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Según el diccionario, emérito es un retirado pensionado: se dice de quien después de haber cesado en un empleo, disfruta de algún premio por sus buenos servicios.
Pero para el Sistema Nacional de Creadores, desde el principio de su gestión (no hay que olvidar que el Consejo Nacional para la Cultura y las artes, Secretaría de Cultura desde el peñanietismo, fue un regalo de Salinas de Gortari, a fines de la década de los ochenta del siglo XX, a su amigo el poeta Octavio Paz para que dispusiera del dinero que quisiera), emérito significaba algo distinto. Porque ninguno de los que premió —el antiguo Conaculta—, en la bonanza priista, era un retirado sin empleo sino, incluso, los más de ellos y ellas, tenían varios trabajos y no necesitaban, en lo absoluto, de una recompensa económica para crear.
Los creadores eméritos, por lo tanto, no eran pensionados (ya que no se habían retirado de ningún trabajo) sino, simple y sencillamente, eran unos seres recompensados, afortunados, suertudos. Porque el dinero, los casi diez millones de los viejos pesos que recibían mensualmente, les caía como un obsequio, como un mimo, una bendita alcancía inesperada, nada más por pertenecer a la clase intelectual o escritural elitista situada en la cúpula del poder cultural.
Un abultado aguinaldo eterno.
Al grado de que Sergio Sarmiento, en el apogeo de los periodos panistas, en un editorial publicado en el periódico El Financiero, de su primo don Rogelio Cárdenas Sarmiento, aseguraba que prefería las medidas destinadas a simplificar nuestro sistema fiscal antes que buscar nuevos favoritos de la corte.
Sarmiento, entonces, hablaba de una compra de intelectuales.
Y no estaba equivocado.
No de otro modo podía entenderse un gasto exorbitante del gobierno con dinero de los ciudadanos mexicanos para satisfacer a algunos intelectuales que, ya de por sí, vivían mucho mejor que el mexicano promedio.
Ya los intelectuales no aspirarían al Nobel: con sus becas, en el transcurso de los años, iban a ganar más dinero de lo que el Premio Sueco podía entregarles de una sola tajada.
Y se decían independientes.
Y en la práctica se ufanaban de serlo: nadie como Paz, por ejemplo, para describirse como “independiente”.
2
El pasado viernes 30 de agosto, en el Salón Tesorería del Palacio Nacional, dio comienzo el Primer Encuentro Continental de Comunicadores Independientes con 279 participantes (medio centenar de ellos conectados en zoom desde sus países nativos) cuyo inicio, apoteósico, rememoraba las conferencias de ídolos pop por la algarabía auditiva, misma que nos hizo recordar los congresos intelectuales comandados por Paz, por Aguilar Camín, o los mal llamados “debates periodísticos” en la FIL de Guadalajara, o las conferencias de Pandora, Miguel Bosé o Arjona organizadas por la industria discográfica: estruendo, júbilo y aplausos a sí mismos.
El “Encuentro Independiente” es financiado ahora, como lo hacía anteriormente cada gobierno en turno, por el obradorismo donde los nombres son acaso nuevos pero reveladoramente obradoristas.
Por lo menos yo no fui llamado, ni nadie me extendió una invitación, a intervenir en dicha celebración, ni tampoco varios de los auténticos autónomos de la comunicación mexicana, lo cual me permite ver el objetivo real del pasmódico encuentro periodístico: el aplauso a sí mismo de un gobierno que, como todos los anteriores en México, se dice exaltador de la libertad de expresión, tal como lo subrayaron categóricamente Salinas de Gortari, Zedillo, Fox, Calderón, Peña Nieto… respaldados por comunicadores, prestigiados o no, tal como ahora se exalta la figura obradorista, en un hecho similar al pasado, casi idéntico, clonado, con la diferencia de una fiera oposición mediática que ha quedado o excluida o abaratada de la distribución económica, porque antes a todos les tocaba dinero, aunque poco.
No dudo que, durante este clamoroso encuentro “independiente” de comunicadores, por ahí estuvieran algunos de los beneficiados sindicalistas de la extinguida Notimex, aplaudidores del obradorismo, ahora sí, después de haberles depositado, el obradorismo, millones de pesos en sus respectivas cuentas bancarias… de esa vieja Notimex “deshonesta”, según la notificación de Ina Afinogenova.
Así es la política, ha subrayado Jesús Ramírez Cuevas, y el que no se apegue a ella así le irá en esta vida, y las pruebas de esta arrolladora sentencia son demasiadas, se hacen cada vez más visibles.
3
—El periodismo de avanzada siempre debe estar lo más cercano posible al pueblo y lo más distante posible al poder, esté quien esté —afirmó López Obrador en el inicio de esta conmemoración periodística.
También evocó que, en décadas pasadas en México, “era muy difícil mantener un periodismo independiente cuando predominó un partido de Estado. Y ese partido de Estado comenzó a comprar conciencias y lealtades, así surgió una prensa completamente subordinada al poder”.
De manera curiosa, intelectuales como el propio Carlos Monsiváis, a quien apela siempre el presidente morenista, decía exactamente todo lo contrario, que a pesar de los poderes políticos, estuviera quien estuviera al frente de ellos, el “periodismo de avanzada” estaba más que latente.
Asimismo, resalto López Obrador la presencia de los llamados periodistas “independientes”:
—Es importantísimo que ustedes se reúnan como prensa y medios alternativos porque se necesita la contribución de ustedes.
Pero Sanjuana Martínez no fue llamada a intervenir en estas mesas de debate.
¿No que el periodismo independiente es superior a la dependencia coaccionadora?
¿Qué sucederá cuando los actuales respaldados periodistas independientes dejen de ser obradoristas sin extraviar su fe en la crítica?
¿Los medios que hoy reciben millones de pesos por cuenta de la propaganda oficial no estarán mañana ofendidos por haber sido separados bruscamente del beneficio monetario?
4
En la segunda sesión del Encuentro Continental de Periodistas Independientes, la comunicadora rusa Ina Afinogenova propuso la creación de una red de creadores de contenido, llamándolas “competencias sucias”, supongo, por todo el entramado vacilante que ahí se perfila donde se alistan los acomodamientos o se sitúan, o tratan de situarse, muchos servidores de la información a la diestra del poder para su beneficio económico, suceso frecuentado en México con resultados deplorables para la prensa nacional.
Asimismo, Afinogenova sugirió la confirmación de una asociación de periodistas independientes, “una suerte de Notimex honesto”, declaró la informadora rusa no sabiendo, o aún sin saberlo, que había sido precisamente el presidente López Obrador el que decidiera beneficiar a los trabajadores de la vieja Notimex (la deshonesta, siguiendo a la periodista rusa) perjudicando a los que la querían cambiar impulsando su honorabilidad.
La desinformación en la independencia periodística es ingratamente caudalosa, de ahí la oportuna intervención, el sábado 31 de agosto, de Sanjuana Martínez en un tuit sin desperdicio: “Ahora resulta que los periodistas de carrera que trabajamos honestamente en un periódico somos periodistas tradicionales, algo negativo según algunos comunicadores independientes. Pregunto: ¿independientes de qué? ¿Independientes de quién? ¿Pero si se lucen dependientes y aplaudidores del poder político en turno, y son casi iguales que los periodistas arrodillados al viejo régimen? El periodismo es crítica, lo demás son relaciones públicas. No mancillen más nuestra profesión, por favor”.
Pero el periodismo en México está ya mancillado, infortunadamente.
5
En ninguna de las nueve mesas del denominado Encuentro Continental de Comunicadores Independientes —con la brevísima excepción de la intervención rusa como ya ha sido referido— fue tratado un tema tan importante como el de la difuminación de la agencia noticiosa del Estado, Notimex, para beneficiar a los oponentes, en un principio, del obradorismo que cerraron puertas y candados a las oficinas de esta redacción para no verse afectados en sus operaciones corruptoras del pasado, mismos que, al final, fueron ampliamente recompensados por el sexenio morenista con varios millones de pesos beneficiándolos a ellos y perjudicando a los que siempre estuvieron decididos a respaldar las acciones gubernamentales dejándolos, luego de ser despedidos injustificadamente, en la penuria económica de la que nadie ha querido hablar ya por no convenir a los intereses del obradorismo o por mera ignorancia informativa, como le aconteciera a la reportera sonorense Reyna Haydeé Ramírez quien, teniendo enfrente suyo a la secretaria de Gobernación, no supo plantear su pregunta con conocimiento de causa llevada, sobre todo, por la ira irracional contra la figura presidencial, pues el padre de María Luisa Alcalde, el abogado Arturo Alcalde —el básico asesor de los sindicalistas de Notimex—, fue, es, el principal beneficiado económico de aquel sucio asunto en perjuicio de los trabajadores expulsados de sus zonas laborales sin deberla ni temerla.
Todo el mundo se hace ahora al occiso, como si no hubiera estado informado de la vergonzosa situación.
Y López Obrador lo sabe, y tan lo supo que a la hora de entregar, con burlas y denuestos innecesarios, los miserables cheques con las mínimas cantidades a los que lo apoyaron —a López Obrador— en todo momento, y tan lo sabe el presidente morenista que se ha negado a hablar del asunto, con excepción de alguna vez en La Mañanera cuando dijo que sí, en efecto, el gobierno necesita una agencia informativa… pero sin referirse, por supuesto, al maltrato que ordenara, según la propia Secretaría del Trabajo, a los informadores de aquella agencia no sólo despreciados por la Presidencia de la República sino por todas las autoridades secundarias, como de Gobernación y del Trabajo.
Y fue López Obrador el que puso a Sanjuana Martínez como directora de Notimex para que pulverizara la corrupción esparcida en ese sitio y fue el mismo que la llamara, después, traidora… ¡por haber hecho lo que el propio presidente le encargara sin haber pensado, previamente, que su petición (limpiar la corrupción de Notimex) afectaría a la familia Alcalde!
¡Y luego escuchamos, todos, hablar a López Obrador acerca de que ya no existe la corrupción en México siendo que el propio presidente tabasqueño lo ha permitido, por lo menos en un lugar como la escabrosa Notimex, a la que la periodista rusa Afinogenova quisiere ver renovada, robustecida, honesta!
AQUÍ PUEDES LEER TODAS LAS ENTREGAS DE “OFICIO BONITO”, LA COLUMNA DE VÍCTOR ROURA PARA LALUPA.MX
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