que, según el caso, ni siquiera pueden realizar, las personas con discapacidad citan en primer lugar caminar, subir o bajar usando sus piernas (52.7 %), ver (39 %), aprender, recordar o concentrarse (19.1 %), escuchar (18.4 %), mover o usar brazos o manos (17.8 %), hablar o comunicarse (10.5 %).

Con el fin de superar estas barreras, el diseño universal establece la necesidad de proyectar todos los espacios para que cualquier persona, independientemente de sus circunstancias, disfrute de ellos. Si se hace así, no sólo se benefician las personas con discapacidad, sino también las personas de mayor edad y aquellas que, por causa de lesión o enfermedad, tienen limitada su movilidad de manera temporal.

Gracias al Internet, ahora es fácil encontrar videos e imágenes que demuestran la ausencia de civismo en la población; situaciones frecuentes de vehículos estacionados en lugares exclusivos para personas con discapacidad o que bloquean las rampas de las banquetas, lamentablemente se presentan en distintas partes y sin consecuencias, contribuyendo negativamente a que este tipo de acciones se vuelvan cada vez más comunes.

Desde los gobiernos se han comenzado a tomar medidas inclusivas para hacer las ciudades más accesibles, con programas incluyentes de renovación urbana en las principales ciudades, que incluyen pasos peatonales seguros, semáforos con señales auditivas, guías podotáctiles y letreros con escritura en braille. Es inevitable escribir lo siguiente: ¡Falta mucho por hacer!

Existen lugares que intentan (o le juegan) a ser inclusivos, pero realmente se quedan muy cortos. Ejemplos como rampas mal hechas o incorrectamente ubicadas; banquetas destruidas, raíces de árboles que les causan daños que no son reparados o postes de luz que impiden el paso por encontrarse a la mitad de la acera; escasez de autobuses urbanos con rampa o sin un espacio preferencial para personas con discapacidad; lugares que su único acceso a los baños es por medio de escaleras o que no cuentan con las dimensiones necesarias para ingresar al espacio privado con andadera o silla de ruedas, y un sinfín de ejemplos que demuestran que falta mucha voluntad, esfuerzo y perspectiva incluyente en la actualidad.

Destinar recursos a este tipo de programas puede ser blanco de fuertes críticas, bajo argumentos que afirman que no se necesitan, no se utilizan y terminan siendo un gasto innecesario. Aceptar ese tipo de argumentos sólo invisibiliza aún más a las personas con discapacidad, pues la situación que ellas enfrentan en la vía pública, así como en su vida cotidiana, es adversa en prácticamente todos los sentidos, provocando que la mayoría prefieran quedarse en casa por los riesgos y dificultades que representa salir a la calle.

Se le debe inyectar más recursos y se le tiene que echar más ganas; es lo correcto y es lo que se necesita, ¿a poco no?

Es oportuno observar la dinámica de crecimiento de las ciclovías en las ciudades, pues conforme estas redes de movilidad se volvieron más grandes con el paso del tiempo, más y más usuarios que antes usaban otro medio de transporte ahora eligen a la bicicleta para sus traslados. De la misma manera, se espera que los programas inclusivos y las inversiones con perspectiva incluyente permitan que las personas con discapacidad, al igual que adultos mayores, puedan también disfrutar de los espacios públicos.

Se espera que en los próximos años se continúen expandiendo las obras de accesibilidad, no solamente en las calles y lugares públicos, sino también en los centros comerciales, oficinas, planteles educativos y en cualquier rincón de la ciudad que sea necesario; sólo así avanzaremos hacia la anhelada era de la accesibilidad universal.

Si no podemos poner fin a nuestras diferencias, contribuyamos a que el mundo sea un lugar apto para ellas.

John F. Kennedy.

Webgrafía

(Visited 62 times, 1 visits today)
Last modified: 31 agosto, 2024
Cerrar