Dormida – Patricia Eugenia
Ojos cerrados, pensando, ¿en qué piensa una cuando no piensa? ¡Las llaves…! No dejé las llaves en el sitio cercano a la puerta de...
El Gavilancillo – Patricia Eugenia
Toda proporción guardada, soy tan joven como el Gavilancillo, mi “casero”, así le dicen porque él nunca ha sabido su nombre, y a lo...
El castigo – Patricia Eugenia
Viajaba montada en un caballo negro de crines largas y ligeras, atravesaba parajes infinitos que no veía, porque no se trataba de ir a...
El asesino – Patricia Eugenia
Lo maté. Sólo recuerdo el golpe seco de mi víctima al caer y una especie de película roja enturbiándome el camino para huir. No tuve...
El setter irlandés – Patricia Eugenia
El setter irlandés rasca la puerta vidriera, jadea, y se vuelve inquieto ora a la izquierda, ora a la derecha, dibujando “ochos” en el...
Distintas prisas – Patricia Eugenia
En el cuarto de un hospital infantil reservado para casos como el de Baril, Liz, la muchacha de cola de caballo, llega puntual, como...
Desavenencia silenciosa – Patricia Eugenia
El abrió con gentileza la puerta para que yo abordara ¡Cosa rara! —pensé— Tal vez le agrado. De reojo miré que leía en un libro...
Amor esencial – Patricia Eugenia
Era la fatalidad un puerto de llegada, tú y yo lo sabíamos: íbamos a desembocar en él vía nuestro torrente sanguíneo, antes o...
Apenas una certeza – Patricia Eugenia
Cada oquedad te recuerdo:...
Dánoslo hoy… – Patricia Eugenia
A Hugo Caballero. Un hombre lleva un pastel en un estuche transparente,...
