Las historias nos permiten imaginar, aumentar la creatividad, aprender y analizar aspectos sociales y éticos de una manera agradable y entendible. ¿Quién cuenta una historia? El narrador es un elemento importante para ensamblar los componentes de la historia. Este basa en su experiencia y uso de herramientas que permiten el uso de su conocimiento, la transmisión de la información.
Pero ¿quién es capaz de contar historias? En la historia natural de la Tierra hay varios narradores como pueden ser los seres vivos (plantas y los animales) que nos cuentan la evolución. Los componentes no vivos tienen la cualidad de contar historias del planeta de manera más clara permitiendo descubrir eventos impresionantes de los cambios en la superficie e interior del planeta. Las rocas, las montañas, los ríos son buenos contadores de historias, en particular, hay un narrador espectacular en la Tierra que es El Suelo.
¿El suelo es capaz de contar historias? La respuesta a este cuestionamiento se relaciona con una de sus funciones en el medio ambiente como resguardo de la historia de la humanidad, ya que es un registro ancestral de eventos de cambio en el clima, del establecimiento de plantas y animales, así como del desarrollo de poblaciones humanas y sus sistemas de producción de alimentos.
El suelo no sólo debe verse y apreciarse como un sustrato donde crecen plantas comestibles y como filtro de agua, sino como un narrador formidable. Estas historias recientes o antiguas están marcadas en el suelo como una serie de tatuajes, como los usados por los pobladores de las Islas Polinesias que narran eventos, sus castas y rituales ancestrales
Los marcadores del suelo son componentes comunes o especiales que se almacenan en eventos singulares como inundaciones esporádicas, donde se forman capas de material fino que son sepultadas por otros eventos que posteriormente siguen la formación del suelo. El registro de polen de plantas ya desaparecidas o que fueron establecidas por el hombre e, incluso, osamentas de hombres y animales prehistóricos en el suelo cuentan una historia evolutiva sorprendente.
Las historias pueden ser contadas por más de un narrador. Los científicos de las ciencias del suelo son buenos narradores debido al conocimiento y herramientas para hacerlo. Las historias se dan a diferentes niveles: de manera regional, con imágenes desde el espacio que permiten ver la organización de la superficie de la Tierra, donde el suelo tiene diferente uso y manejo (urbano, bosques, agricultura, forestal, ganadera, etc); o pueden hacerse historias desde un punto de vista microscópico local, haciendo pequeñas disecciones del suelo y sacando pequeñas láminas que permite identificar polen, semillas o rasgos que no son tan evidentes como secuencias de materiales acumulador por inundaciones. Estos rasgos han permitido entender el desarrollo de civilizaciones como la Olmeca, Teotihuacana y Maya, por decir algunas, donde los sistemas agrícolas han dejado marcas importantes en el suelo, debido a que es una actividad que ha sustentado el poder político, económico y religioso.
Estudios realizados en la zona costera Maya, se han encontrado registros de trampas de rocas para la protección y conservación de la humedad del suelo, asociado a una época de baja variación en el nivel del agua. Los posteriores cambios asociadas a inundaciones periódicas con mayor frecuencia han dejado rasgos característicos de depósitos de materiales finos en el suelo que han podido dar luz a la dinámica de uso del suelo agrícola de manera temporal y su abandono en el periodo Preclásico Maya1, 2.
La historia asociada al suelo no podría ser mejor contada que por uno de los narradores excepcionales, que reconoces su importancia ecosistémica y no sólo para la producción de alimentos: ¡los agricultores!
Los registros del conocimiento ancestral, trasmitido de manera oral, tienen impacto de manera local en manejo del suelo alrededor del territorio nacional, lo que han llevado, incluso, a desarrollar clasificación tradicional del uso terreno. Esto significa considerar armar un mosaico de suelos de diferentes colores, tamaño de partículas minerales, humedad, entre otras características. ¡Y no solo eso! Se han armado rompecabezas con piezas agrupadas por manejo tradicional con mezclas de plantas cultivadas, silvestres y labranza, que pueden mantener la producción de alimentos debido al ciclaje eficiente de nutrientes.
La producción de cítricos en Papantla, Veracruz, es un complejo ensamble de uso y conocimiento tradicional de la población, evaluado de manera científica y técnica. El conocimiento local de las diferentes capas en las que está organizado el suelo (Vega de Río y Barrial) ha permitido implementar estrategias de manejo espacial que ha identificado la clase de suelo con mayor aptitud de producción citrícola3.
Como vemos, el contar historias considerando diferentes narradores, a los protagonistas que tiene el suelo, que se marcan en el paso de su formación en el tiempo y el espacio, nos permite hacer historias muy interesantes con alto valor de aprendizaje y análisis para esclarecer el desarrollo de la humanidad y el uso de los recursos naturales, que puede enfocarse en el desarrollo sostenible mundial, pero esa es otra historia que deberá contarse.
M. EN C. ELIZABETH FUENTES ROMERO
INVESTIGADORA DE LA UNIDAD MULTIDISCIPLINARIA DE DOCENCIA E INVESTIGACIÓN DE LA FACULTAD DE CIENCIAS
UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO, CAMPUS JURIQUILLA
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
1 Cruz-Cardenas, G., Ortiz, S. C. A., Gutiérrez- Castorena M. C. M., Villegas-Monter, A. 2008. Terra latinoamericana26(1), 11-19.
2Hixon, D. R., 2011, Settlement Patterns and Communication Routes of the Western Maya Wetlands: An Archaeological and Remote Sensing Survey, Chunchucmil, Yucatán, Mexico: New Orleans, U.S.A., Tulane University, PhD dissertation, 435.
3Leonard, D., Sedov, S., Solleiro-Rebolledo, E., Fedick A. L., Díaz J. 2019. Ancient Maya use of Hidden Soilscapes in the Yalahau Wetlands, northern Quintana Roo, México. Boletín de la Sociedad Geológica Mexicana, 71(1), 93-119. http://dx.doi.org/10.18268/BSGM2019v71n1a6