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«Terapia» para «curar» la homosexualidad puso a Osmin al borde del suicidio

HISTORIA: PATRICIA LÓPEZ NÚÑEZ / LALUPA.MX

FOTOS: GUILLERMO GONZÁLEZ

Osmin Reyes Manzano ríe cuando se le pregunta la edad. Responde que 31. Han pasado 15 años desde que fue sometido a las llamadas (mal llamadas, dice) «terapias de conversión», para “curar” la homosexualidad, a través de la organización cristiana Exodus Latinoamérica, en donde sembraron en él, al igual que en muchos de los jóvenes que son sometidos a los “tratamientos”, sentimientos de culpa tan severos que muchos, incluyéndolo a él, piensan en el suicidio.

El joven, quien estudia un posgrado en Ciencias Jurídicas en la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ), explica que estaba por cumplir 17 años cuando en la preparatoria comenzó a salir con otro chico, lo que no era común en aquel 2004. Estuvo dos años en esas “terapias”.

“Quise salir del clóset. Le dije a mi mamá. Pertenecíamos a una iglesia bíblica, de inclinación protestante. Me abrazó, luego se comunicó con el pastor y éste hizo los trámites necesarios para acudiera a Exodus Latinoamérica”.

“De acuerdo con sus creencias e interpretaciones bíblicas, ser homosexual está mal, Dios tiene un diseño, Dios no se equivoca. Ese diseño es, obviamente, heterosexual y, por lo tanto, cualquier cosa fuera de esto atenta contra la voluntad original de Dios y significa un problema, y hay que arreglar ese problema”, narra.

Osmin habla con calma y seguridad, de lo que le pasó en su adolescencia. Dice que en Exodus fue a varias conferencias, que eran como una especie de cursos, pues la sede está en Cuernavaca, Morelos.

“Mucho se hacía en línea. Básicamente era como una especie de confesión, como escribir un diario a un desconocido constantemente acerca de mis pensamientos, de qué hacía. En las conferencias eran testimonios de personas que ya salieron, según ellos, de su homosexualidad. No que se declararan heterosexuales, sino que ya no eran homosexuales. Algunos se volvían a casar. Incluso tenían descendencia”.

Indica que en Exodus las “terapias” van encaminadas a reprimir los deseos homosexuales, o como lo llaman en esa organización “atracción hacia el mismo sexo”, y que desde su visión un deseo que está mal y que deben de reprimir. Dicen, además, que es como reprimir los deseos de robar, mentir, haciendo símiles.

Recuerda que les decían que, por ejemplo, la licuadora tiene una función, que no se usa para escuchar música, y que ellos, como hombres, tienen una función, que es estar con una mujer y tener hijos. “Ese es el diseño original de Dios”.

“Sí, es (obligan) reprimir tus deseos homosexuales, al menos así se manejaba en Exodus en 2004, 2006, que fue en el periodo en que estuve en contacto con ellos. No necesariamente para ser heterosexual. Pero la confirmación de que ya dejaste de ser homosexual es que ya te casaste y ya tienes hijos”, abunda.

Osmin recuerda que durante los años que estuvo en Exodus lo pasó mal. Una de las razones era el ayuno constante al cual era sometido (en el protestantismo esta práctica es muy bien vista) y eso evidentemente debilitaba el cuerpo y la mente. Al mismo tiempo de que recibía el discurso de que ser homosexual está mal, sino que en la misma Biblia, de acuerdo con el relato de la destrucción de Sodoma y Gomorra, es el único pasaje en el cual se narra que las dos ciudades fueron borradas de la faz de la tierra por el homosexualismo.

“Adicional a que está mal ser como eres, hay una carga simbólica impresionante que te genera una culpa que es inconmensurable. Luego le aumentas el ayuno, le aumentas que estás decepcionando a Dios, y que eres una abominación ante sus ojos, y una serie de factores que lo hacen seriamente deprimente. Es muy común que las personas que están acudiendo a Exodus, en el caso del protestantismo, o en el caso del catolicismo, terminen suicidándose. Hay una tasa muy alta de homosexuales que se suicidan, y esta tasa es similar cuando acuden a estas mal llamadas terapias”.

Osmin confiesa que él mismo pensó muchas veces en quitarse la vida. Se le hacía lo más sencillo, no por seguir teniendo esta angustia. Se llegaba a decir a sí mismo que si moría en ese momento, ya no seguiría desobedeciendo a Dios, como poner punto final, para no seguir desobedeciendo a Dios.

La voz de Osmin cambia, de la molestia cuando recuerda los sentimientos de culpa que infundían en él, a la tristeza, cuando habla de sus pensamientos suicidas. Su cuerpo apenas se mueve mientras conversa. Sus manos acompañan poco sus palabras.

En la teoría, dice, había psicólogos, que eran brasileños, país en el que durante la década los 90 del siglo pasado adquirieron fuerza movimientos pentecostales, que incluían psicólogos que les decían que sus cerebros “habían hecho corto circuito”. “Tenían el título de psicólogos, pero pareciera que ignoraban los fundamentos de la psique.

Pensaban que si había comportamientos humanos posibles de cambiar, como un cleptómano, un piromaniaco, la homosexualidad también se podía cambiar, a voluntad de lo seres humanos”, agrega.

Osmin ríe antes de explicar cómo salió de Exodus. Comenta que un tiempo se declaró curado, incluso tuvo dos noviazgos con mujeres durante la preparatoria, pero “obviamente me engañaba a mi, las engañaba a ellas, y dejé de acudir porque cumplí la mayoría de edad y les dije a mis papás que no iba a seguir participando de eso”. La mayoría de los asistentes a las “terapias” eran menores de edad o jóvenes, sin la madurez emocional para enfrentar este problema, además de no contar con la independencia económica para no seguir en lo que los padres de los jóvenes consideran que es lo correcto.

Sin embargo, el proceso de recuperación tras Exodus fue largo, entre tres y cuatro años, en los que no pudo mantener relaciones con otros varones homosexuales, y solamente estaba dedicado a la escuela y al trabajo.

“Me había cerrado tajantemente a mi sexualidad, y poco a poco fue de aceptarme nuevamente, a aceptar esos deseos que yo tenía, a normalizarlos interiormente, y a luchar también con una homofobia interiorizada, porque no me gustaban en ese momento los hombres que eran sumamente afeminados, y mucho menos las personas las mujeres trans. Me había dicho a mi mismo que la homosexualidad estaba bien, pero que había límites para ser homosexual, como para que la sociedad me aceptara”, subraya.

A la fecha Osmin vive su sexualidad libre, pero con responsabilidad. A pesar de que hay iglesias que aceptan a los integrantes de la diversidad sexual en Querétaro y el país, él se declara ateo, más por lo que ha estudiado en los últimos años, que por su experiencia en Exodus.

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Last modified: 29 junio, 2023
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